¿Qué está pasando realmente en China? Nadie lo sabe exactamente. La falta de transparencia del régimen de Pekín impide que tengamos datos reales (mientras las cifras oficiales son bastante bajas, algunas estimaciones hablan de más de un millón de casos al día en China y más de 5.000 muertes diarias) y revive viejos fantasmas del inicio de la pandemia, cuando un virus desconocido empezó a propagarse por todo el mundo sin que China ‘soltara prenda’.
Tras las protestas por la férrea política de Covid cero, las autoridades chinas levantaron la mano a principios de este mes y se empezaron a eliminar los confinamientos y las pruebas obligatorias. Antes de levantar las restricciones los brotes habían ido en aumento, pero esa decisión ha disparado los casos. Al no realizar pruebas obligatorias es casi imposible rastrear los casos nuevos en el país. Además, el Gobierno chino ha decidido no publicar las cifras de nuevas infecciones y la información -o no información- que tenemos proviene de vídeos y testimonios en las redes sociales.
La misma OMS está muy preocupada por la evolución de la situación en China. Su director, Tedros Adhanom Ghebreyesus, ha solicitado información más detallada sobre la gravedad de la enfermedad, los ingresos hospitalarios y la capacidad de las UCI para poder evaluar el riesgo. Y las autoridades estadounidenses han recalcado la “creciente preocupación en la comunidad internacional sobre los aumentos repentinos de Covid en China y la falta de datos transparentes, incluidos los datos de secuencias genómicas virales”, que podrían indicar diferentes tipos de variantes o si surge una peligrosa.
La enorme transmisión tiene lógica: los chinos no tienen apenas inmunidad natural ya que las durísimas restricciones han evitado que estuvieran en contacto con el virus y no es muy alto el porcentaje de población que se ha infectado. Su inmunidad adquirida tampoco es admirable ya que la cobertura vacunal es bastante mejorable, especialmente entre las personas mayores, y además las vacunas chinas (como Sinopharm y Coronavac) han demostrado ser mucho menos eficaces que las usadas en Europa y EEUU. En cuanto se han levantado las restricciones, y con los brotes ya existentes, se ha dado el caldo de cultivo perfecto.
Para saber más
La puntilla final ha sido el anuncio este lunes de que a partir del 8 de enero China reabre sus fronteras y elimina la cuarentena para los viajeros que entren al país, lo que ha disparado la búsqueda de viajes transfronterizos por parte de los chinos, especialmente en estas fechas que se acerca la celebración del Año Nuevo chino y hay miles de movimientos en todo el mundo. Y esto de nuevo nos retrotrae al inicio de la pandemia y cómo se extendió por todo el planeta.
El miedo, por tanto, vuelve a planear y el mundo comienza a replegarse. Países como EEUU, Japón, Malasia, Corea del Sur, India o Italia (donde en Milán el 26 de diciembre aterrizó un vuelo con el 52% de los pasajeros infectados) han vuelto a instaurar más controles en los aeropuertos y han recuperado medidas como la exigencia de pruebas negativas a los viajeros que llegan desde China y cuarentenas para los positivos.
España, “de la mano” de la Unión Europea
En España por ahora no se han tomado esas medidas, se había dicho que se iría “de la mano” con la Unión Europea, cuyo Comité de Seguridad Sanitaria se ha reunido en la mañana de este jueves para analizar posibles acciones ante el incremento de casos de Covid en China. La postura española en esa reunión, que después ha recalcado el Ministerio de Sanidad, es la importancia de “continuar la senda de la coordinación europea en las políticas sanitarias“. Sanidad también ha recomendado a los viajeros cuyo destino o procedencia sea el país asiático que completen su pauta de vacunación y que actúen con precaución.
Pero ya desde la Consejería de Sanidad madrileña han remitido una carta a Sanidad pidiendo valorar medidas de salud pública, intensificar de nuevo los controles en los aeropuertos españoles, “en nuestro caso el Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas, puerta de entrada del virus en nuestro país en todas las olas precedentes”, y la convocatoria urgente y extraordinaria de un pleno del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud en las próximas horas.
