El Gobierno tiene este año un gran desafío con la cantidad de vencimientos de deuda en pesos y, por lo tanto, la Secretaría de Finanzas no quiso perder tiempo para reducir esa presión.
Hoy habrá un canje para descomprimir los vencimientos del primer trimestre, que equivalen a al menos $2,5 billones (o US$1115 millones), según estimaciones de la consultora Equilibra. Sin embargo, las miradas estarán puestas en si Economía logra comenzar a estirar los vencimientos para después de las elecciones presidenciales, una tarea difícil de lograr debido a la gran incertidumbre política.
Finanzas lanzó una variedad de títulos de corto vencimiento, que incluyen instrumentos duales (ajustan por inflación o variación del tipo de cambio) para convencer a los tenedores privados.
Según cálculos de la consultora Empira, fundada por el exministro de Economía Hernán Lacunza, entre 50 y 55% de los títulos que vencen están en manos del sector público, de los cuales el 40% está bajo la tenencia del Banco Central (BCRA) y del Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS) de la Anses. El resto está en bancos públicos.
“El 50% o 55% de los vencimientos que está en manos del sector público sería el piso de aceptación del canje. Se lanzó para descomprimir los vencimientos que está en manos de entidades públicas, que tienen refinanciación automática, y habría que ver cuánto de los privados aceptan. Esto dependerá del precio de canje por cada instrumento de cada canasta. Si el canje es atractivo, puede tener demanda privada, porque ofrecieron instrumentos que el mercado demanda”, indicó el economista Juan Ignacio Paolicchi, de Empiria.
En diciembre, el Ministerio de Economía logró un refinanciamiento de la deuda (rollover) de 230% en promedio, lo que equivale a que no solo logró renovar todos los vencimientos, sino que captó nuevo financiamiento del mercado para atender compromisos del déficit fiscal. En total, obtuvo un financiamiento neto de $700.000 millones en el mes.
“En la licitación del 14 de noviembre, exceptuando lo colocado en Letras de Liquidez (Leliq, que vencen dentro del mes) y el Bonte 2027 (que sirve para constituir encajes bancarios), el plazo promedio se ubicó en cuatro meses y medio, donde la máxima duración alcanzó a julio 2023, correspondiente a un título dollar linked. En diciembre, el 59% de lo licitado correspondió a letras a descuento (tasa fija), las cuales pagaron el 117% de tasa efectiva anual (TEA), que equivale a entre 1 y 2 puntos porcentuales menos que un mes atrás. Por su parte, la única letra ajustable por CER +4% acaparó el 22% de lo colocado, cuyo vencimiento se ubicó en abril de 2023. El saldo restante se destinó a tres títulos ajustables por tipo de cambio”, describió el último informe de LCG, la consultora fundada por Martín Lousteau.
Pese a que hay una inflación anual cercana a los tres dígitos y un nivel de reservas crítico en el Banco Central para afrontar la sequía, la principal preocupación que ven los economistas para los próximos 12 meses es la deuda en pesos. Los gráficos que reflejan los próximos vencimientos muestran torres altísimas concentradas en los meses anteriores a las elecciones presidenciales, lo que muestra la imposibilidad que ha tenido el Gobierno en el último tiempo para emitir deuda a plazos más allá de octubre 2023.
“No caben dudas de que la deuda del Tesoro en pesos requerirá nuestra más profunda atención a lo largo de 2023. Al igual que cualquier stock en moneda local, la deuda exhibió un incremento en términos del PBI por encima de lo que hubiera mostrado sin el estricto control de capitales”, dice el último informe de Portfolio Personal de Inversiones (PPI)
“En definitiva, las empresas con pesos, limitadas en su operatoria por el cepo, aplicaron parte de su excedente en títulos del Tesoro. De hecho, esta utilización también explica el incremento de la proporción de la deuda indexada tanto por inflación como por tipo de cambio oficial. A fines de 2019, la indexación representaba el 54,9% de la deuda frente al 84,2% al cierre de 2022. Cabe destacar que en los últimos tres años la deuda en moneda local fue el único medio de financiamiento ‘genuino’ del Tesoro para cubrir el déficit primario y para evitar abusar (más de lo que abusó) del financiamiento monetario. En resumen, la deuda en pesos creció de 11,8% al 23,1% del PBI en tres años”, agregaron.
Sin embargo, advirtieron que, a la hora de evaluar el stock de deuda, se observa un descenso de la vida promedio, que cayó de 2,8 a 2,25 años en 2022, y un aumento de las tasas que paga Finanzas para refinanciar los pagos. “En la medida en que el mercado considere que la salida del control de cambios torne inviable refinanciar estos vencimientos, la salud de los títulos en pesos correrá riesgo. El anuncio de un canje para este martes refleja la preocupación del equipo económico sobre el tema. Sin solucionar esta dinámica, debemos esperar más rescates del Banco Central en el mercado secundario”,