“La guerra no es una casualidad. Se necesita una gran cantidad de conocimiento, estudio y meditación para conducirla adecuadamente. La doctrina es la sabiduría colectiva de nuestro ejército y el lenguaje común de nuestra profesión”. Federico El Grande.
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La frase del famoso estadista prusiano no debe ser entendida como guerrerista o que hace apología a la guerra, de eso no se trata. Hay que comprenderla en su profundidad profesional y filosófica, aún desde la polemología y la historia militar, de lejos esta última, la más importante de las ciencias militares. Fueron los prusianos, quienes dieron origen a la profesión militar, en el libro El soldado y el Estado de Samuel Huntington (1927-2008), que debería ser texto de obligatoria lectura y estudio en las escuelas de formación y capacitación de la FF.MM. de Colombia, se afirma que el 6 de agosto de 1808 sería la fecha precisa del nacimiento de la profesión castrense.
Las fuerzas militares se preparan para conducir la guerra y también para mantener la paz, es decir, de manera permanente y cíclica revisan y actualizan su doctrina, que es el insumo principal de los planes y las órdenes de operaciones. Así mismo, se organizan, adquieren material y equipo, seleccionan e incorporan personal selecto; construyen su infraestructura y coadyuvan al desarrollo del país; afianzan el liderazgo mediante la cohesión, el ejemplo, la integridad y la competencia; pero también se educan y entrenan y, finalmente, mantienen hombres, armas y equipos, a fin de garantizar el alistamiento en condiciones óptimas. ¡Estar listos es la máxima premisa!
Las decisiones que se tomen en este tiempo, en materia de seguridad y defensa, determinarán el curso de la nación durante varias décadas.
Escuché con mucha atención el discurso del presidente Petro el pasado 23 de diciembre desde el campo de paradas Batalla de Boyacá, en el fuerte militar de Tolemaida, donde se encuentra ubicado el Centro Nacional de Entrenamiento del Ejército (CENAE). Su fundador fue el teniente general Gustavo Rojas Pinilla, presidente de Colombia entre 1953 y 1957, y quien llegó a la primera magistratura como resultado de una coyuntura política. Algunos historiadores denominan su llegada al poder como un golpe de opinión, pues no fue el resultado de un golpe militar convencional, mediante el empleo de las armas y la violencia. El final de su mandato fue el producto de un pacto político, el de Benidorm (España) entre Laureano Gómez y Alberto Lleras Camargo, dando origen al Frente Nacional, una alternancia del poder entre liberales y conservadores que permaneció durante 16 años.
Destacó el primer mandatario el pensamiento para la paz y la visión reformista en temas como la infraestructura del general-presidente. Rojas Pinilla era ingeniero civil formado en EE. UU., en sus primeros años de gobierno logró cohesionar a Colombia en torno a la pacificación del país a través de procesos y acuerdos con las guerrillas de la época, pero tiempo después, los mismos que lo apoyaron, decidieron su salida abrupta, precedida de un paro nacional durante 10 días.
Sin duda, el general Gustavo Rojas Pinilla fue un estadista con gran visión y pensamiento estratégico, su aporte al progreso de la nación, a la modernización de las Fuerzas Armadas y en materia de reivindicación de derechos fundamentales fue revolucionario y disruptivo, por ejemplo, otorgando el derecho al voto para las mujeres; pero, asimismo, los coartó censurando a los medios de comunicación que lo criticaban. Sus ideas inspiraron la creación de la ANAPO (Alianza Nacional Popular, fundado en 1961), partido político con el cual se presentó a las elecciones de 1970. Su polémica derrota, paradójicamente, suscitó la aparición del M-19, grupo subversivo en el que militó el hoy presidente.
No es extraordinario que los generales, y los militares todos, piensen en función de alcanzar la paz, si no fuese así, las FF.MM. de Colombia no serían la columna vertebral de esta democracia. Tolemaida no es solamente un campo de entrenamiento físico, el CENAE es una universidad del arte y la ciencia militar, la esencia de la noble carrera de las armas, aportando integralmente al intelecto, la presencia y el carácter, atributos del liderazgo militar. La formación complementaria de los uniformados, es decir, tener acceso a carreras liberales, indudablemente coadyuva al intelecto; pero no es lo más importante. Nuestra carrera es vocacional, y se forja en el estudio y conocimiento acendrado de las ciencias militares, esa es la verdadera profesionalización castrense.
Colombia atraviesa en la actualidad un desiderátum histórico. Las decisiones que se tomen en este tiempo, en materia de seguridad y defensa, determinarán el curso de la nación durante varias décadas. Estudiar la doctrina, la táctica, la estrategia, la historia militar, el diseño operacional, y en general la ciencia y el arte castrense, acompañado de altas dosis de pensamiento crítico y creativo, proporcionará a los comandantes la capacidad para identificar las condiciones requeridas para alcanzar objetivos estratégicos (entender el problema), como, por ejemplo, la actual política gubernamental denominada ‘paz total’, convirtiéndolos en objetivos operacionales y tácticos.
Esquirla: Las operaciones multidominio, el nuevo concepto operacional de nuestros referentes militares, debe ser estudiado, comprendido y debidamente adaptado en la doctrina de las FF.MM. de Colombia para enfrentar, de forma contundente y profesional, amenazas internas y potenciales externas en todo el rango de las operaciones militares durante la presente década. ¡Que inmenso desafío! ¡Feliz año 2023 para los soldados y policías de la patria!
PEDRO JAVIER ROJAS
*Experto en seguridad y defensa. Catedrático y consultor internacional
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