Miriam Leirós propuso a sus alumnos de primaria un ejercicio muy sencillo: cada vez que llevaran frutas, frutos secos o verduras como merienda para el recreo, las peladuras no irían a parar al suelo. Ni siquiera a las papeleras. La piel de los plátanos, las cáscaras de las nueces o los restos de zanahoria podían convertirse en abono natural con el que fertilizar la tierra del patio para crear un huerto en el que sembrar vegetales. Los mismos con los que después, cerrando el círculo, podrían preparar meriendas sanas y sostenibles para el recreo.
“Un proyecto como ese es transversal a muchas asignaturas y no solo a ciencias de la naturaleza”, plantea Leirós. “Aprendes de química mientras controlas la acidez del compost, de matemáticas cuando calculas la cantidad de agua que debes utilizar para regar o defines la ubicación o la distribución de los bancales del huerto; si la clase elabora un diario de los trabajos que se van realizando trabajas la competencia lingüística…”, detalla.
Leirós utiliza este ejemplo para ilustrar cómo la educación medioambiental, además de necesaria para preservar el planeta, puede ser una percha de la que ir colgando el aprendizaje de diversas asignaturas y un excelente banco de pruebas para las nuevas maneras de enseñar.
Lo rescata de su experiencia como docente en un pequeño pueblo de Pontevedra, pero lo defiende también como presidenta en España de Teachers for Future, una asociación internacional de profesores comprometidos con la formación escolar en temas de sostenibilidad, consumo responsable, transición ecológica…“Es fundamental cambiar la mentalidad de los niños en relación con los temas que nos han llevado al cambio climático”, argumenta.
Por eso, este colectivo mantuvo un papel muy activo durante la tramitación de la nueva ley educativa, que potenciará la formación en materia de sostenibilidad a partir del curso que viene. El objetivo es conseguir “que el alumnado conozca qué consecuencias tienen nuestras acciones diarias en el planeta y generar, por consiguiente, empatía hacia su entorno natural y social”.
Y lo cierto es que el cambio, si se quiere hacer bien, supondrá una pequeña revolución en el sistema educativo: requerirá garantizar formación específica en el profesorado, conseguir que las cuestiones medioambientales conecten buena parte de las asignaturas, reconocer un marco de competencias profesionales en sostenibilidad alineadas con las Green Comp que ya ha definido la UE, aprovechar la oportunidad para promover un cambio en las metodologías docentes…
“Seguimos pegados a los pupitres, no salimos a la naturaleza”, asegura Leirós sobre ese último punto. “No se puede tener apego por el medio cuando no se conoce, pero resulta que los niños reaccionan ante la naturaleza como si estuvieran en un parque temático”, añade.
EXPERIENCIAS PIONERAS
Queda mucho trabajo por hacer, pero también hay mucho camino recorrido ya gracias a las experiencias y las iniciativas promovidas por profesores particulares y colectivos como Teachers for Future. También gracias a instituciones públicas y privadas pioneras como la Fundación Biodiversidad y la Fundación Repsol.
La primera trabajó junto al Ministerio de Educación y Formación Profesional, el de Transición Ecológica y el Reto Demográfico y la propia Teachers for Future en la campaña Biodiversidad y Zoonosis. Presentada en la primavera de 2021, esta consistía en una serie de siete vídeos en los que se pretendía concienciar a los alumnos de primaria sobre la importancia de proteger la biodiversidad y adoptar hábitos de vida sostenibles.
Por su parte, la Fundación Repsol impulsa desde hace ya varios años la plataforma educativa digital Zinkers, una iniciativa que pretende introducir a los alumnos de primaria y secundaria en el mundo de la energía y hacerles entender por qué es necesaria la transición energética, el consumo responsable o la economía circular, entre otras cuestiones relacionadas con la sostenibilidad.
Entre ambos niveles de enseñanza, el programa cuenta ya con 3.000 docentes que lo utilizan en sus clases, más de 50.000 accesos a la plataforma y 2.000 centros registrados en la web de la Fundación Repsol Zinkers, donde podrán beneficiarse de múltiples vídeos, infografías, juegos, retos… elaborados tanto en español como en inglés.
“Zinkers permite a los profesores tener unos materiales de calidad y rigurosos que pueden usar para dar una materia y unos contenidos que son curriculares… Es decir, es algo que tienen que hacer sí o sí, no como un esfuerzo extra”, apunta Juan Núñez, socio-director en OTBInnova, maestro, especialista en innovación educativa y asesor pedagógico en Fundación Repsol.
APRENDIZAJE POR PROYECTOS
Junto a Chema Lázaro y Javier Espinosa, ambos Premio Nacional de Educación, Juan Núñez es el responsable de la metodología didáctica de Zinkers, que gira en torno al aprendizaje basado en proyectos, el flipped classroom, la gamificación, el blended learning…
“Está lleno de dinámicas, de tareas, de actividades que tienen que ver con aprendizaje cooperativo, con trabajo por proyectos, con rutinas de pensamiento, que son metodologías para el trabajo multidisciplinar muy en boga ahora y de las que se habla mucho en la Lomloe [la nueva ley educativa]”, describe Juan Núñez.
Así, en el caso de Zinkers Primaria son dos niños virtuales, Jaime y Laura, los que ayudan a los alumnos descubrir de dónde viene la energía, cómo nos afecta la calidad del aire que respiramos en las ciudades o por qué es importante reciclar los productos que ya no utilizamos. Todo ello a base de saltos en el tiempo, vídeos didácticos o tests de conocimientos.
En cambio, en Zinkers Secundaria es Álex, una joven universitaria virtual, la que introduce a los estudiantes en una narrativa inmersiva que primero los forma y luego los anima a superar una serie de retos. Por ejemplo, desarrollar en un simulador, y a partir de datos reales de diversas regiones o países, un mix energético sostenible que permita reducir las emisiones de CO2 o sintetizar después en un manifiesto qué decisiones adoptarían como Zinkers del futuro.
“La experiencia de Zinkers ha sido estupenda”, confiesa Vidal Díaz, director del centro educativo La Ribera de Cascante (Navarra), uno de los que se han beneficiado de la iniciativa. Convencido de que es un acierto potenciar en el currículo formativo los temas medioambientales, Díaz defiende que “hay una necesidad urgente de concienciar y de intentar que la escuela vaya en paralelo con la sociedad en estos temas”, sostiene.
Vidal ha sido uno de los galardonados en la primera edición de los Premios Zinkers, en los que han participado centros educativos de toda España demostrando lo que han aprendido sus estudiantes gracias a los contenidos de la plataforma.
El próximo mes de septiembre, la sostenibilidad aterrizará en las aulas y los profesores asumirán el desafío de que los más jóvenes se conviertan en protagonistas de la transición ecológica… y la construcción del futuro.
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