¿Quieres invertir, pero temes hacerlo? He aquí una guía para empezar sin que sea un desastre. O, al menos, sin que probablemente sea un desastre. Porque lo primero en inversión es comprender que siempre tiene riesgo y que este es imposible de reducir a cero.
Si no estamos dispuestos a afrontar eso, la inversión no es lo nuestro.
De hecho, la clave para empezar a invertir correctamente es conocer unas cuantas verdades incómodas y despejar bastantes mitos sobre el tema.
Y como las cosas en las que podemos invertir cambian con el tiempo, suben y bajan, ahora son buenas y mañana no, hay que comprender principios. Y basándose en esos principios, elegir en qué invertir según la situación y el momento.
Sé que atrae más un artículo con «secretos» y «recomendaciones infalibles», pero eso no existe.
Aquí veremos una guía para empezar a invertir con sensatez, destinada, principalmente, a los que apenas saben sobre el tema. Sé que muchos lectores son inversores curtidos y mucho les sonará «básico», pero hoy les toca a otros.
Del mismo modo, es una guía necesariamente incompleta, porque el tema da para varios tomos. Así que he tenido que dejar mucho fuera y guiarme, como Pareto, por incluir las pocas cosas que creo más importantes. Es decir, lo que me hubiera gustado que me dijeran cuando yo empecé.
La regla básica para invertir (y para todo)
La ignorancia es el impuesto más alto que pagaremos cuando se trata de inversión. Y también cuando se trata de cualquier cosa en la vida, pero ese es otro tema.
Así que, absolutamente nunca invertimos en algo que no conocemos, esa es la primera regla.
¿Bolsa? ¿Divisas? ¿Inmobiliario? ¿Oro? ¿Arte? Si no comprendemos bien el funcionamiento de algo, nos abstenemos de invertir.
En el contexto actual, un campo minado repleto de coaches, gurús y gente que pensó que El lobo de Wall Street era un manual de instrucciones, reconocer la ignorancia y esforzarse por aprender de fuentes fiables es un acto de valentía.
Los errores más comunes a evitar cuando empiezas a invertir
Todo el mundo promete que te harás rico, pero empecemos por algo más importante, no volverte pobre.
Para eso, una de las mejores maneras de aprender algo, incluyendo invertir, es empezar por evitar los errores más comunes que llevan al fracaso.
- Invertir es un juego de largo plazo, va en el propio significado de la palabra. Así que nada de intradías o sistemas para ganar mañana mismo. Solo funcionan para quienes venden esos cursos, para hacienda y para los brokers, que entre comisiones e impuestos estarán encantados de vaciarnos los bolsillos.
- No inviertas en la «acción del momento» recomendada en Youtube, en sistemas para hacerte rico rápidamente o en valores meme, NFTs, criptocosas que no entiendes o la variedad de tulipán holandés que toque ahora (vale, esta no era una referencia para principiantes, pero creo que se entiende la esencia).
- No te preocupes por las ganancias de los demás, ni te dejes llevar por el FOMO (Fear Of Missing Out o miedo a quedarte fuera de la moda del día, mientras parece que todos ganan). Que parece mentira que haya que decir esto, pero aquí estamos.
- No te dejes llevar por la emoción, es la enemiga de la inversión. Actúa conforme a un plan a largo plazo y de acuerdo a un sistema.
- No te lo juegues todo a una carta. Eso no es invertir, es apostar a un caballo en una carrera.
La conclusión al leer esto es que la inversión sensata parece un asunto lento y aburrido, y que estoy metiendo más miedo del que quito.
Bien, eso es precisamente lo que hay que asumir y debemos tener respeto a la hora de empezar a invertir. Los que no lo tienen, pierden primero.
Los principios básicos para empezar a invertir sin miedo
Viendo lo anterior, podemos deducir gran parte de los principios fundamentales para empezar a invertir. Los más importantes serían:
- Invertir en lo que conozcas. Sí, soy un pesado. Y Warren Buffett, uno de los inversores más exitosos de la historia, también, ya que es su consejo más repetido cuando le preguntan.
- Invierte con perspectiva a largo plazo. Hablo de años.
- Invierte solo el dinero que estés dispuesto a perder. El pago de la hipoteca o la compra de la semana no se tocan.
- Diversifica. Que no significa desparramar entre mil pequeñas cosas que disminuirán la rentabilidad general, sino inversiones sólidas y no relacionadas que hagan que, si una cae, las otras no se vean arrastradas.
- Gestiona el riesgo. Que implica, además de no invertir lo que no puedes perder, sistemas, que son el antídoto de la emoción. En la práctica, lo más básico es ponerte límites de pérdidas en los que venderás para cortar la hemorragia cuando caigas a ese nivel. En bolsa se habla de stop-losses, un límite de valor por lo bajo que, si se alcanza, lanza una orden de venta, no importa lo que diga la emoción. Cuando aprendas sobre bolsa, si decides invertir ahí, los verás a fondo, pero es un concepto general útil.