Ante este revival de lo que vivimos hace tres años, cabe preguntarse si de verdad podría afectarnos lo que está sucediendo en China, si podría generar otra ola en España y si, a pesar de la vacunación, podríamos volver a la casilla de salida. La mayoría de expertos consultados por este periódico llaman a la prudencia.
“Desde mi humilde opinión, yo confiaría en que las vacunas y el nivel de inmunización que tenemos ahora mismo nos deberían de proteger de las variantes del virus circulantes. De todas formas, prefiero ser prudente y no especular con este tema, sino hacer una llamada a la prudencia. En relación a esto que está sucediendo en China, debemos de confiar en los epidemiólogos que aconsejan a los Gobiernos, ellos son las figuras autorizadas al respecto y además manejan las variables necesarias para llegar a la mejor solución posible dado el conocimiento existente”, apunta Antonio Salas, catedrático de la Facultad de Medicina de la Universidad de Santiago de Compostela e investigador en el Instituto de Investigación Sanitaria de Santiago de Compostela (IDIS).
Y remata: “Todo lo que está sucediendo en el mundo en relación a la pandemia forma parte de un gran experimento global que debería servir para aprender en futuras pandemias“.
Prudencia pide también Óscar Zurriaga, presidente de la Sociedad Española de Epidemiología, porque “el primer problema es que no sabemos exactamente lo que está pasando, tenemos una falta de información que no deberíamos tener a estas alturas ya de la pandemia y que me imagino que la OMS habrá tomado cartas en el asunto para impedir que esto se pueda seguir dando. Hasta que no tengamos una información fiable cualquier especulación no deja de ser eso, especulación”. Pero, en caso de ser las cosas así, indica Zurriaga, “evidentemente no son buenas noticias, nos encontraríamos con un incremento de la transmisión muy importante en un país muy poblado con una cobertura vacunal que no es la mejor y, por lo tanto, con una potencialidad de que el problema se agrave importante”.
Incremento de virus respiratorios y Covid tras la Navidad
Zurriaga no descarta en ningún momento que pueda haber otra ola más, pero no ya por la situación de China con la que dice no se atreve a especular sin tener más datos, sino porque estamos en un momento del año donde “los virus respiratorios están en su mejor época y no es descartable que tras las vacaciones navideñas y la reincorporación de todos a nuestras actividades se produzca un incremento de incidencia. No hay en este momento datos para decir que esto vaya a suceder, pero podría perfectamente pasar porque así ha sido con los virus respiratorios otros años antes de la pandemia”.
El epidemiólogo cree que la mayor transmisión en China en algún momento se va a escapar del país. “Cuándo y cómo no sé decirlo, porque es posible que estemos preparados con nuestra cobertura vacunal para que esa transmisión que nos pudiera venir de China no nos significara un problemón enorme. Pero ya hemos visto, por ejemplo, la ola que tuvimos a finales de primavera, principios de verano de este año que, sin ser gravísima, pero barrió prácticamente todo el país y aquellos que no lo habían cogido todavía acabaron en ese momento cayendo. Por lo tanto, no podría decir que esto no se vaya a dar”.
No ve Zurriaga una medida efectiva en algunas restricciones. “Yo creo que esta película ya la hemos visto. Hace un año, cuando ómicron, se cerraron los vuelos con Sudáfrica y rápidamente e incluso se quedaron viajeros varados, pero la efectividad de esta medida es muy relativa como hemos visto en otros momentos de la pandemia. Cerrar fronteras con China está muy bien, pero o lo hacemos todos al mismo tiempo o no es muy efectivo. Y además la gente se mueve, no es solamente los que vengan de China, pueden venir del sudeste asiático o de la India o de otro lugar que hayan estado en contacto con ciudadanos chinos”.
