Qué más desearíamos los mexicanos que tener salud y felicidad en este año 2023 que comienza, pero lamentablemente estas dos palabras muchas veces no se conjugan y menos cuando el sistema nacional de salud sigue sin sentar sus bases.
Si bien la promesa del presidente Andrés Manuel López Obrador es que haya un sistema de salud universal y que sea de acceso para todos, la realidad es que seis de diez mexicanos prefieren atenderse en servicios de salud privados, lo que incluye consultorios de farmacias, porque consideran que la atención es rápida y a bajo costo, según datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición.
Otro dato que preocupa lo da recientemente el Inegi en sus resultados de su Cuenta Satélite del Sector Salud de México 2021, donde revela que el gasto que realizaron directamente los hogares para cubrir sus necesidades de salud fue de 50.7% en medicamentos, 14.8% en consultas médicas, 14% en servicios hospitalarios y 5.7% en laboratorios y ambulancias.
Estos porcentajes sólo nos reflejan una realidad que muchos mexicanos están gastando de sus bolsillos para atender sus problemas de salud, porque en las instituciones de salud no les están atendiendo como debería ser, ya sea porque tienen que formarse largas horas para obtener una consulta médica, porque no hay espacios en las áreas de Urgencias o, porque no cuentan o no sirven los equipos médicos para la realización de sus estudios.
Este año, autoridades de salud buscan consolidar al IMSS-Bienestar como el sistema de salud que atienda a la población sin seguridad social y que cuente con servicios de especialidad, pero en su afán, han descuidado a dos instituciones pilares que atienden a más de la mitad de la población mexicana: al IMSS y al ISSSTE. Basta con darse una vuelta a las clínicas o Unidades de Medicina Familiar o a los hospitales de segundo nivel para ver a la gente en espera de una atención médica especializada.
Ojalá que este 2023 ya quede este nuevo modelo de salud para bien de los mexicanos, y que las palabras del Presidente se hagan realidad. En su primera conferencia del año, dijo: “Feliz año, deseamos que nos vaya bien a todos los mexicanos, mujeres, hombres, y como siempre lo primero es la salud, eso es lo más importante, que haya felicidad”. Que así sea.
Nada bien la están pasando los pacientes de Petróleos Mexicanos y de la Sedena, quienes en sexenios pasados eran los consentidos del sector salud, pues ellos mismos hacían sus propias licitaciones en sus medicinas y en la adquisición de sus equipos médicos para sus hospitales. La prestación que daban estas instituciones estaba a la par de cualquier hospital privado. Desde que el sector salud se unificó y se sumó a las compras consolidadas, comenzaron a escasear fármacos y aplazar estudios médicos en detrimento de la salud de sus derechohabientes. Deseamos que este año se revierta esta situación para bien de miles de pacientes.
Gracias familia y amigos por sus muestras de amor y por su cariño a mi esposo Carlos Avilés Allende, quien falleció el pasado 15 de diciembre. Se va un gran periodista, especializado en temas de justicia. Fue Premio Nacional de Periodismo Jurídico, vocero del Consejo de la Judicatura Federal, de la SCJN y de la Secretaría de Gobernación, asesor y amigo de la senadora Olga Sánchez Cordero, a quien agradezco todo su apoyo en estos tiempos difíciles para la familia. Pero, sobre todo, se va mi compañero de vida, quien siempre me apoyó en mis diversos proyectos periodísticos y me impulsó a darle vida a esta columna que analiza los problemas de salud que aquejan a nuestro país. Un periodista tiene muchas facetas, y Carlos supo explorar con gran triunfo muchas de ellas. Adiós a mi esposo, al padre amoroso, a mi colega periodista y al gran ser humano que en vida fue. Les deseo un año 2023 lleno de salud.