VALÈNCIA. “Vamos a tener que pensar en cómo avanzar en formación tras desarrollos como ChatGPT”. Así lo cree Elena Fernández (Valencia, 1979), directora general de EDEM Escuela de Empresarios, quien considera que las nuevas tecnologías son aliadas para la formación, pero que terminarán por evolucionar las formas de evaluar y dar clase.
Fernández, quien dirige la pata formativa de Marina de Empresas, es licenciada en Psicología por la UV con premio extraordinario fin de carrera y ha complementado su formación con diversos programas ejecutivos en EDEM. Comenzó su andadura profesional en una consultora de RRHH durante dos años hasta incorporarse al equipo EDEM en 2007, donde ha desempeñado diversas funciones.
Entre ellas, se encuentran la gestión de alumnos y posterior dirección del MBA Junior y la coordinación de prácticas universitarias, para finalmente dar el salto a la dirección de Grados. En julio de 2021, y fruto de la promoción interna, asume la dirección integral de EDEM en sus dos unidades de negocio: Centro Universitario y Executive Education.
– ¿Cómo ha sido el balance de 2022 en EDEM?
– En 2022, la escuela cumplió 20 años y, para nosotros, ha sido una fecha importante, por lo que ha sido un buen año. Si bien es cierto que se ha planteado complicado a nivel macro dada la situación que se estaba viviendo de incertidumbre, de inflación, de materias primas y es verdad que eso impactaba también en el comportamiento de nuestros alumnos. Muchos de ellos son empresarios, emprendedores y estaban viviendo todas estas situaciones.
La realidad es que finalmente el año salió muy bien. Hemos tenido un crecimiento del 13% sobre el ejercicio pasado y los beneficios que la fundación ha obtenido los vamos a destinar de nuevo a la inversión en becas, en más tecnología en las aulas y a nuevas incorporaciones en el claustro de profesores.
– ¿Cuántos beneficios obtuvo EDEM en 2022?
– En 2022, hemos facturado más de 10 millones de euros y hemos obtenido 1 millón de euros de beneficio.
– ¿Cómo impacta la formación en el momento de enfrentar situaciones de crisis como la actual?
– La formación es básica y actualmente es importantísimo formarse de manera continua. El mundo está muy acelerado y hay muchísimos cambios en muy poco tiempo y, o estás formado y estás al día de todo lo que está sucediendo, o puede que haya amenazas en el entorno de tu empresa que no visualices, que no sepas responder y que, por lo tanto, te dé en la línea de flotación de tu proyecto emprendedor o de tu empresa. Entonces, la formación, en los últimos años, ha adquirido una dimensión muy importante.
Por nuestra esencia, nuestros profesores son empresarios, directivos y se puso mucho foco en hablar de cómo estaban viviendo cada uno de ellos estas situaciones y qué decisiones son las que estaban tomando para seguir adelante con sus empresas. Tuvimos muchos foros para poder hablar de esto, desayunos temáticos, de cuál es la situación macro y cómo está afectando la guerra de Ucrania, toda la crisis energética que tienen las empresas y que cada uno de ellos contaba desde su punto de vista cómo lo estaban viviendo a nivel micro en sus empresas. Entonces, fue un año muy foco en todos estos temas.
– Se habla todo el tiempo de cómo cambian las nuevas generaciones, ¿han cambiado los alumnos?
– Nosotros llevamos 20 años, y diez ya formando alumnos en el Centro Universitario. Entonces, lógicamente, las generaciones nuevas van cambiando mucho, pero nosotros también cuando llegábamos a las aulas éramos diferentes a los profesores. Pero cambian y es importante conocer cuáles son sus inquietudes. Es verdad que es una generación nativos digitales. Ellos no entienden el mundo sin tecnología y es un punto muy importante a tener en cuenta cuando están en las aulas.
Es una generación muy foco en temas de sostenibilidad. Con los alumnos nuevos, nos damos cuenta que todo lo que tiene que ver con temas de sostenibilidad y valores es muy importante, y son alumnos para los que es muy importante aprender. Se habla mucho en las empresas de la retención de talento. Sí que cambia la dinámica. Antes un trabajador buscaba mucho un empleo para toda la vida. Ahora, un joven lo que quiere es aprender y luego saltar y seguir aprendiendo.
Pero hay unos valores que son la curiosidad por aprender, por adaptarse, por crear nuevos proyectos, por avanzar, por hacer la sociedad mejor y son cuestiones que se mantienen en las aulas.
– Con tanta oferta formativa tanto a nivel telemático como presencial, ¿qué hace que los alumnos elijan a EDEM?
– Al final, el mundo en el que vivimos las circunstancias cambian de manera muy rápida y EDEM, presidida por Hortensia Roig, da una formación muy pegada a la realidad. Los profesores son empresarios y directivos, y toda la información está a un click. Todo lo que es aprender la teoría está al alcance de su mano, se ha democratizado mucho el acceso a la información. El valor añadido es tener al empresario y directivo en el aula que va a ir más allá del contenido académico. Le va a contar cómo está viviendo la crisis energética, si se ha equivocado o no… Y aprender de otros es muy importante.
Y a nivel de centro universitario también están los valores. La cultura del esfuerzo, resolución práctica con empresas, saber cómo tienes que comunicarte con las diferentes personas que tienes alrededor, cómo gestionar conflictos,… Y son valores añadidos por los que nos gustan.