Coberturas vacunales que nos protegen
Más optimista se muestra el pediatra y epidemiólogo Quique Bassat, director del programa de Malaria de ISGlobal: “El aumento de casos en China solo me preocupa por la gente de China, no porque puedan exportar casos al resto del mundo, sobre todo porque el resto del mundo y, en esencia, en nuestro entorno más directo estamos muy bien protegidos y con unas coberturas vacunales muy altas, con lo cual no me preocupa demasiado que los chinos puedan empezar a viajar libremente y me alegro mucho de que se hayan levantado los confinamientos obligados para los que llegan a China, que tenían que pasarse hasta ahora cuatro semanas encerrados en un hotel”.
Bassat cree que la normalización de la situación en China son buenas noticias, pero le preocupan “los millones de casos que habrá a diario y que ya están ocurriendo, y por las muchas muertes que pueden ocurrir porque la población está mal vacunada y no tienen las suficientes dosis como para estar suficientemente bien protegidos contra la enfermedad grave”.
Según Joan Caylá, del grupo de Comunicación de la Sociedad Española de Epidemiología y presidente de la Fundación de la Unidad de Investigación en Tuberculosis de Barcelona (UITB), “de acuerdo a la poca información que se está recibiendo, hay que imaginarse que allí está pasando lo que pasó aquí en la primera ola allá por marzo del 2020, que fue un desastre con cantidad de casos, de ingresos hospitalarios, de muertes. Pues ahora es lo que pasa allí con el agravante, como pasó aquí entonces, de que no hay población vacunada o la cobertura vacunal que tienen es muy baja y además con vacunas de menores eficacias que las que hemos tenido aquí. Por otra parte, tampoco disponen de tantos antivirales, anticuerpos monoclonales y tratamientos hospitalarios como se puede disponer en el mundo occidental”.
Por todo ello, y teniendo en cuenta incide Caylá que China supone la sexta parte de la población mundial, “seguro que nos afecta. Además, China tiene mucha relación con prácticamente todos los países del mundo y también tiene mucho turismo, mucho intercambio de personas, viajeros, turistas, trabajadores, etc.”.
La pandemia en España continúa
En cualquier caso Caylá señala que nos impresionamos mucho por lo que pasa en China y “nos olvidamos de cómo lo tenemos aquí, donde hay una elevada cobertura vacunal, pero dentro de un orden. En las dosis de recuerdo, en determinados grupos de población, el porcentaje es mejorable. Vemos con preocupación que se está asumiendo que esto ya está superado y esa percepción de que la pandemia entre comillas está superada ya favorece que la gente no acabe de vacunarse o no sea estricta si viaja en un metro superhacinado, por ejemplo, y no use mascarillas. Pero según los datos del Instituto Nacional de Estadística, en el primer semestre de este año el Covid ha sido la enfermedad que ha generado más muertes. Por tanto, en España no estamos en una situación óptima todavía en cuanto al Covid y la pandemia continúa“.
En cuanto a volver al comienzo, si aparece una variante muy dañina o con escape inmunológico, es algo que puede suceder en cualquier momento mientras haya transmisión, sea en China o en cualquier otro país. Estos virus se caracterizan por los errores que cometen al duplicarse (mutaciones) y cuanta más transmisión haya, más mutaciones se producen y más probabilidades de que alguna sea más letal. Los científicos coinciden en que cuanto más agresivas sean menos posibilidades tienen de sobrevivir. Las variantes con más éxito son las que ocasionan cuadros leves y las que escapan de nuestra inmunidad, pero en ciencia nunca se puede decir que algo es imposible.
Al final todos los expertos piden sentido común y ante la tripledemia que vivimos y viendo que los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de EEUU (CDC)recomiendan de nuevo el uso de mascarillas para prevenir la propagación del Covid, la gripe y el virus sincitial en estas vacaciones navideñas, ante la mínima tos o estornudo es mejor usar la mascarilla, incluso sin síntomas cuando se acuda a sitios muy concurridos o haya hacinamiento. Al menos eso deberíamos haberlo aprendido tras tres años de pandemia.
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