La economía está marcada por ciclos, al igual que la historia, y por ello no es de extrañar que a lo largo de los años los economistas hayan buscado correlaciones en fenómenos culturales y sociales, entre ellos, la moda.
(Lea: Viviendas de ‘ultralujo’ tienen precios desde $576 millones).
De cara a 2023, un año en que se espera una marcada desaceleración en la economía global y local, un indicador que ha vuelto a salir a relucir es el lipstick index, o el índice del lápiz labial, una teoría acuñada por el economista estadounidense Leonard Lauder a principios de siglo, que sostiene que las ventas de pintalabios tienen a subir en periodos económicos difíciles.
“La moda se puede mirar como un mercado, que reacciona a precios, y se puede pensar en bienes de lujo que en épocas de crisis es posible que se comporten de forma distinta”, explica María de Pilar López, economista e historiadora y profesora de la Universidad de los Andes. Sin embargo, aclara que este tipo de estudios puede que no cuenten con un amplio respaldo académico.
López refiere que hay que mirar una serie de variables, como los precios, el tipo de producto y la asociación a ciclos estacionarios.
De acuerdo con el reporte Grand View Research, a nivel global la industria de cosméticos movió más de US$254.000 millones en 2021, y para 2028 se espera que aumente hasta los US$363.000 millones.
El economista Andrés Langebaek explica que en épocas de crisis es posible ver un cambio de preferencias hacia productos de menor volumen, por una intención de austeridad.
(Además: ‘En la sombra’, el éxito de Harry que revela datos de la realeza).
“En situaciones como la colombiana, donde la inflación es grande, y el crecimiento va a ser menor, hay algunas tendencias que se ven, como que los productos lleguen en empaques más pequeños”, dice.
Sobre la certeza de estas teorías hay muchas dudas. Sin embargo, algunas empresas ven con optimismo sus negocios en un año de crisis. Claudia Piedrahita, CEO para Colombia de la marca brasileña de cosméticos Ruby Rose, asegura que las proyecciones son buenas, luego de facturar alrededor de $16.500 millones el año pasado en el país.
“Al cerrar el 2023 esperamos tener más franquicias, incrementar nuestra participación en ventas por catálogo, innovar con nuevos modelos de compras a crédito, crear centros de experiencias físicos ya que hemos sido una marca únicamente digital”, menciona.
Ahora, otro indicador de vieja data en la economía de la moda es el hemline index o índice del dobladillo, que sugiere que el largo de las faldas y vestidos sube o baja de la mano con los precios de las acciones.
(Siga leyendo: Las cifras que pusieron en riesgo fichaje de Juan Fernando Quintero).
El economista George Taylor estableció en 1926 que en periodos de auge económico las faldas podían ser más cortas, como en la década de los 20, y posteriormente en los años 60, mientras que ante escenarios de recesión, como La Gran Depresión en 1929, el largo de estas prensas se vuelve más extenso.
Esto, según Taylor, se relacionaba con el poder adquisitivo de las mujeres, que ante situaciones pujantes presumían su capacidad de adquirir variedad de medias, o depilarse, mientras que ante la complejidad de las crisis su estética resultaba más recatada.
“La forma en la que consumen las personas está directamente relacionada a cómo se sienten en el momento o a su contexto. Desde temas como la selección del color del año o las tendencias, todo se correlaciona con la economía”, asegura Maite Cantero, coordinadora de investigación de Inexmoda.
Según la experta, los miedos impactan directamente en la forma que consumimos, de allí que se gaste más o menos en ciertos productos.
“A lo largo de la historia hemos visto cambios, como sucedió con el jean, un textil que servía para dotaciones y se volvió la prenda de moda; o las faldas, que se relacionaba en los 60 directamente con la concientización del cuerpo, o Chanel, que interpretó y rediseñó el vestuario femenino de las mujeres en la posguerra para poder ir a trabajar. La moda y la economía van de la mano”, indica Cantero.
LAURA LUCÍA BECERRA ELEJALDE