- Conoce los impuestos. A la hora de la rentabilidad, Hacienda quiere su parte, tenla en cuenta y ten en cuenta también que, en general, cuanto más a largo plazo se invierta, menos se suele llevar.
Además de lo anterior, es importante comprender que la inversión es proporcional.
Es decir, que ganas según lo que pongas. Si metes 100 euros no puedes esperar que se convierta en 1 millón. Para ganar dinero hace falta dinero, el mundo es acumulativo y desigual.
Sin embargo, a los economistas nos enseñan pronto el poder del interés compuesto. Es decir, que pequeñas cantidades, con el tiempo, pueden hacer montañas decentes.
Para bien y para mal, ese tiempo pasa más rápido de lo que creemos y siempre pensamos que, si hubiéramos invertido hace 5 años, ahora tendríamos algo. Mejor un sistema de ir poniendo lo que podamos cada mes, que dejarlo parado y que lo devoren la inflación y los gastos compulsivos.
En qué invertir
Visto lo anterior y, aunque parezca mentira cuando se habla de inversión, hay vida más allá de la bolsa. Se puede invertir en muchas cosas, pero las principales son:
- Bonos: En tiempos de tipos elevados, como en el momento de escribir esto, son una opción a considerar. Los bonos son una forma de inversión en la que prestas dinero a una empresa o gobierno. A cambio, te la devolverán, con intereses pactados, pasados unos años. Pueden ser una opción de inversión segura y conservadora para aquellos que buscan una rentabilidad a largo plazo.
- Fondos: una forma de inversión en la que tu dinero se une al de otros inversores y se pone en una cartera diversificada de activos, como acciones, bienes raíces, los bonos anteriores… Pueden ser una buena opción para aquellos que no tienen tiempo, interés o conocimientos suficientes para hacer una selección individual de esas inversiones.
- Planes de pensiones: lo más aburrido del mundo y me parece bien, lo aburrido es una buena brújula en inversión sensata. Echa un buen vistazo a lo que ofrecen, es probable que quieras ir invirtiendo en él, según la situación general, la tuya y la del plan.
- Bienes raíces: Si tienes bastante dinero, siempre hay que considerarlos. Puede incluir la compra de propiedades para alquilar hasta que vendas a precio más elevado en el futuro, la compra de terrenos… Históricamente, han sido la inversión segura por excelencia, pero hace falta capital inicial.
- Bolsa de valores. Ese lugar lleno de lobos y acciones de empresas, que compras y vendes. Es un mundo en sí mismo, que requeriría de su propia enciclopedia y solo apto para quien conoce sus verdaderos mecanismos. Estos son parecidos a los de un casino, donde unos pocos manipulan el precio, y los ciclos alcistas y bajistas, para desplumar a los que no entienden lo que pasa entre bambalinas. ¿Cínico? Sí. ¿Real? Me temo que también.
- Artículos de colección, arte y similares: cuadros, monedas antiguas, libros raros y otros objetos de valor. Otro mundo con sus propias reglas que exige conocimiento a fondo.
- Oro, divisas, futuros…: Hay más opciones de inversión de las que parecen, algunas muy exóticas. No importa, se siguen aplicando los mismos principios.
- Inversión directa en empresas no cotizadas, microcréditos, crowdlending… Hoy día, hay más opciones que nunca, especialmente de participación directa en pequeñas empresas prometedoras que empiezan y necesitan financiación o socios inversores. Muy arriesgado, pero existe.
¿Cómo y cuál elegir?
Siento no cumplir las expectativas de algunos, pero me contrataron para analizar temas en profundidad y decir la verdad más allá del clickbait.
Y esa verdad es que la respuesta a casi todas las preguntas importantes es depende.
¿Decepcionante? Sí. ¿Real? Me temo que también.
Todo tendrá que ver con nuestro dinero disponible, el momento, las posibilidades a nuestro alcance, cómo esté el contexto de cada opción y el general económico…
- Si tenemos mucho capital y poco interés, lo inmobiliario no suele fallar en ese largo plazo del que hablamos.
- Si no tenemos tanto capital, pero sí ese desinterés, los fondos pueden ser una opción para invertir y olvidar, incluso los gestionados por monos.
- Para los que tienen más pánico en tiempos de tipos elevados, los bonos o fondos de pensiones amortiguarán, al menos, parte del golpe de la inflación.
- Para los que tienen tiempo, ganas de aprender y sangre fría, la bolsa puede ser el lugar en el que ganar a costa de los que se creen más inteligentes que nadie, montando canales de Youtube sobre independencia financiera sin acabar el instituto.
Aparte de eso, también he aprendido que hay que correr en dirección contraria a los que dicen tener «la respuesta». Es de los pocos consejos que aún no me ha fallado.
La inversión es algo serio, que necesita más que un artículo. Pero si quieres empezar sin miedo, y sin tropezar en la línea de salida, esta guía es una brújula para comenzar el viaje. Luego, podremos profundizar aprendiendo sobre las opciones que más encajen con nosotros.