Narwhal. Así llaman en Canadá a las compañías unicornio, siendo el único país del mundo donde las empresas valoradas en más de US$ 1.000 millones tienen otro nombre. Allá las conocen como Narval (en español), un cetáceo que habita por los mares del Ártico y el norte del Océano Atlántico y que, justamente, es conocido como el “unicornio del mar”, por un colmillo que puede llegar a medir más de 2 metros.
Actualmente Canadá tiene más de 20 narvales. Y la mayoría de éstos nacieron en Toronto, la ciudad financiera del país y que hoy está siendo reconocida como el próximo hub tecnológico mundial, que seduce a diversas empresas e inversionistas de Silicon Valley. (Pero California les lleva la delantera en clima: durante el invierno las temperaturas pueden llegar a los -30º en la ciudad canadiense).
Hoy por hoy Toronto es considerada la tercera localidad más importante para hacer crecer compañías tecnológicas, después de San Francisco y Nueva York. Le gana, de acuerdo a distintos informes, a Miami, Los Ángeles, Chicago y Austin. El trabajo que han concretado, describen entendidos, ha sido silencioso y ha atraído, principalmente, a compañías de Estados Unidos y Europa.
Según un reciente documento de CBRE, empresa de real estate estadounidense, Toronto fue la cuarta ciudad norteamericana que más talento tecnológico atrajo en 2021, después de San Francisco, Seattle y Washington.
Este fenómeno está siendo respaldado por las principales compañías tecnológicas en el mundo. En febrero Microsoft inauguró cuatro pisos en un rascacielo local, a solo una cuadra de CN Tower, el icónico edificio que mide 553 metros, que fue considerado hasta 2007 como el más alto del mundo y fue destronado por el Burj Khalifa, ubicado en Dubái, que posee 828 metros.
La empresa de Bill Gates no es la única compañía que recientemente se ha instalado en Toronto. En las calles del distrito financiero de la ciudad es fácil encontrarse con las oficinas de Facebook, Intel, AMD, Amazon, Google y LinkedIn. En los mismos edificios que entran banqueros con trajes y corbatas, entran programadores en short y polera (actualmente es verano en la ciudad).
En el último año Twitter ha contratado a más de 100 personas en Toronto, algo similar a lo realizado por eBay, Pinterest y Doordash. También han llegado firmas de inteligencia artificial como Cerebras, Groq y Recursion Pharmaceuticals. Todas están ubicadas en el financial district, compartiendo espacio con bancos de inversión y estudios de abogados.
Y acá, en el nuevo epicentro tecnológico mundial, la semana pasada se realizó una de las conferencias de tecnología más importantes del mundo: Collision. Y esto fue lo que sucedió.
Después de 40 minutos de retraso, el escenario se prendió de colores fucsia. En frente, 5 mil personas gritando y aplaudiendo, esperando a los dos presentadores de la noche, quienes, segundos después, entraron corriendo al main stage de Collision, la conferencia de tecnología, startups, venture capital e innovación que más ha crecido en el mundo y la primera en congregar a 35 mil asistentes desde el comienzo de la pandemia.
Es lunes 20 de junio y el reloj marca las 17:40. Los asistentes, la mayoría veinteañeros, llegaron con un objetivo: dar a conocer su startup y conseguir financiamiento y clientes. “La idea es que de aquí nazcan los negocios del mañana”, diría minutos después Paddy Cosgrave, CEO de la conferencia.
Silicon Valley tachado. Nueva York tachado. Toronto, en cambio, en mayúsculas y colores. El mensaje en la polera de uno de los asistentes a Collision demuestra que, para muchos de los emprendedores del sector tecnológico, el nuevo epicentro de negocios es la ciudad canadiense.
Fue en 2019 cuando -en medio de la restricción de visas para extranjeros durante la gestión de Donald Trump- los organizadores de Collision decidieron cambiar de locación. Previamente habían desarrollado la conferencia en Nueva Orleans, pero necesitaban encontrar el próximo hub de la tecnología regional. Pensaron en Miami, Las Vegas y Austin. Pero apostaron por Toronto. Y dio resultados: este año reunieron a 35.562 asistentes de 130 países y 1.557 startups.
Durante esta edición los temas giraron en torno a la posible recesión financiera en Estados Unidos y sus impactos en el rubro tecnológico. Además, profundizaron en la industria de las criptomonedas, blockchain, Web 3.0 y 5G. “Nuestros gurús ya no son (Bill) Gates o (Jeff) Bezos. Nosotros miramos a Charles Hoskinson -fundador de Cardano-, Nicolás Cary (fundador de la red Blockchain) y Gavin Wood (creador de Polkadot)”, dice Josh (27), fundador de una compañía que desarrolla un software de contabilidad.
De hecho, Roham Gharegozlou, CEO de Dapper Labs (una de las generadoras de NFTs más importantes del mundo), dijo que el fundador de Microsoft “se perdió la ola de los teléfonos celulares y también la de las redes sociales. Con todo el respeto, no me preocupo para nada en personas que no pueden ver el futuro”. Sus declaraciones sacaron aplausos y se viralizaron en internet.
