La práctica del veganismo, un movimiento que reivindica la igualdad con los animales y la erradicación de su sufrimiento, impide el consumo de productos que implican animales. De esta manera, en una dieta vegana se excluyen los huevos, la leche y sus derivados, la miel, así como otros productos en los que pueda intervenir, de alguna manera, cualquier sufrimiento animal.
Se trata de una tendencia que se puso de moda hace unos años y que, tal como reconoce José Juan en L’Ou, su puesto en el Mercat Nou, «ya ha empezado a trascender. Si te fijas, hay todo tipo de productos veganos. Michi, en el puesto de delante, hace hasta sushi vegano». El comerciante enumera todo un repertorio de productos veganos, desde sustitutivos de la leche (basados en productos como la soja, la almendra o la avellana), de entre tres y cinco euros el litro, o de la mantequilla (a base cremas de cacahuete, anacardo o almendra), cuyo precio oscila entre los cuatro y cinco euros el bote.
Sin embargo, uno de los productos que más pueden llamar la atención de entre los sustitutivos de productos relacionados con animales, es la sobrasada vegana. Tanto su nombre comercial, ‘sobrassana’, como su eslogan ‘tan sana que no sobra’, como su propia existencia reflejan cierta provocación, a la vez que genialidad de esta empresa de la isla, ‘Los Fermentistas’. Una empresa que apuesta por volver a los envases retornables y que, devolviendo el recipiente, se descuenta un euro de los 9,50 que cuesta un tarro de ‘sobrasana’. Un compromiso con el Medio Ambiente que Juan recuerda que «es un punto relacionado con el tema del veganismo o de la agricultura ecológica que está cuajando tras haberse puesto de moda».
Aunque Juan prefería no mojarse a la hora de comparar los sabores de las sobrasadas en sus distintas versiones, Gabriela Romero, no tiene duda en asegurar que sus supremas de pollo vegano rebozado, «gustan mucho entre los carnívoros». Romero abrió su puesto, Ibiza Veggie, en el Mercat Nou de Vila hace poco más de un año. No duda a la hora de subrayar el carácter ecológico del movimiento vegano poniendo en valor, por ejemplo, en uso de «aceite de oliva frente al aceite de palma o colza».
Tampoco duda a la hora de definir el perfil de la clientela que practica este tipo de dieta: «La mayor parte son mujeres jóvenes. Se nota mucho en las vacaciones, cuando vuelven de estudiar fuera suben bastante las ventas».
Sus vitrinas podrían confundirse con las de una carnicería. No faltan las salchichas, hamburguesas, bacon, nuggets… tampoco faltan ‘frutos del mar’, como la gamba. Ningún resto animal entre sus ingredientes.
Tal como explica Romero, «para sustituir la proteína de la carne se usan otras proteínas. Por ejemplo, la proteína del guisante, de la soja o de la legumbre. Una de las más usadas es, también, la del trigo, por eso, los productos veganos no son necesariamente aptos para celíacos. Unos sí y otros no», según precisa.
Los precios oscilan entre 2,40 y los 3,40 en las hamburguesas; los 2,50 de las supremas de pollo, 6,95 la bolsa de ‘gambas’ o 1,05 euros la unidad de chorizo vegano. Sin ser precios económicos, Romero pone en valor que «ciertas marcas, como la catalana Heüra, están conteniendo bastante los precios y la calidad es exquisita», sin perder de vista el componente ecológico que supone «no contribuir con el cambio climático evitando consumir productos que, por ejemplo consumen una cantidad de agua brutal, entre otras cosas».