– ¿Con qué habilidades tiene que contar el trabajador del siglo XXI?
– Las habilidades blandas no pasan de moda. Lo que diferencia a un trabajador de otro son éstas. El conocimiento se ha democratizado, todos tenemos el conocimiento si has estudiado y al final lo que te diferencia en una empresa cuando llegas son esas habilidades blandas. La capacidad de comunicación, de trabajar en equipo, de gestionar conflictos, de conocerte a ti mismo,… Esas no han pasado de moda, pero ahora se ponen en la mesa las habilidades tecnológicas, que son las habilidades del siglo XXI.
El mercado nos demanda que el trabajador tenga competencias digitales y tecnológicas y hay una brecha entre la necesidad de la empresa y la formación de alumnos y trabajadores. Por eso la escuela, en 2023, nos vamos a poner muy foco en formación de habilidades tecnológicas, tanto de alta dirección como de universitarios. Los tenemos que subir a la ola de lo que la empresa nos está demandando.
– ¿Qué os ha llevado a apoyaros en The Bridge para estos cursos?
– Su experiencia. Es una aceleradora de talento digital que nació en 2019. Son expertos en bootcamps, una formación muy concreta. Cursos muy intensivos de entrenamiento que en tres meses, una persona que prácticamente no tenía esas competencias digitales, es capaz de aprender y aplicar en ciberseguridad, ciencia de datos, diseño de producto,… Ellos son expertos y estamos alineados en cómo conciben la formación, muy enfocada a la empleabilidad. Nosotros formamos con una misión clara, y es ser fuente de talento para la sociedad. Iniciamos con cuatro cursos: ciberseguridad, ciencia de datos, diseños de productos digitales y desarrollo full stack.
– ¿En qué otras metodologías creéis que debéis seguir indagando?
– Pues precisamente, hablábamos hace unas semanas con el claustro de profesores que a nivel educación vamos a tener que pensar cómo seguimos avanzando, porque todo el desarrollo tecnológico y digital va a impactar en la formación. Llevamos unas semanas hablando de ChatGPT, capaz de darte toda la información y esto impacta en la educación. El alumno va a poder presentarte un trabajo que no ha hecho él, sino que lo ha hecho una máquina, y eso impactará en la manera de formar.
Por ello, tenemos un grupo de trabajo para ver cómo avanzamos en las metodologías docentes. Qué pasará, porque la tecnología existe, tiene que estar al servicio de la educación y tenemos que conseguir que sea aliada de los profesores. Pasaremos a una metodología de evaluación continua, de trabajo en clase, el alumno se puede apoyar en eso, pero que haya mucho trabajo en el aula y práctico.
– Se anunció un ampliación de Marina de Empresas en el Tinglado 4. ¿Qué papel va a jugar EDEM?
– El ecosistema de Marina de Empresas lo formamos EDEM, Lanzadera y Angels y ninguna de las tres tendría sentido completo fuera de este ecosistema. Al final, el Tinglado 4 es para el conjunto y seguiremos conviviendo. Lo que da sentido a EDEM es el ecosistema de Marina de Empresas. El hecho de que los alumnos estén en contacto con los emprendedores, que puedan aprender de ellos, que los emprendedores se conviertan en profesores, que les pongan retos a los alumnos, que nos digan cuáles son sus necesidades,… Eso genera un ecosistema que le da sentido a todo.
– ¿Qué retos tiene EDEM para 2023?
– Tecnología desde todas las áreas. De alta dirección y CEO, que también tiene que concienciarse de la importancia de la alta tecnología. Que primeros espadas de empresas a nivel tecnológico les expliquen la importancia de la tecnología y de cómo tienen que subirse para que sus empresas no pierdan oportunidades. Vamos a hacer formación en diferentes niveles.
Y por otro lado, tenemos las becas. En tres cursos académicos hemos multiplicado por cuatro la aportación a becas y para este curso serán más de un millón de euros. Es un papel fundamental que tenemos que realizar y es un reto. Queremos posicionarnos como una escuela en la que los alumnos excelentes venga a estudiar porque les aportamos valor añadido, pero también que aquellos alumnos que por motivos no podrían venir, que tienen las puertas abiertas.
De ese millón de euros, no solo los aporta EDEM, sino también los patronos que son unas 200 empresas. Al final se cierra el círculo. Si son alumnos con buenas competencias acaban trabajando en sus empresas.
– ¿Qué papel tiene el alumno internacional?
– Poquito a poco va cogiendo su lugar. Lógicamente, la escuela tiene 3.700 alumnos y es un área que va creciendo. Ahora, han empezado las clases 60 alumnos universitarios internacionales. Vemos que es algo que va a ir a más. Tenemos en cada curso académico unos 100 alumnos internacionales. Y también estamos firmando alianzas con otras escuelas internacionales.
– ¿El ecosistema emprendedor atrae alumnos a EDEM?
– Sin duda. Es el valor añadido. Existen pocos proyectos en el que una escuela de negocios conviva con una aceleradora y un proyecto de inversión como los que ha promovido Juan Roig. Tenemos acuerdos con 35 universidades internacionales y lo que se pone encima de la mesa es esto. Que el alumno sea de Chile, EEUU o Corea del Sur quiere llegar y trabajar en otros proyectos emprendedores o montar el suyo propio.