Un hecho atípico ocurre tan solo unos minutos después de ingresar al Museo Nacional: una chica pinta su firma, tres corazones dorados, en una de las paredes del icónico edificio de la carrera 7.ª. Ella está sobre los hombros de su pareja, quien le responde con una sonrisa cómplice, mientras a sus espaldas hay un grupo de chicos bailando sobre sus cabezas al ritmo de Dj Gre, quien dispara temas legendarios como ‘Manicomio 5-27’ de La Etnnia y ‘Mamá Marihuana’ de Gotas de Rap.
Y es que por estos días, este espacio es la casa de ‘Nación Hip Hop: Colombia al ritmo de una cultura’, una exposición que rinde homenaje a este movimiento cultural que, sin salir del barrio, reinventó todo.
El Museo Nacional empezó la celebración de sus 200 años con esta exposición que surge del trabajo de su equipo de etnografía en conjunto con raperos y curadores como Diana Avella, Zkirla, Cerbero Nativo, Dj Gre, Cloe, Mathyz y Andrés Góngora, quienes conversaron con alrededor de 200 personas del movimiento y contaron con el apoyo de centros culturales como Casa Kolacho de la Comuna 13 de Medellín, del Museo Akropolis de Bogotá y también colectivos de Cali, Buenaventura y de la costa Caribe.
Desde la llegada al lugar se aprecia un fervor innato en el ambiente. Los skaters del Centro Internacional, al lado de la estación de TransMilenio, escuchan rap en sus parlantes mientras hay quienes, con gorras y mallas de basquetbol, se toman fotos con el pendón de la fachada del museo.
Al ingresar a la sala de exposiciones temporales se encuentran historias en cada prenda, tornamesa y disco compacto. Tan solo en la entrada hay un impresionante mural que resume los cuatro elementos del Hip Hop y que fue hecho durante dos días por los artistas Neve y Juda.
“Es la primera vez que hay graffiti en el Museo Nacional de Colombia”, dice el director creativo de This Is Hardkore al recordar las palabras de apertura de la exposición. “Personalmente me siento demasiado agradecido y honrado de poder escribir el título de la historia del Hip Hop con graffiti. Ver el pendón en la fachada del museo con la pieza que creaste es indescriptible”, agrega Neve.
Primera parada: El breakdance
Los ochenta en Colombia fueron una etapa de exploración. El sonido Hip Hop llegó en programas radiales y de la mano de viajeros legales e ilegales que, desde Estados Unidos, traían cassettes, discos de vinilo y prendas de vestir que despertaron el interés de lo que sería una nueva cultura. Un punto clave fueron los estrenos en cine de películas como Beat Street, Breakin´y Flashdance en 1984 en el Teatro Embajador de Bogotá.
Así lo demuestra el primer tramo de la exposición que contiene los soundtracks de estos filmes, en los que se incluía una guía de pasos de baile como el Top Rocking, el Moonwalking y el Headspin. Allí también están presentes los tocadiscos portátiles, las radiograbadoras y las sudaderas de los B-Boys y las B-girls, quienes daban sus mejores movimientos acrobáticos en los Konkers o superficies para bailar.
Para Diana Avella, rapera y una de las curadoras de la exposición, el Hip Hop representa la oportunidad de transformar la historia de pobreza, de represión y de segregación social. “Genera un presente muy interesante en América latina porque es insertar las artes vivas callejeras que nunca fueron alta cultura en un museo, eso rompe esquemas”, menciona para EL TIEMPO.
“Permitir que la gente baile Breakdance en un museo, que haga dj y raye los muros, es entender que la cultura no es aquello estático e inamovible, virtuoso y ortodoxo. Es darse cuenta que la cultura está en manos de cualquier persona y eso transforma la mirada de un país porque eso democratiza la cultura. A cualquier muchacho le da la oportunidad de ser artista, que es lo que mucha gente en América latina no ha tenido”, agrega Avella.
La exposición abarca desde 1980 hasta abril de 2021, a través de la evolución del hip hop en el país y los elementos que lo caracterizan, entre ellos la crítica social.
Segunda parada: el rap noventero
“De pronto antes teníamos que haber entrado por la puerta de al lado o por los parqueaderos. El día de hoy, después de tanta lucha y esfuerzo, pudimos entrar por la puerta grande”, asegura Carlos Andrés Pacheco, más conocido como CAP, quien ha participado en la producción de proyectos como Gotas de Rap, uno de los grupos legendarios de Hip Hop en Colombia.
