¿Cómo enfrentarse a las comidas festivas y al aluvión de regalos esta Navidad? La pediatra nos da los mejores consejos
24 dic 2022 . Actualizado a las 05:00 h.
Las vacaciones escolares ya están aquí. Por delante quedan más de dos semanas de diversión, encuentros y reencuentros, fiestas… También dos semanas repletas de comida y regalos. Laura Álvarez (mas conocida como @lapediatralaura), pediatra, especialista en Gastroenterología y Nutrición Infantil, nos da algunos consejos para estos días.
—Estamos en Navidad, época de vacaciones para los niños, de familia, de dulces y de regalos, habitualmente, de muchos regalos, ¿qué es el síndrome del adulto hiperregalador?
—Siempre se ha puesto el foco en los niños, se habla del síndrome del niño hiper-regalado, pero realmente esto es una etiqueta que no está bien. Los responsables somos los adultos, somos nosotros los que tenemos esas ganas, pensamos que cuanto más, mejor, y nos confundimos pensando que el niño va a ser más feliz cuanto más tenga. Realmente esto no es así, de hecho, muchos adultos se sienten frustrados después al ver que surge el efecto contrario porque los niños cada vez valoran menos lo que tienen, se aumenta la necesidad de consumir más y más para que se sientan satisfechos. Si vamos más allá, vemos como la tolerancia a la frustración cada vez es menor, su creatividad se ve perjudicada, baja la autoestima, se pierde el interés por las cosas. Es la cantidad de regalos que hacemos en Navidad y el resto del año.
—¿Cuáles son los consejos que darías a los padres?
—Son cosas sencillas. Lo primero que hay que hacer es cambiar el chip, saber que no es cosa de cantidad, podemos primar la calidad. Si es que al final ni siquiera tenemos sitio en casa para tanto juguete. Tenemos la opción de que varios familiares se unan para un regalo único porque estamos los padres, pero también abuelos, tíos, primos, amigos… Podemos establecer presupuestos y hacer entender al niño que los Reyes Magos y Papá Noel tienen que hacer llegar regalos a todo el mundo. Recordar que la vida son elecciones y este es un buen momento para explicárselo a los más pequeños. Tienen que elegir lo que realmente quieran, lo que les haga ilusión de verdad. No pueden marcar todo el catálogo de juguetes. Es más, deberíamos limitar esa exposición a los catálogos y a tanta publicidad porque ellos mismos se vuelven locos con tanta estimulación, exponerlos menos. Otra buena idea sería regalar actividades para hacer en el exterior, como una entrada a un acuario, o cosas que fomenten la creatividad. También podemos establecer la rotación de juguetes si, finalmente, nos juntamos con muchos. Guardamos unos pocos y se los vamos sacando.
—Dejando de lado los regalos, vamos a hablar de la segunda pata que protagoniza estos días: la comida. ¿Qué consejos podríamos dar en cuanto a alimentación infantil estas fiestas?
—En cuanto al tema de alimentación sí que debemos tener en cuenta algunas cosas importantes. A veces en las reuniones familiares nos juntamos con mucha gente y alguien puede ofrecer cosas al niño sin preguntar a los padres. Es fundamental tener claro que siempre, antes de ofrecer cualquier alimento a un pequeño, hay que preguntar a los padres porque, o bien le ofrecen algo muy azucarado a un niño que no suele consumir azúcar (recordemos que hasta los dos años la recomendación es cero azúcares libres), o un trozo de turrón que puede contener frutos secos. También hay que prestar atención al marisco en edades tempranas. Hay que tener cuidado con las reacciones alérgicas. Mención a parte se merece el tema atragantamientos, especialmente las uvas, nunca deben ofrecerse enteras, deben cortarse por la mitad de manera longitudinal. En las cabalgatas la costumbre es tirar caramelos, duros y redondos, que también son un peligro.
—En cuanto alimentación, estas fiestas son como un cumpleaños continuo. ¿Cómo encontrar un término medio?
—Tenemos que pensar que son fechas especiales y que porque el niño consuma de manera ocasional algún ultraprocesado no va a ocasionar ningún tipo de problema. Lo preocupante es que los niños los consumen de manera habitual y diaria, ahí sí ese exceso de dulces, de productos ultraprocesados como pueden ser también los fiambres o en los embutidos, la bollería… es preocupante. Pero en Navidad, son fechas ocasionales y no vamos a prohibirle todo al niño. Sí recomendaría tener especial cuidado con los menores de dos años, según la Organización Mundial de la Salud y el resto de sociedades médicas, el consumo de azúcares libres debe ser cero. En los que son más más mayores, pues bueno, no pasa nada. Ahora, tampoco podemos pasarnos y atiborrarlos a dulces porque se pueden empachar y sentir mal.
—Lo importante es el día a día.
—Claro, lo que cuenta es el conjunto, el prohibir puede fomentar trastornos de la conducta alimentaria en un futuro. Por eso, por un consumo ocasional como en estas fiestas, no pasa nada. Pero también hay que advertir de que ese consumo ocasional no puede comenzar a trasladarse al día a día. No podemos caer en eso porque la ciencia ya ha demostrado que se relaciona con enfermedad cardiovascular, hipertensión, diabetes y un largo etcétera.
