LA HABANA – Cuando el gobierno estadounidense del presidente Donald Trump (201-2021) recrudeció el embargo contra Cuba, Daniel Burgos no pudo llegar a su escuela en más de una ocasión, porque el autobús en que solía trasladarse nunca pasaba por su parada.
“Eso fue en 2019. Las navieras se negaban a traer combustible y no había transporte. Fue una nefasta experiencia”, dice a IPS este joven de 19 años, estudiante de periodismo, que a los 12 o 13 años tuvo conciencia por visitantes extranjeros que llegaban a su casa, o por internet, de que su país era “distinto” y tenía muchas carencias que en otras naciones no se notaban.
“Yo camino mucho o ando en bicicleta”, cuenta Fabio Rodríguez, de 20 años, quien también estudia periodismo en la Universidad de La Habana. “Pero soy músico y el bloqueo me afecta de manera cotidiana, carecemos de todo lo necesario para el mantenimiento de nuestros instrumentos”, agrega.
Rodríguez es director de Lugus, una banda de metal extremo, que recientemente estrenó en redes el sencillo City of Masks. “También tenemos un disco grabado, pero no podemos acceder a disqueras o plataformas de Estados Unidos para distribuirlo”, remata en conversación con IPS.
Un poco de historia
A 60 años de la proclama presidencial de John Kennedy del 3 de febrero de 1962, que decretó el embargo total del comercio entre Estados Unidos y Cuba, son varias las generaciones nacidas bajo el bloqueo, como se le llama localmente, que otro gobernante, Barack Obama (2009-2017), reconoció como fracasado.
Más de 70 % de los 11,2 millones de habitantes de este país insular caribeño han nacido bajo el régimen de sanciones impuesto por Washington. Este embargo se considera el más antiguo de la historia y ha sido sostenido por 14 presidentes estadounidenses desde Dwight Eisenhower (1953-1961) hasta el actual Joe Biden.
Mientras, este país que estableció un régimen de gobierno socialista tras la Revolución de 1959, con una economía centralizada que se ha flexibilizado en algunos sectores en los últimos años, ha tenido como gobernantes solo al fallecido Fidel Castro (1959-2006), su hermano Raúl Castro (2006-2018) y el actual presidente Miguel Diaz-Canel.
“Si algún día cesara el embargo, no solo mejoraría muchísimo la situación económica, social y cultural del país, sino que no habría excusa para funcionar mal. El Estado tendría la responsabilidad de trabajar bien, con precisión”: Daniel Burgos.
El entramado legal que sostiene el cerco de sanciones incluye la llamada Ley Torricelli (1992) que codificó por primera vez las prohibiciones, haciéndolo extraterritorial, lo cual permitió fijar sanciones a terceras naciones donde radicasen subsidiarias de empresas estadounidenses y a los barcos que comerciaran con Cuba.
En 1996, la Ley para la Libertad y la Solidaridad Democrática Cubanas, más conocida como Ley Helms-Burton, recrudeció, internacionalizó y fortaleció el embargo al agrupar en un solo cuerpo legislativo un conglomerado de normas jurídicas. Además, así codificada, solo podría ser eliminada por una decisión de ambas Cámaras del legislativo Congreso.
Firmada por Bill Clinton (1993-2001), esta legislación tipifica limitaciones al comercio, a la realización de transacciones, a los viajes hacia y desde la isla, así como restricciones de la compraventa de propiedades en las que Cuba o nacionales cubanos tengan interés, entre otras muchas disposiciones.
Al anunciar el 17 de diciembre de 2014 el inicio de conversaciones para el restablecimiento de relaciones diplomáticas con Cuba, Obama señaló: “es claro que el aislamiento de Estados Unidos de Cuba ha fracasado en lograr nuestro objetivo de promover el surgimiento de una Cuba democrática, próspera y estable”.
Aunque en materia de motivaciones, en su memorándum del 6 de abril de 1960, dirigido al entonces presidente Dwight Eisenhower, el subsecretario de Estado para Asuntos Interamericanos, Lester Mallory, aconsejó negar “dinero y suministros a Cuba, para disminuir los salarios monetarios y reales, para provocar el hambre, la desesperación y el derrocamiento del gobierno”.
Un sueño que duró poco
En su visita a Cuba, en marzo de 2016, Obama se refirió nuevamente al tema y reconoció que el embargo “solo hace daño al pueblo cubano en lugar de ayudarlo”. Ese mismo año, en la Resolución anual en Naciones Unidas contra el embargo, Estados Unidos optó por una sorprendente abstención en lugar de votar en contra.