En la exposición hay un sitio especial para 1995. Ese fue el año en el que todo empezó a materializarse. El momento en que llegaron al mercado los dos primeros álbumes de rap colombiano: ‘El Ataque del Metano’ de La Etnnia y ‘Contra El Muro’ de Gotas de Rap. Estos también fueron los primeros cassettes de rap con contenido sociopolítico hechos en Colombia: el conflicto armado, el narcotráfico y la marginalidad tomaron fuerza en las líricas del rap colombiano.
“A este tipo de objetos se les da su espacio para que permanezcan en la memoria colectiva. No es hacer alusión a la violencia ni incitar a este tipo de cosas. Lo más importante aquí es que no olvidemos y que tengamos memoria para que casos no se vuelvan a presentar”, dice Kaiser de La Etnnia, para EL TIEMPO.
Aquí también se reconstruye la historia del Hip Hop en Colombia con elementos únicos como una chaqueta de jean grafiteada con el tag de la agrupación Contacto Rap y distintas boletas a espectáculos como la Ópera Rap, una obra hecha por Gotas de Rap y la Corporación Colombiana de Teatro, encabezada por la actual ministra de Cultura Patricia Ariza.
La obra retrataba la cotidianidad de los jóvenes en un país lleno de violencia, amor y muerte. Gotas de Rap se destacó por sus letras que se pronunciaron en contra del machismo, racismo, del abuso policial y del servicio militar. Cabe destacar que con este proyecto recorrieron desde colegios y plazas hasta el Parlamento Europeo y el Teatro Odín de Dinamarca.
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“Estar reunidos con Patricia y Santacruz de nuevo fue devolvernos a la época en la que estábamos haciendo la Ópera Rap. Fue algo muy emotivo y bonito ver los vídeos de los ensayos y recordarnos. Llegar al Museo y que expongan el trabajo de uno es muy significativo para nosotros”, dice CAP para EL TIEMPO.
En este espacio también hay un lugar muy importante para Melissa Contento, quien marcó la historia del rap colombiano al ser una de las primeras mujeres dentro de este movimiento. Hoy sigue inspirando a cientos de chicas y se mantiene viva en artistas de la nueva generación como Selene, Spektra de La Rima, Kei Linch, La Muchacha o Lee Eye.
Por su parte también está la discografía de La Etnnia, que hace parte del patrimonio cultural de la nación en la Biblioteca Nacional de Colombia. Allí también está el reconocimiento “Messengers of truth” que le entregó las Naciones Unidas a la agrupación en 2004 y por supuesto, la clásica placa de su casa en la que crecieron Ata, Kany y Kaiser. La ‘5-27’, que un niño de unos doce años lleva en su gorra azul.
“Calar en varias generaciones habla de la importancia de hasta dónde ha llegado el mensaje. No ha sido música pasajera, ha sido música para quedarse y después de tantos años ver que se mantenga, habla por sí solo de que esto perdura en las memorias y los espacios para quedarse incrustados”, asegura Kaiser de La Etnnia para EL TIEMPO, quien agrega que esta exposición es un homenaje para el grupo y para el rap colombiano.
Finalmente, en este tramo fundamental, hay un espacio especial de recuerdo para Hip Hop al Parque, el festival de este género más grande en latinoamérica, como también el recuerdo de programas radiales como Reino Clandestino, dirigido por Elkin Córdoba, mejor conocido como Caobanikel.
Tercera parada: el sonido propio
Al seguir caminando por el lugar se encuentra el vinilo ‘Escape From Havana’ del cubano Mellow Man Ace, que fue el primer álbum de rap en español que escuchó Sebastián Rocca, líder de Tres Coronas.
El colombo francés recuerda que ahí tuvo un cambio de chip y entendió que era posible hacer rap en nuestro idioma y dejar de rapear sobre las bases instrumentales de los norteamericanos para crear las propias con nuestros sonidos. Un ejemplo de esto es su canción ‘El Original’, donde mezcla el rap y la salsa.
Este tercer segmento se destaca por la posibilidad de experimentar con los instrumentos tecnológicos que le dieron vida a los productores musicales o beat makers en los años 2000.
“Es un honor hacer parte de esto. Cada persona sacrificó algo de su vida para aportar ese granito de arena y sigue siendo una base como un referente. Uno no vive por el reconocimiento, pero es chévere ver que la gente sí se acuerde. El papá de los pollitos es el Hip Hop y ahora está respaldado por una institución”, finalizó Rocca.
En esta década se democratizó este arte y se destacaron grupos como Flaco Flow y Melanina, Laberinto ELC, Ali AKA Mind, Alcolirykoz y Tres Coronas, quienes mezclaron el rap con salsa, boleros y hasta las cumbias decembrinas de Los Hispanos con Rodolfo Aicardi.
