La nueva directiva de la Federación Española de Rugby ha corregido, siguiendo las indicaciones solicitadas al Consejo Superior de Deportes, una discriminación histórica hacia las jugadoras internacionales
No ha pasado tanto tiempo desde que una antigua capitana de la selección española de rugby hiciera públicas las desigualdades, no solo económicas, con respecto a los hombres. Hace solo 15 años estaba asumido que, por ejemplo, cuando acudían a una concentración las dietas de las chicas, de haberlas, fueran casi la mitad que las de los chicos; y eso que en ambos casos una buena parte de los jugadores tenía que dejar su trabajo y pedir esos días de vacaciones. Las diferencias de trato llegaban a tal punto que ellas iban a dormir a un albergue y ellos lo hacían en un hotel.
A principios de 2018 la Australia Rugby Union estableció por primera vez en su convenio con los jugadores representados por Rugby Union Player´s Association la obligatoriedad de equiparar las dietas de los equipos de seven masculinos y femeninos. Esto a nivel federativo, porque con los clubes se atisba aún lejano el día en que las dietas o los salarios puedan equipararse.
Resulta recurrente acudir a la revista Forbes para darse de bruces con la realidad, pero no queda más remedio. Las tenistas Naomi Osaka y Serena Williams son las dos únicas mujeres en activo que aparecen en el top 50 de deportistas que más dinero ingresan al año en sus cuentas corrientes en concepto de premios, salarios o esponsorizaciones. Lionel Messi figura en primer lugar con 130 millones de euros, y eso que el cálculo es previo a su participación en el Mundial de Qatar. Le siguen Lebron James (116), Cristiano Ronaldo (110) y Neymar (91). El décimo en la lista es el baloncestista griego Giannis Antetokounmpo (77,5).
Que nadie busque a un jugador de rugby entre los mejor pagados, sería una pérdida de tiempo. Todo ha sido bastante más cutre en este deporte, sobre todo en lo que a las mujeres se refiere. Aroa González, que acaba de ser nombrada seleccionadora sub-20 del equipo femenino, ha estado 20 años con Las Leonas, 15 de ellos como capitana, hasta 2017. Es, por tanto, una persona con la experiencia suficiente como para opinar sobre las históricas desigualdades entre hombres y mujeres dentro del rugby nacional.
Aún recuerda una concentración, celebrada allá por 2004 en un monasterio de Tarazona (Zaragoza), donde las chicas dormían en habitaciones de un solo camastro, sin baño ni televisión, “y con los anoraks puestos porque apenas encendían la calefacción”. A veces percibían dietas bastante inferiores a las de los chicos, y en otras ocasiones no cobraban nada por aquellas concentraciones impropias para jugadoras de élite. “Les dijimos a los de la Federación que así no podíamos seguir, y como nos dieron la callada por respuesta, nos fuimos”.
Grandes diferencias
Fue su primera experiencia desagradable. También se las tuvo tiesas años más tarde con los ex presidentes de la Federación Española de Rugby (FER) Javier González Cancho y Alfonso Feijoo. Sus reivindicaciones no se ceñían solo al aspecto pecuniario. También había detalles feos hacia las jugadoras que vivían fuera de Madrid. Si caían lesionadas se las tenían que apañar con su seguro privado o rascándose el bolsillo porque la Federación se lavaba las manos.
Aroa González relata multitud de historias más propias de la época en que las mujeres luchaban por ejercer su derecho al voto hace cien años que del siglo XXI. Y es que en otra ocasión llegaron incluso a acudir al Consejo Superior de Deportes (CDS) para plantarse porque a ellas, “bajo cualquier pretexto”, se le denegaba la posibilidad de cobrar primas por objetivos como a los chicos. El desprecio hacia el rugby femenino era tan evidente, que al Mundial de París de 2014, bajo la presidencia de González Cancho, “viajamos de pobres con equipaciones que nos quedaban enormes y camisetas para hacer los calentamientos viejas y de algodón”. Por su puesto, sin cobrar dietas ni primas.
Una de las cuestiones que sacó a relucir el nuevo presidente de la FER, Juan Carlos Martín, Hansen, al hacer balance de sus cien primeros días de mandato fue su decisión de equiparar “desde el primer día” las dietas entre hombres y mujeres. Apenas una semana después de salir elegido se encontró con que el XV femenino iba a realizar una gira por Sudáfrica. Las chicas se habían quedado ese verano sin apenas vacaciones. Una concentración en Lugo a mediados de julio, seguida de otra en Jaca (Huesca) con una semana de por medio de descanso, era su forma de preparar los partidos que les iban a enfrentar a las Springboks Women los días 13 y 19 de agosto en Johannesburgo y Potchefstroom, respectivamente.
Al margen de médicos, fisios y preparadores físicos, el seleccionador Juan González Marruecos, que se estrenaba en el cargo, se llevó 28 jugadoras a la gira. “Cuando llegas a los sitios, antes de tomar decisiones, tienes que ver si tienes capacidad para hacer las cosas”, reflexiona Martín. El nuevo presidente era consciente de que cuando accedió al cargo se iba a encontrar con un déficit, y antes de tomar cualquier decisión, quiso comprobar de primera mano cómo se había generado ese desfase presupuestario y el modo de cubrirlo. “Lo que más nos llamó la atención es comprobar que las chicas estaban cobrando menos que los chicos”. ¿Cuánto menos? Elude dar una cifra. “Sencillamente lo que dijimos es, vamos a igualar el tema de las dietas porque no tiene sentido que exista esa diferenciación entre jugadores y jugadoras de alto rendimiento”.
