DOHA — De la quietud al caos. Así los contrastes entre el Mundial 2022 y el Mundial 2026. Gianni Infantino, presidente de FIFA, confirmó el formato para la Copa del Mundo de Norteamérica: 16 grupos de tres equipos cada uno, “pero aún bajo estudio”.
Tentativamente clasificarían sólo dos primeros de cada uno de esos 16 grupos. Y el que sólo acudió como comparsa por cada sector, pues verá terminada su fiebre y su fiesta mundialista. ¿Qué harán con esos 32 clasificados? Los voraces y usureros de FIFA pretenden organizar ocho grupos de cuatro equipos, y comenzar desde cero.
Recuérdese que había muchos escépticos hacia este formato de 16/3, pero esos inocentones creían que la FIFA respetaría la competencia y el nivel de futbol. No, ternuritas, el tema trascendental es el movimiento financiero y turístico, no el futbolístico.
Necesario aclarar que ese “aún bajo estudio” no es para mejorar la propuesta, sino para poder alargar el tiempo de ordeña de los aficionados a las selecciones nacionales involucrados en el Mundial, pero, ojo, sólo en territorio estadounidense.
Antes, hacer una precisión: esta de Qatar 2022 debe ser la primera Copa del Mundo en la que el organizador de la siguiente edición no tiene espacio, tiempo y promoción para su propio producto. ¿Será una represalia o retaliación contra USSoccer por haber prohijado afanosamente el #FIFAGate?
Esa era una de las preguntas obligadas para Infantino. Esa, y saber cómo actuará FIFA con respecto a ese perenne, eterno, irreductible grito que considera homofóbico, que estuvo presente en Qatar, y que, con pocos casos, pero ha incluso envenenado la Liga de Futbol Femenil de México. Cuatro años de “esfuerzos conjuntos” con la FMF, y el grito sigue ahí, agazapado, listo para emerger cuando cierto sector del público lo considere necesario.
Nuestro enviado especial recuerda lo hecho por Diego en México ’86 y sostiene que esta versión de Lionel Messi puede darle a la Argentina su tercer campeonato del mundo.
Sí, entérese, levanté la mano, fervorosamente. Y la mantuve en lo alto, pero el moderador le dio el micrófono a cuatro personas a menos de tres metros alrededor mío. Sé que no he sido ni seré guapo, pero pasar desapercibido, con mi volumen, mi estatura y mi calvicie, es imposible. En fin. Acaso un par de preguntas duras, intencionadas, y el resto, indulgencia pura, como besos en los lustrados zapatos Tanino Crisci de Infantino.
En su exposición, el presidente de FIFA defendió su derecho a defender, desde su trinchera de oro y dólares, los derechos humanos, el respeto a las regulaciones y reglamentos, y el compromiso con la diversidad. ¡Dios, hablaba de sogas en casa del ahorcado!
Pero ¿por qué de la quietud al caos, entre 2022 y 2926? Esta es mi novena cobertura en Copas del Mundo, así que me atrevo a un juicio. La verdad ha sido confortable para todos: equipos, aficionados y por supuesto medios de comunicación. Un Mundial jugado, prácticamente, en una sola ciudad, con un enjambre de transporte magnífico y gratuito. Un aficionado me platicaba que ha podido ver 26 partidos de 62 posibles hasta el momento.
En ese plazo, el directivo se comprometió a brindar un informe sobre lo que pasó en Qatar y un plan para el 2026. Nuestro enviado especial se lo recuerda.
Más allá de los escenarios insoslayables, que lastiman derechos humanos, en organización y tecnología, Qatar 2022 ha sido impecable. Y ciertamente Infantino tiene razón cuando habla de un saldo blanco, tal vez omitiendo algunas riñas de menos cuantía y lamentos, entre grupúsculos de aficionados.
Parte de ello se debe a las restricciones en el consumo de alcohol en Qatar. Pero, es imposible pensar en que la FIFA pueda implementar esto en el futuro. ¿Alguien se imagina una Ley Seca en 2026? ¿Alguien se imagina impedir la venta de bebidas alcohólicas de manera indiscriminada antes y después de los juegos en Estados Unidos, México y Canadá?
También es evidente que en un total de 64 partidos, incluyendo la Final de este domingo entre France y Argentina, hubo partidos malos y muy malos, pero, ciertamente hubo joyas memorables, especialmente cuando se vino el desazolvamiento, la limpieza después de la fase de grupos.
¿Puede Usted imaginarse la calidad de partidos en 2026? Habrá algunos espeluznantes. Inevitablemente irrumpirán selecciones nacionales que nunca habrían llegado a una Copa del Mundo, hasta antes de este nuevo formato. Simplemente en la fase de grupos, habrá tres partidos por sector, es decir, 48 en el primer filtro de clasificación.
De acuerdo con la logística de juegos que contempla Estados Unidos, y a la cual se apegarán ciegamente sus chambelanes mundialistas, Canadá y México, se trata que ningún equipo repita en la misma ciudad, acaso, en la misma región, pero tener constantemente a los equipos en aeropuertos y por supuesto a los aficionados también.
Los seguidores de Brazil y Argentina, selecciones que estarían en la Costa Este, deberán prepararse para una mudanza entre partido y partido, para tratar de generar ganancias siguiendo la estela de rendimiento de sus equipos.
Recuérdese que Estados Unidos sólo le tiró unas limosnas a Canadá y México, al otorgarles diez partidos, tentativamente a cada país. Y, por ejemplo, si México avanza en esa dificilísima fase de grupos, con dos rivales “accidentalmente” seleccionados en el dichoso sorteo, será secuestrado para jugar su siguiente o siguientes partidos, ya en Estados Unidos.
Por eso, es especialmente curioso el no poder constatar una presencia efectiva, sólida, imponente en Qatar, por parte del Comité Organizador de la Copa del Mundo 2026. No hubo espacio ni tiempo para promover su torneo, ni las imágenes de sus promesas de bienestar.
En una conferencia de prensa de apenas 15 minutos, el directivo adelantó que en 60 días quieren tener fortalecida la estructura del fútbol mexicano.
Veremos si durante la Ceremonia de Clausura, el próximo domingo, como suele ocurrir, como debe ocurrir, Qatar 2022 le entrega la estafeta a Norteamérica 2026. O si ese ninguneo, es el efecto aún del #FIFAGate y la filtración de documentos que asociaban a Qatar y su sede con actos de soborno, para conseguir los votos necesarios, y vencer en esos comicios a Estados Unidos.