Burgos tenía 13 años, cuando La Habana recibió, entre asombrada y expectante, al mandatario visitante. “Nunca antes había sentido un ambiente tan esperanzador con respecto al desarrollo de las relaciones bilaterales”, recuerda.
Tras confesarse optimista, Rodríguez añade: “me gusta pensar que todo irá bien y cuando vino Obama sentí que íbamos a mejorar, que incluso con tiempo y calma el bloqueo cesaría. Me dio un soplo de esperanza”.
Puestos a pensar en una Cuba sin embargo ambos jóvenes coinciden en que sería más equitativa, porque actualmente hay “mucha desigualdad” en la sociedad cubana. “También sería una sociedad más relajada y comprometida a nivel político”, considera Rodríguez.
Para Burgos, “si algún día cesara el embargo, no solo mejoraría muchísimo la situación económica, social y cultural del país, sino que no habría excusa para funcionar mal. El Estado tendría la responsabilidad de trabajar bien, con precisión”.
“El bloqueo es un obstáculo permanente, aunque yo creo que no es culpable de todas nuestras dificultades…, hace falta analizar, desmontar y explicar lo concerniente a sus consecuencias, desde una perspectiva dinámica y menos oficialista para mejorar el mensaje sobre el tema”, conjetura Burgos.
Desde 1992, Cuba presenta anualmente ante la Asamblea General de Naciones Unidos su informe titulado Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba y recibe el respaldo mayoritario de la comunidad internacional.
Impacto en juventud y sector privado
El régimen de sanciones fortalecido con más de 200 medidas aplicadas por el gobierno de Trump, impactó con fuerza sobre toda la sociedad. Muchos jóvenes y el emergente sector privado de la economía sintieron tronchados sus sueños de una vida mejor, abiertos con la reanudación de lazos bilaterales.
“Son muchos los jóvenes expuestos a la compleja situación actual y la poca esperanza de poder llevar a cabo sus planes de vida los lleva a optar por la emigración. También hay que analizar que a través de Internet ellos están más relacionados con el mundo exterior”, comenta a IPS el economista e investigador Omar Everleny Pérez Villanueva.
La Encuesta Nacional de Migraciones publicada en enero de 2019, mostró que 75 % de los cubanos que residen temporalmente en el exterior y 88 % de quienes lo hacen de manera permanente, tienen entre 15 y 49 años. En años posteriores, muchas personas que optaron por vías ilegales han sido devueltas a Cuba.
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Adverso contexto económico moldea emigración desde Cuba
Informes dados a conocer el 24 de junio por autoridades del Departamento de Inmigración y Extranjería, sitúan en 3499 las personas regresadas a Cuba en 2022 en cumplimiento de acuerdos migratorios. Del total, 1318 personas han sido devueltas desde México y las restantes desde Bahamas, Gran Caimán y mediante el Servicio de Guardacostas de Estados Unidos.
En tanto, un sondeo realizado en 2019 entre 126 emprendedores cubanos vinculados a 27 actividades económicas, arrojó que 80 % de las personas entrevistadas tenía perjuicios por el cambio de política ordenado por Trump, que entre otras medidas significó la prohibición de tocar puertos cubanos a cruceros provenientes de Estados Unidos.
Entre los inconvenientes citados figuran además las restricciones de viajes que redujeron significativamente la demanda de bienes y servicios, la cancelación de cuentas bancarias que limitan las transacciones financieras y las restricciones en el acceso desde Cuba a servicios de plataformas de pago y comercio electrónico como PayPal y Airbnb.
Biden y sus indecisiones
El presidente Biden, quien sucedió a Trump en el cargo en enero de 2021, prometió desde su campaña electoral revertir las sanciones aplicadas a Cuba por su antecesor, aunque solo en mayo de este año comenzó a aplicar tímidos pasos en ese sentido, como el anuncio de eliminar el límite de 1000 dólares por trimestre para el envío de remesas.
Alrededor de 90 % del monto de las remesas provienen de Estados Unidos donde se asienta la mayor comunidad de personas de origen cubano fuera de la isla, que asciende a 1 360 000 residentes, según la Oficina del Censo en 2019.
“Quien no reciba remesas desde el exterior lo está pasando muy mal. Una caja de 15 kilos de carne de pollo cuesta 6000 pesos (equivalente a unos 52 dólares en el mercado informal) Inalcanzable para ingresos medios de 3800 pesos (33 dólares) un salario mínimo de 100 (poco más de 18 dólares). Eso tiene que ver con problemas de desorientación de la economía y no de haber aplicado bien el proceso de unificación de la moneda, entre otras causas”, asegura Pérez Villanueva.
ED: EG