La Fundació La Caixa ha inaugurado esta semana en València un nuevo CaixaForum, el noveno que abre en España y también el más singular. Se trata de un espectacular centro cultural y social diseñado por el arquitecto Enric Ruiz-Geli en el interior del Ágora de Santiago Calatrava, que se encontraba vacío de contenido, y en el que la entidad ha invertido de 19 millones de euros. Es el último hasta el momento, pero vendrán otros más. Elisa Durán, directora general adjunta de la Fundació, reflexiona sobre un modelo en red con vocación pública. “Siempre hemos creído que cultura e integración social van de la mano”.
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¿El CaixaForum València es un punto final o un punto y seguido en la expansión de la fórmula?
Es un punto y seguido, claramente, porque forma parte de nuestra estrategia. Podríamos haber invertido en un gran museo centralizado y desde el primer momento se optó por una estrategia de llevar la cultura y la divulgación científica allí donde está la ciudadanía y, por lo tanto, diseminar los CaixaForum por diferentes ciudades con la misma calidad y con el mismo rigor. Y con una programación muy homogénea.
¿Cuál será el siguiente?
No está decidido. De hecho, el CaixaForum de València ha tardado mucho y quizá podría haber llegado antes. Y hasta que no ha habido esa oportunidad, en ese lugar y de esta manera, no se ha llevado a cabo. Lo que priorizamos es buscar edificios singulares que contribuyan a conservar o a crear patrimonio y que nos permitan desarrollar nuestra actividad. Así que sí, habrá más, pero no hay nada decidido.
¿Hay ciudades interesadas?
Siempre, continuamente. Y por supuesto, eso es una buena noticia. Que todo el mundo quiera tener un CaixaForum dice mucho del modelo, ¿no? Queremos estar en los lugares adecuados. Es decir, el modelo es homogéneo, pero cada centro uno es único y eso lo demuestra el propio CaixaForum de Valencia. Es muy singular y esperamos que el próximo también lo sea.
¿Para cuándo el CaixaForum digital?
Lo tendremos en otoño. Va a ser una plataforma tecnológica muy especial con contenidos digitales nativos en el ámbito de la cultura y de la divulgación científica, y que requieren de una herramienta muy robusta. Estamos muy contentos, sobre todo por la complicidad de los museos con los que tenemos acuerdos [Bristish Museum, Louvre, Prado…], que también quieren poner sus contenidos también en esa plataforma. Será una plataforma a la carta donde tú decidirás qué es lo que quieres consumir entre más de 2.000 contenidos. Todo, desde exposiciones a documentales, va a ser creado exclusivamente para el digital. Yo creo que va a ser la plataforma más completa que existe en este ámbito.
“No podemos tener unos espacios singulares y unas magníficas colecciones y que luego el público no venga”
El otro día el alcalde de València, Joan Ribó, dijo que esperaba que esperaba que el CaixaForum sirviera para fomentar el turismo de calidad, aunque sus centros se nutren mayoritariamente de visitantes locales…
La verdadera razón de ser es el público local, porque al final nosotros lo que pretendemos es esa transformación y esa mejora de la vida de las personas a través de la cultura. Si viene el público turista, pues mejor, querrá decir que está muy prestigiado. Pero el objetivo es llegar a aquellas personas para las que todavía es una barrera el ir a una institución cultural. Por ello nuestro relato es siempre muy pedagógico, sin olvidar tampoco al público especialista. Al final, hay que conseguir atraer al público. No podemos tener unos espacios singulares y unas magníficas colecciones y que luego el público no venga. Por lo tanto hay una opción comercial, valga la expresión, para atraer público y para que el público vuelva. ¿Cómo juega el turismo aquí? Bueno, tampoco es que obviemos el turismo. València es un lugar muy turístico y por lo tanto va a haber mucho turismo, pero nunca en detrimento del público local. Al final la dicotomía de un público u otro no existe.
En todo caso, esa no dependencia del turismo les da ventaja respecto a otros museos, como vino a demostrar la pandemia.
Sí, eso fue una agradable sorpresa. A nosotros siempre se nos ha recriminado que no estuviéramos por el turismo y hemos tenido que defender continuamente nuestro modelo. Llega la pandemia y ese modelo se revela como el más oportuno y todo el mundo lo ve ahora clarísimo. Estamos en cifras ya casi superiores a las del 2019. Hay unas ganas de salir increíbles, aunque es verdad que teatros y auditorios de toda Europa están en cifras preocupantes. Pero en CosmoCaixa, por ejemplo, estamos registrando cifras de entre 4.000 y 5.000 personas cada sábado y cada domingo.
“Hemos de salir del tema sector e ir al tema vector. Al final la cultura ha de ser un vector que catalice muchas cosas”
¿Qué opina de ese eterno debate entre la función de la cultura como una vía para atraer un turismo más sostenible y de la cultura como elemento transformador?
Yo creo que no es ni una cosa ni otra. Hemos de salir del tema sector e ir al tema vector. Al final la cultura ha de ser un vector que realmente catalice muchas cosas. El binomio cultura-educación lo hemos tenido siempre todos mucho más presente. Ahora ya empezamos a incorporar lo digital y a hablar de ciencia y arte, y vamos al paso definitivo que es hablar de cultura y sostenibilidad. Y la cultura tendría que aglutinar todo esto. Y por lo tanto el debate sobre el turismo, que al final solo alude al tipo de público, tendría que dejarse ya. Yo creo que habría que elevarse, hablar de cómo la cultura puede contribuir a través de la sostenibilidad a la reconceptualización de las ciudades y un concepto mucho más elevado que no ese tan simplista de turismo de calidad o turismo de no calidad.
