América Latina y el Caribe enfrenta importantes desafíos para la seguridad alimentaria de la población. La desaceleración económica, la crisis climática, la pandemia de COVID-19, y el reciente conflicto en Ucrania, han producido efectos profundos en los sistemas agroalimentarios y la alimentación.
Durante 2022 llegamos a los niveles más altos de los precios internacionales de alimentos y actualmente enfrentamos un ciclo inflacionario que afecta principalmente a los sectores más vulnerables que gastan una mayor proporción de sus ingresos en alimentos.
El Panorama de la seguridad alimentaria y nutricional en América Latina y el Caribe 2022 publicado por FAO y otras agencias de Naciones Unidas esta semana, lanza luz sobre un tema adicional vinculado a la falta de acceso a la alimentación de millones de familias en el mundo: el de que una alimentación saludable es aún más difícil de obtener y es un factor que amplía la desigualdad de ingreso.
El informe concluye que la región registra el costo de la dieta saludable más alto en comparación al resto del mundo. El costo de esta dieta alcanza los USD $3,89 (aproximadamente ₡2200) diarios por día y persona en la región, mientras que el promedio mundial es de USD $3,54 (aproximadamente ₡2000). En Costa Rica cerca de 900 mil personas no tienen acceso a una dieta saludable y el costo de una dieta sana alcanzó USD $4,11 (aproximadamente ₡2300) cifra que está por encima del valor regional y mundial.
Además, la doble carga de la malnutrición (coexistencia de exceso de peso y desnutrición) tiene un impacto crítico en la economía de los países y esta aumenta cuando las personas no tienen acceso a una dieta saludable, ya que por lo general las personas prefieren dietas más accesibles bajas en nutrientes y altas en grasas y azúcar. Justamente, en Costa Rica, el porcentaje de personas con obesidad alcanza el 25% afectando a población escolar, adolescente y adulta.
Por otro lado, el informe muestra como el aumento de los precios internacionales de alimentos y la inflación alimentaria afecta el acceso económico a alimentos nutritivos en especial de la población más pobre a quién el costo de la alimentación es 5 veces más alto en el ingreso que de la población menos pobre, deteriorando la seguridad alimentaria. Además, concluye que existe una asociación entre la falta de acceso económico o asequibilidad de una dieta saludable con los niveles de pobreza, desigualdad de ingreso y el crecimiento económico de los países; así como con los niveles de hambre y otras formas de malnutrición.
En Costa Rica, destacamos el gran esfuerzo que realizó el Ministerio de Salud con apoyo de la FAO en la elaboración de una nueva metodología para la canasta básica tributaria con un enfoque nutricional. Por primera vez, el Ministerio logró incluir una lista más amplia de alimentos frescos y saludables en la nueva canasta básica para que la población pueda acceder a más frutas y vegetales sin pagar el 13% del impuesto del valor agregado.
También, resaltamos el trabajo en conjunto que se desarrolló con el Ministerio de Salud, el Ministerio de Agricultura y Ganadería, la Caja Costarricense de Seguro Social, el Ministerio de Cultura y Juventud, la Comisión Intersectorial de Guías Alimentarias (CIGA), y el Programa Mesoamérica sin Hambre AMEXCID-FAO, en la construcción de las Guías Alimentarias para la población adolescente y adulta en Costa Rica.
Las Guías Alimentarias son una herramienta clave para que las personas tomadoras de decisión y actores del sistema alimentario tengan una orientación clara en las políticas, programas e intervenciones requeridas para mejorar la salud y nutrición de la población costarricense, especialmente de la más vulnerable, considerando un escenario global y nacional de doble carga de la malnutrición, donde el sobrepeso y la obesidad son factores críticos de abordaje integral y multidisciplinario.
Este Panorama propone acciones coordinadas desde la producción, comercialización y apoyo al consumo de los alimentos saludables, incluyendo frutas y verduras. Para avanzar, debemos invertir para mejorar la producción de alimentos nutritivos y potenciar la comercialización de los productos de la agricultura familiar que contribuyen a las dietas saludables. También fortalecer la información de productos y precios de mercados y el comercio para aumentar la oferta de alimentos nutritivos y potenciar su comercialización; y fortalecer la entrega de alimentos o programas de transferencias (en efectivo o especie) con educación alimentaria y nutricional.
Finalmente, para continuar avanzando en un entorno alimentario saludable Costa Rica debe formular e implementar una nueva política en seguridad alimentaria y nutrición, así como crear una ley que reúna las condiciones necesarias para garantizar el ejercicio del derecho humano a la alimentación. Asimismo, se requiere de una ley que promueva el etiquetado nutricional frontal de productos altos en grasa, sodio y azúcar. En la actualidad, sabemos que el etiquetado nutricional frontal es uno de los métodos comprobados más efectivos para informar a las personas sobre el contenido de los alimentos pre empacados.
En medio de la crisis sanitaria y económica que experimentamos desde el 2020, las medidas y políticas que favorezcan una alimentación balanceada, fresca y natural para toda la población serán el camino adecuado para lograr una mejor nutrición.
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