“Este un paso importante para la escena en Colombia y para las nuevas generaciones que no tienen idea de lo que el Hip Hop representa para nosotros. Por lo menos, para mí representa todo. Yo le he dedicado media vida a esto y esto nos cambió la vida a muchos. Fue una buena experiencia estar ahí y ver referentes del rap a nivel nacional”, mencionó el rapero cartagenero L’Xuasma, tras su presentación en la Plaza la Santamaría a pocas calles del Museo Nacional.
Por su parte, el rapero y curador Zkirla le dijo a EL TIEMPO que “hay que reconocer a los arquitectos y a quienes se pararon duro. Nunca hablo de la vieja, la nueva o la próxima escuela; hablo solo de una: de la Nación Hip Hop en Colombia”.
Cuarta parada: Graffiti y estallido social
Las paredes de esta exposición viven a través del graffiti. Hay personas que dejan sus firmas, otras dibujan y otras rayan las ‘barras’ de artistas como Diana Avella: “Somos hijas de las que nunca se rindieron”.
“Este es un proceso que permite a la gente acercarse al graffiti de forma más directa y natural, que todos sigamos escribiendo la historia del Hip Hop de manera conjunta”, dice Neve acerca de la apropiación que han tenido las personas con la exposición ‘Nación Hip Hop: Colombia al ritmo de una cultura’.
En este espacio se destacó el papel de las artes durante las protestas del 2019 y 2021, cuando el graffiti rayaba las paredes de la memoria colectiva mientras el rap era la banda sonora de las manifestaciones de Bogotá, Cali y Medellín. “Las paredes de las grandes ciudades fueron el reflejo de lo que pensaba la gente y la juventud”, dice Rocca de Tres Coronas.
Por tal razón está presente uno de los murales con una imagen de la movilización ‘El Rap Se Manifiesta’, liderada por Ali A.K.A Mind, y que tiene una leyenda que reza: “todas las vidas valen” en el último tramo de la exposición.
“El rap es el único género urbano, ya que usan estas palabras para comercializar lo que viene de la calle, que dio la cara en las movilizaciones sociales. Yo estuve muy activo, lancé varias canciones, participé en marchas y me monté en tarimas clandestinas para cantar para la gente y pasar un mensaje”, asegura Rocca.
CAP, exintegrante de Gotas de Rap, concuerda en que la inclusión de los elementos del estallido social fue realmente importante y emotivo.
“Si vemos algo que no nos parece, lo denunciamos en canciones. Para eso estamos, muchas letras de La Etnnia han sido inspiradas en la gente y la Etnnia es eso, la voz de la gente y la voz del pueblo sin color o bandera política”, dice Kaiser.
En la exposición también se aprecian los escudos de los integrantes de la ‘Primera Línea’ de Ciudad Bolívar, como también los cascos y la protección de las ‘Mamás de la Primera Línea’, como también se encuentran un escudo roto de la Policía.
Quinta parada: conocimiento y recuerdo
Melissa Contento, Samurai, Junior Jein y hasta Canserbero son solo algunos de los nombres que hacen parte del Muro de la Presencia en el que se elogia la vida de las personas que ya no están, pero aportaron en la construcción del movimiento. “Se reconoce por su presencia, más que por su ausencia”, sentencian las letras en las paredes.
A su vez también existe un espacio dedicado al quinto elemento del Hip Hop: el conocimiento. Aquí hace parte la educación, las estéticas, los emprendimientos y algunos medios de comunicación que han generado transformaciones positivas y vinculantes en varias generaciones.
Celebremos juntos los 200 años del @museonacionalco, con la exposición: Nación Hip Hop: Colombia al ritmo de una cultura 🥳. Una muestra para destacar este movimiento cultural masivo que ha transformado la historia reciente del país.
¡El arte de la calle hace parte de #MiCASa! pic.twitter.com/yVT4SbHPvq
— MinCultura Colombia (@mincultura) December 19, 2022
Finalmente, cabe mencionar que el objetivo es mostrar cómo a través de la cultura Hip Hop los jóvenes hicieron visible ante el país una realidad que, según sus expositores, muchos quieren ocultar, pero que sigue latente en los barrios de la capital y que para muchos es sinónimo de esperanza y oportunidades.
Como menciona Zkirla, uno de los gestores con más años dentro del movimiento, “queda mucho por escuchar, mucho por decir y compartir pero creo que es un primer paso para decir algún día que el museo sea solo de Hip Hop”.
KEVIN STIVEN RAMÍREZ QUINTERO
ESCUELA DE PERIODISMO MULTIMEDIA EL TIEMPO