En el actual contexto de crisis existe el riesgo de que el presupuesto que la Fundación La Caixa dedica a Cultura pueda verse reducido en favor a acción social?
Alrededor de un 20% por ciento del presupuesto total, es decir, unos 100 millones de euros, se destina a cultura. Y nunca ha disminuido, pese a todas las crisis que ha habido, ni siquiera en el 2008. Es cierto que sobre todo a partir de ese momento, con la crisis financiera y social que se produjo, todo el aumento presupuestario se destinó a programas sociales, pero nunca se disminuyó el que ya existía para cultura. Por lo tanto, esos 100 millones son estables desde hace muchos años. El crecimiento viene más por esa eficiencia de recursos. Nunca se ha reducido el presupuesto.
“Nunca hemos reducido el presupuesto en cultura, ni siquiera durante la crisis del 2008”
¿Está superado ya el debate entre cultural y acción social?
Esa es la percepción que hubo siempre desde fuera pero que en esta casa no ha existido nunca. Y de hecho, insisto, no se ha disminuido el presupuesto para cultura. Nosotros siempre hemos creído cultura e integración social van de la mano. Nosotros estamos realizando conciertos escolares en más de 100 ciudades. Hemos llegado a tener más de 500 en toda España. Eso es actividad social.
Ese discurso encaja mucho con los preceptos de la Nueva Bauhaus Europea propuesta por Ursula von der Leyen. ¿Le ve futuro?
Como concepto sí. Otra son los recursos que se destinen. Un ejemplo es el CaixaForum València, donde el concepto de sostenibilidad ha estado presente desde el primer momento. De hecho tiene premios ya concedidos por toda esa construcción sostenible. Por eso pasamos algo de calor también… La experiencia inmersita Symphony nos ayuda a través de la tecnología a llegar a todo tipo de público, muchos de los cuales no habían escuchado antes un concierto de música clásica. La cultura ha de catalizar la digitalización, la sostenibilidad, la educación, la integración social, la ciencia…
“Barcelona es un referente en investigación, en ciencia, en lo digital. No debería desaprovecharlo”
¿Cree que es una opción de futuro interesante para Barcelona, donde ahora confluye una emergente escena que combina arte, ciencia, tecnología, sostenibilidad…?
Totalmente. Creo que estamos en una posición fantástica, porque en todos esos ámbitos somos referentes europeos. En ciencia, en investigación, en lo digital… El Sónar ya se ha integrado en todos los centros. Barcelona no debería desaprovecharlo. Ese es realmente el referente. Cuando hablábamos hace diez años de la montaña de Montjuïc teníamos como referente, por ejemplo, la isla de los museos de Berlín. Pero eso fue hace diez años. En este momento nuestro referente no puede ser una montaña de los museos, sino esa canalización de la cultura para sumarle la digitalización, la sostenibilidad, la educación, la ciencia. Ese es el modelo. Porque, si no, nos estamos anclando en un modelo que ya es pasado, que está obsoleto. La ampliación del MNAC es muy importante, yo estoy en el patronato. Pero no es lo único necesario. Hemos de evolucionar y Barcelona tiene que ser ese hub, tenemos todos los ingredientes, pero hemos de ser capaces de irradiarlo, de visualizarlo y de creérnoslo. Y de colaborar entre nosotros.
“El modelo de la montaña de los museos en Montjuïc es ya pasado y está obsoleto”
En algún momento se anunció una alianza con una institución norteamericana de divulgación científica. ¿Se ha concretado ya?
Sí, con el Museo de Historia Natural de Nueva York. De hecho, lo teníamos que haber firmado ya antes de la pandemia. Será la primera alianza estratégica que tendremos en el ámbito de la divulgación científica, y eso es algo que hemos perseguido desde hace mucho tiempo.
¿La colección sigue creciendo? ¿Se continúan adquiriendo obras?
Sí, sí, totalmente. En los 35 años que debe tener la colección no ha habido ni un solo año en que se haya dejado de comprar, ni en los años de crisis. Siempre se ha tenido presente que una colección de arte contemporáneo en esta casa es una colección viva y hay que seguir comprando. Estamos muy pendientes de que la adquisición de obra contribuya a mejorar la colección y la exponemos permanentemente. Es una colección pública. No todas las colecciones de arte contemporáneo son públicas, hay muchas que no lo son. Sin olvidar la divulgación científica. Tenemos un mamut reconstruido que recorrerá todos nuestros centros antes de llegar a CosmoCaixa Barcelona. Estamos buscándole un lugar. Ya no dentro del museo, sino quizás en esa conexión con el nuevo centro de investigación que se construirá junto al museo.
¿Seguirá apostando por el modelo CaixaForum como una red?
Al final nosotros siempre planteamos una suma de factores: edificios singulares que contribuyan a conservar o a crear patrimonio. Y unas colecciones de primerísimo nivel. El mismo British Museum se planteaba abrir una sucursal en España, como hizo el Pompidou en Málaga. Pero cuando vieron que gracias a nuestra alianza podían estar presentes en ocho o nueve centros de toda España, renunciaron a la idea. Esta red es otra manera de trabajar. Nuestro relato siempre tiene que ser pedagógico, para convencer a la que persona mayor que piensa que no va a entender el arte contemporáneo, a los escolares y al público más especializado. Yo creo que ahí reside el éxito del modelo.