—¿Somos las familias cada vez más conscientes de la importancia que tiene la alimentación?
—Mira, por un lado diría que sí, que cada vez hay más información accesible; pero, por otro lado, está lo que vemos en el día a día. Solo tenemos que fijarnos en las meriendas de los niños en los parques, bocadillos de fiambres, de nocilla, zumitos de brick… Y eso no son consumos ocasionales como decimos, en un cumpleaños, es todos los días.
—¿Cuáles son las principales consultas que te hacen los padres en cuanto a alimentación?
—Las principales dudas suelen estar alrededor de la alimentación complementaria porque es el momento en el que el niño comienza a comer y, claro, sobre todo los padres primerizos, están llenos de preguntas sobre lo que el niño puede comer y lo que no. También sobre los lácteos, sobre qué tipo de leche debe consumir. Sigue habiendo muchos mitos extendidos.
—¿Cuáles?
—Que los niños necesitan comer azúcar para para tener energía, por ejemplo, este es un mito bastante extendido. Que el desayuno es la comida más importante del día cuando, realmente, todas las comidas son importantes. Que los lácteos son fundamentales para proporcionar calcio, como si no hubiera ningún alimento más que aporte este nutriente.
—También está la típica frase: «Mi niño no come».
—La escuchamos mucho en consulta. Muchas veces comparamos al niño con su primo, con su amigo, con su hermano mayor. Pero, en la gran mayoría de ocasiones, se trata de una falsa expectativa de las familias, de lo que creen que un niño debería comer. Por ejemplo, a partir del año se ralentiza el crecimiento y las necesidades energéticas son distintas. También muchas veces debemos preguntarles a los padres qué comen los niños entre horas, porque en muchos casos llegan a las comidas principales sin hambre. Se entra en un círculo vicioso. Y están las etapas propias del crecimiento, la neofobia alimentaria en la que los niños no quieren probar alimentos nuevos. Pero si un niño va ganando peso, no muestra signos de enfermedad, se le ve con energía, no tiene vómitos o diarreas o problemas respiratorios… Pues la cosa va bien.
—Hablando de vómitos y diarreas, también estamos en época de gastroenteritis. ¿Cuáles son las principales recomendaciones?
—La famosa dieta blanda o astringente que se aconsejaba antes ha pasado a la historia. La recomendación ahora pasa por una dieta normal saludable. Muchas veces lo que se hace con esa dieta astringente es que el niño quiera comer todavía menos. Lo fundamental si tienen gastroenteritis es que se rehidraten con suero de rehidratación oral, si son pequeñitos la lactancia materna o la leche de fórmula. No se sustituyen los lácteos a no ser que sea una diarrea prolongada de más de una semana, entonces sí se puede sacar la lactosa.
—Desayuno ideal.
—No existe el desayuno ideal, es otro de los mitos. Seguimos escuchando que debe estar formado por un lácteo, cereales y fruta. Pero al niño podemos darle de desayunar una tortilla con queso, o pan integral con aguacate.
—¿Cuántas comidas debemos darles a lo largo del día?
—No hay una tabla exacta, es muy difícil precisar un número de comidas en un lactante. Como orientación: entre los 9 y los 11 meses, 3-4 comidas al día. Entre los 12 y los 24 meses, 3-4 comidas al día y 1-2 snacks saludables. Pero siempre respetando las señales de hambre y saciedad del niño.
—«A mi hijo no le gusta la fruta».
—Lo primero es tener paciencia. A veces hay que ofrecer un alimento de 10 a 15 veces hasta que el niño muestra interés y decide probarlo. Tampoco hay que forzar nunca. Ni dejar de exponer, el frutero debe estar lleno, que vean la fruta en casa, que nos vean a nosotros comerla porque al final los niños son todo imitación, no.
Carlos Casabona, pediatra especializado en nutrición infantil: «Me preguntan cuántos huevos puede tomar un niño, pero no cuántas galletas»
Según una encuesta elaborada por la Sociedad Española de Obesidad (Seedo), uno de cada cuatro jóvenes, de entre 16 y 30 años, tiene sobrepeso u obesidad en España. Un 35 % de ellos destacó que nunca hace ejercicio físico y más de un 40 % pasa más de seis horas frente a una pantalla, rasgos que han empeorado desde la pandemia. Por su parte, el estudio Aladino 2019 sobre la Alimentación, Actividad Física, Desarrollo Infantil y Obesidad en España, concluyó que el 23,2 % de niños procedentes de familias con rentas inferiores a 18.000 euros brutos anuales sufre obesidad. Un dato que desciende al 11,9 % en el caso de familias con rentas superiores a 30.000. ¿Es esta enfermedad un problema de clase social? El pediatra especializado en nutrición infantil, Carlos Casabona, lo confirma sin tapujos. Se licenció en Medicina y Cirugía en el 1983, y desde entonces, además de ejercer, ha dado numerosas charlas a sus compañeros de profesión y colaborado con distintos medios de comunicación. Es autor de los libros Tú eliges lo que comes (Planeta) y Beber sin sed (en coautoría con el dietista-nutricionista, Julio Basulto, Paidós), con los que pretende ofrecer dos herramientas prácticas a la hora de saber qué llevarse a la boca.