Recomendaciones del CSD
Ante una situación tan “excepcional”, la Federación se limitó a seguir las recomendaciones del Consejo Superior de Deportes (CSD) que en otros deportes, como por ejemplo el atletismo, establece dietas idénticas para hombres o mujeres. “Otra cosa son sus sueldos particulares o el dinero que perciban por su imagen de marca porque una deportista profesional que juegue en una liga profesional, como es lógico, tendrá otras condiciones, pero la base del acuerdo pasa por tener dietas iguales”, explica Hansen.
Esta equiparación se produce cuando se registra un repunte de fichas en lo que a mujeres se refiere justo después del “lógico” descenso a raíz del Covid. En cualquier caso, la ratio actual es de siete u ocho fichas masculinas por cada diez, “justo todo lo contrario de lo que ocurre en otros deportes como el voleibol”. Esa tendencia, según el presidente de la FER, es algo que se debe cambiar a medio y largo plazo. “El rugby es un gigante dormido y España es uno de los países del mundo con mayor potencial de crecimiento, puesto que es un lugar idóneo para que las mujeres hagan deporte y tengan todo el apoyo del mundo”.
La apuesta de la nueva FER por el rugby femenino es inequívoca. De hecho, participa de forma activa en la inminente creación de una nueva competición avalada por los máximos organismos del rugby internacional que servirá para que Las Leonas tengan un escenario competitivo de primer nivel. También tiene programado disputar en breve dos partidos contra una selección que compite en el VI Naciones como Italia a celebrar el primero de ellos en Sant Boi el 11 de febrero y el segundo en Sitges. “Si queremos estar en el próximo Mundial hay que subir el nivel de la selección y eso solo se consigue compitiendo con las mejores”, espeta Hansen. Y es que, en su opinión, España ya parte de una situación “muy complicada” respecto a otros países como Inglaterra o Nueva Zelanda “que están apretando el acelerador y tienen una base superior a la nuestra”.
Elena Vallejo, la actual vicepresidenta de la FER, es la voz autorizada a nivel directivo para hablar del rugby femenino “aunque para mí no debe existir esa distinción entre el deporte de chicas y chicos”. En su opinión, el tema “debe tratarse de la misma manera”. Es más, enfatiza que sería conveniente “globalizar” el término deporte y deportista “al margen del sexo de las personas”. Esa es, precisamente, una de las cuestiones que ya se han abordado con World Rugby en una de sus reuniones que se celebran mensualmente “y que nos están ayudando a enfocar el rugby femenino”.
Selección sub-20
En lo deportivo, ha conseguido crear una selección española femenina sub-20. Cuesta creer, pero hasta ahora solo existía en categoría masculina. Ha incorporado como seleccionadora a Aroa González, “que es un lujazo”. En lo económico, también subraya la importancia de la equiparación de dietas “que es algo que las chicas venían reclamando desde hace tiempo”. Ninguna alcanzaba a entender por qué si hacían el mismo trabajo que un hombre percibían menos dinero, con el añadido de que muchas veces han ido sin cobrar. “Tenían pagado los desplazamientos y la manutención, como es lógico, sin más incentivos cuando muchas niñas tenían que dejar durante cuatro o cinco días a su familia, trabajo y amigos”. Conseguir sus reivindicaciones no era “simplemente” una obligación, según Vallejo, “sino una cuestión de justicia social para cualquier disciplina deportiva ya sea rugby, fútbol o cualquier otra”.
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Este tipo de iniciativas sirven para corregir, en parte, algunas decisiones de la anterior Federación que desembocaron en la dimisión de Mariola Rus, la exvicepresidenta, ante sus reiteradas quejas por la falta de atención y planificación del rugby femenino. Vallejo afirma que ahora, “sobre todo”, mira al rugby de base. “Si no tiramos de niñas y creamos competiciones sub-14 y sub-16 no vamos a tener un futuro”, admite. Destaca, por ejemplo, la organización de la última Copa de Reina en Aranda de Duero (Burgos) donde se montó una concentración de niñas sub-18 y sub-16 “que fue un éxito” y que sirvió también para que “tuvieran un referente de cara a aquellas que aspiren en el futuro a seguir dedicándose al rugby”.
Al margen del tema pecuniario, otra de las preocupaciones de las chicas es prever qué puede ser de sus vidas una vez concluya su etapa como jugadora profesional. “En eso también queremos trabajar mucho, y una de las cosas que tiene que hacer la Federación es ayudarles a encontrar su camino”, reflexiona Vallejo. Algunas jugadoras ya retiradas se han llegado a quejar de la falta de reconocimiento federativo una vez abandonan la selección. Ninguna pondría mala cara ante un partido homenaje en El Central con las gradas llenas. “Alguna cosilla hay planeada en este año que celebramos el centenario del rugby en España”, anuncia la vicepresidenta de la FER. Eso sí, matiza que ese reconocimiento “debe hacerse desde la Federación, de lo contrario estaríamos dando un mal ejemplo y así no vamos a ninguna parte”.