A pesar del evidente cambio epocal, la conferencia se desarrolló en uno de los momentos más complejos para la industria de las criptomonedas. De hecho, cinco días antes del comienzo del evento, ocho empresas “cripto” se bajaron, incluyendo Celsius, la plataforma que a mediados de junio se desplomó y que prohibió retiros de dinero, afectando a más de 1,5 millones de usuarios.
Sobre esto Cosgrave dijo que “les dijimos que había cuestiones importantes y serias y que queríamos plantearlas en el escenario. Lo cierto es que no están dispuestos a responder a las preguntas difíciles. Están huyendo hacia las colinas”.
En el último año las startups de Toronto levantaron más de US$ 5.400 millones en capital de riesgo. Además, en solo esta ciudad, existen 800 mil empresas, 180 lenguajes hablados e inversiones por US$ 11 billones en arte y cultura. Tiene 6,4 millones de habitantes, lo que la convierte en la ciudad que más rápido crece en Norteamérica.
Uno de los principales beneficios de Toronto es su programa de StartupHere, una aceleradora pública que ha atraído a cientos de empresas tecnológicas en los últimos años.
Este fenómeno calza también con la caída en la popularidad de San Francisco. ¿Por qué? De acuerdo a distintos sondeos, los locales acusan un creciente precio de viviendas, el tráfico de automóviles e incluso el cambio climático.
Las universidades locales también juegan un rol fundamental, en especial la de Toronto (ubicada en el centro de la ciudad) y la de Waterloo, a una hora en automóvil o tren. En la década pasada muchos alumnos se iban a EEUU, pero hoy se están quedando en Canadá, gracias a diversos programas de inteligencia artificial, investigación y desarrollo, y aceleradoras internas.
No es un emprendedor, tampoco un conocido inversionista cripto. John Tory (68) es el alcalde de Toronto y atrae más aplausos que muchos conocidos asistentes a Collision 2022. El político independiente (pero cercano al sector conservador), entró corriendo al escenario y saludó a la audiencia. “Bienvenidos a Toronto”, dijo efusivamente.
A pesar de su avanzada edad en comparación con la mayoría de la audiencia, Tory ha logrado conectar con el incipiente sector tecnológico canadiense. En muchos de los anuncios de apertura de oficinas de empresas como Stripe o el unicornio sueco Klarna, Tory sale en fotos con los mismos fundadores para potenciar la marca de la ciudad.
Muchos lo apuntan como el responsable del boom tecnológico que ha tenido la ciudad en los últimos años.
John Tory (68), alcalde de Toronto.
“Hemos pavimentado nuestro camino en la industria de tecnología e innovación. Somos la casa de negocios que está alterando la industria, tanto acá como en el mundo. Pero tenemos que seguir haciendo una diferencia, realizar un crecimiento con propósito. Ustedes pueden ser partners de la historia de éxito de Toronto y será un win-win para todos nosotros. Hay mucho espacio acá, estaremos felices de recibirlos”, dijo el alcalde en la conferencia. “Sí, somos uno de los mercados tech más grandes del mundo. ¿Y por qué? Porque recibimos a todos, a diferencia de otros países somos una ciudad estable, unida en propósito y comprometida en la inclusión. Esta es la cuarta ciudad más grande de Norteamérica y más de la mitad de nuestros residentes nacieron fuera de Canadá. Y eso nos enorgullece”.
Este último fenómeno se ha dado, principalmente por la política puertas abiertas del país. Hace nueve años implementaron el Start-Up Visa Program, que permite a distintos emprendedores llegar a vivir a Canadá. Los requisitos, dentro de otras cosas, son tener una firma innovadora, que pueda competir en términos globales y que entregue trabajos a locales.
Ante esto, el ministro de Inmigración, Refugiados y Ciudadanía de Canadá, Sean Fraser, dijo que “si tienes una idea que va a aportar a nuestro PIB queremos asegurarnos de que tengas una casa. No queremos que compres una visa cuando ya seas grande, sino que todo lo contrario. Queremos traer a muchos negocios que se conviertan en unicornios (o narvales) canadienses”.
Dos empresas chilenas en Collision
Este año acudieron dos empresas chilenas a Collision: Bluetek -dedicada a la purificación del aire- y Clean Light, firma nacional enfocada en el negocio de paneles solares.
“Jordan Butler, el fundador de CleanLight, nos invitó una semana antes porque tenía unas entradas que le sobraban”, recuerda Rubén Klein, cofundador de Bluetek. “Tuvimos que buscar rápido pasajes y estadía”, señala.
Sobre su experiencia en Toronto, Klein afirma que lograron reunirse con potenciales clientes y proveedores. “En Chile los VC locales están muy sensibles y temerosos a lo que está pasando a nivel internacional, pero los canadienses tienen una cantidad de lucas gigantesca y no tienen problemas en ponerla a disposición de startups. Allá se están tirando a la piscina con todo”, indica.
“El mismo estado de Toronto tiene fondos y VC auspiciados por el gobierno. Muchos nos dijeron vénganse para acá, hay posibilidades de levantar capital”, agrega Klein.
Bluetek actualmente está cerrando su ronda seed, por lo que también aprovecharon de reunirse con inversionistas. “Ya habíamos tenido reuniones con oficinas de capital de riesgo canadienses y habíamos tenido buenos resultados, pero queríamos estar in-situ y reunirnos con ellos desde acá”.