Que el efecto carpe diem durará y que los hosteleros volverán a demostrar su resiliencia son las premisas sobre las que pivotan las previsiones de Hostelería de España según su presidente, José Luis Yzuel, quien asegura que a pesar de que “todo está muy caro” no se renuncia al ocio en bares y restaurantes.
En una entrevista con EFE, Yzuel vaticina que las ganas de disfrutar tras dos años de pandemia van a permanecer y que la gente no renunciará a salir, aunque no sepa “de dónde se lo va a quitar”. En un escenario inflacionista con la cesta de la compra disparada y los precios en restauración subiendo por encima del IPC general, se está viviendo un final de año con “todo a tope”, asevera.
Campaña navideña
“Los agoreros decían que en septiembre se iba a apagar la luz, luego en octubre y luego en noviembre; hemos llegado a fin de año y sigue encendida, aunque muy cara”, bromea.
En una campaña navideña que arrancó en noviembre y a la que el efecto del calendario ha hurtado “al menos tres sábados”, se está demostrando, según Yzuel, que “no se está renunciando al uso social de la hostelería”.
No obstante, para después de estas fiestas imagina un enero “duro”, una “cuesta” con mal tiempo y en la que llegan “muchas tarjetas”, si bien en primavera todo “florecerá” de nuevo. Para el presidente de Hostelería de España la clave del éxito es que el sector se va a volver a adaptar, con una capacidad de resiliencia que “muy pocas actividades económicas tienen” y que es “el secreto de la resistencia”.
Por ejemplo, cita los ejercicios que están haciendo los establecimientos para ahorrar en su factura de la luz, que incluso ha llegado a triplicarse en algunos establecimientos, con cambios en sus horarios y en sus hábitos.
De ahí la recuperación de un sector que está “batiendo récord de empleo” desde agosto y que en noviembre ya contaba con 28.000 trabajadores más que en el mismo mes de 2019. Reconoce que, aún así, se necesitan más empleados, especialmente para soluciones “quirúrgicas” como cubrir los servicios de los fines de semana, ya que plantilla “de gente a 40 horas no falta, así que toca “hacer deberes” para conseguir un sector más atractivo.
“El bar pequeño en una calle anodina de barrio ya no lo quiere nadie”
Un 2023 que puede mejorar a 2022
Con todo y con las pistas y datos con los que cuenta esta patronal, Yzuel asegura que a pesar de los nubarrones, 2023 puede ser mejor que 2022 y convertirse en el año de la normalidad. La hostelería -que aglutina bares, restaurantes, servicios de cáterin y hoteles- continúa no obstante en un proceso de transformación que ha llevado a cerrar paulatinamente bares de barrio y de pueblo.
Sin embargo, al tomar en cuenta la “superficie hostelera” sería mucho mayor a la de hace una década porque lo que se abre es “mucho más grande y más polivalente”.
“El bar pequeño en una calle anodina de barrio ya no lo quiere nadie”, reflexiona.
La hostelería pide calma legislativa
En el Congreso de los Diputados y pendientes de entrar en vigor existen varios proyectos legislativos que afectarán, y mucho, a la actividad de la hostelería. “El tema de los plásticos va a ser grave y el del desperdicio también”, reflexiona. Con los plásticos se refiere a que a partir del 1 de enero los clientes tendrán que pagar por los envases de un solo uso que se utilizan en los bares y en los restaurantes.
La ley 7/2022 de 8 de abril de residuos y suelos contaminados para una economía circular contiene un listado de productos plásticos de un solo uso sujetos a reducción, como los recipientes para alimentos, cajas, con o sin tapa, utilizados con el fin de contener alimentos y que están destinados a consumo inmediato, “in situ” o para llevar.
Implica que será obligatorio el cobro de estos recipientes de un solo uso, diferenciándolo en el tique de venta y prescribe que “todos los agentes implicados en la comercialización fomenten el uso de alternativas reutilizables o de otro material no plástico”.
La ley de desperdicio alimentario, en trámite parlamentario y pendiente de que se constituya la ponencia que tiene que examinar las enmiendas, también afectará a su actividad, aunque el sector ya tiene “mucho camino andado”.
En términos generales, Yzuel apunta que en el horizonte “siempre hay normas que al final traen malas noticias y cuestan dinero”.
“Pedimos que se calme un poco esta voracidad normativa” reclama, al tiempo que pide paciencia a un Gobierno que se asemeja “a la verbena que se va a acabar y antes quieren tocarlas todas”.