«La verdad está ahí fuera», rezaban en la popular serie ‘Expediente X’, que provocó un ‘boom’ sobre el tema ovni en los 90. Entre aquella ficción y la realidad puede que no haya tanta distancia, según el avance que ha dejado el mismísimo Pentágono.
En julio de este año se estableció la llamada Oficina de Resolución de Anomalías, o AARO en sus siglas en inglés, que básicamente se dedica a estudiar y rastrear los objetos voladores no identificados, los ovnis, entre otras funciones. Según su director, Sean Kirkpatrick, desde su nacimiento ha recibido «varios cientos» de llamadas informando de avistamientos de todo tipo, si bien no ha dado cifras concretas. Esas llegarán en el informe que dará a finales de este año, en el que será el primero oficial de esta oficina.
El AARO nació con el objetivo no tanto de buscar vida inteligente en otros planetas (que también), sino como un sistema de vigilancia militar. Su labor no se refiere únicamente a los ovnis (Objetos Volantes No Identificados), sino también a objetos que puedan verse en el mar o en tierra y de los que no se sepa su origen. No es más que un sistema paralelo para detectar posibles avances militares de otros países, pero también con una mirada al espacio por si acaso.
Su creación viene a responder a una seria carencia que había en las fuerzas armadas estadounidenses, especialmente la aviación. El miedo a ser estigmatizado, especialmente de un tiempo a esta parte, frenaba a los aviadores a informar de avistamientos de aeronaves extrañas a sus superiores. Ahora, gracias al AARO, pueden hacerlo de manera anónima.
Prueba de que este sistema funciona es la multiplicación de reportes obtenidos. La Oficina del Director de Inteligencia Nacional informó en su momento que entre 2004 y 2021 se confirmaron 144 encuentros de ese tipo, de los que 80 fueron detectados por varios sensores. Se espera que esta cifra se multiplique.
Estados Unidos cambió su política sobre ovnis desde la desclasificación de archivos durante la presidencia de Donald Trump. Aunque no hubo ‘bombazos’, sí supuso la apertura de un nuevo camino en la comunicación. Aún así, en estos meses no se ha detectado nada similar a un contacto extraterrestre como tal.
«No hemos visto nada, y aún estamos en una etapa muy temprana, que pudiera llevarnos a creer que cualquiera de los objetos que hemos visto son de origen extraterrestre», señaló Ronald Moultrie, subsecretario de Defensa para inteligencia y seguridad. «Cualquier sistema no autorizado en nuestro espacio aéreo lo consideramos una amenaza a la seguridad», advirtió.
Y es que el objetivo primordial de esta oficina va más hacia lo terrestre. Los informes que se puedan recibir servirán primero para tener bien vigilados los posibles avances militares de países rivales como China o Rusia.