¿Podemos hacer que picar entre comidas no sea un problema? Aquí unas ideas para lograrlo de manera saludable ¿A quién no le gusta, aunque haya empezado el curso, ir a picar con amigos o familiares? Pues de vez en cuando no está mal, pero debemos tener cuidado, especialmente si queremos guardar la línea. Y el problema es que nos es muchísimas veces impensable resistirnos a él.
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“Tenemos que tener claro que la comida es algo social, familiar, de estar a gusto, y picar es un momento natural, de charla. Podemos tomar un algo saludable y alejarnos más de esa merienda superflua, que a lo mejor de vez en cuando no hay problema. Debemos priorizar un 80-85 por ciento de comida saludable y guardarnos un 15 por ciento para esos momentos más distendidos porque así nos llevaremos mejor con la comida”, subraya Pablo Ojeda, dietista y nutricionista, en entrevista con Infosalus.
Tenemos que tener claro que la comida es algo social, familiar, de estar a gusto, y picar es un momento natural, de charla
Junto con Virginia Troconis ha escrito Comida, vamos a llevarnos bien (Planeta), un libro con el que nos aportan las claves para mejorar nuestra relación con la comida, se destierran los principales mitos en torno a la alimentación, y en el que se dedica un apartado para picar de forma saludable.
Ojeda dice que el principal problema de picar es que las comidas que se escogen sacian poco y son “auténticas bombas calóricas”. Pone de ejemplo un paquete de papitas, que contiene unas 700-800 calorías.
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“Lo peor de esto es que esas 800 calorías no son las que te aportarían unas lentejas, sino que son de poca calidad. Las calorías son como combustibles de distinta calidad. Si tanqueas en una gasolinera de mala calidad, nada más el motor empezará a echar humo, tendrás que ir más al mecánico y el motor sufrirá desgaste. Las papitas fritas son esa gasolina de mala calidad”, remarca Ojeda.
Eso sí, insiste en que no pasa nada comerlas de vez en cuando, siempre que se coma bien el resto del tiempo. “No pasa nada si echas un poco de agua en un vaso vacío. El problema de nuestra sociedad es que vamos con los vasos a reventar y con cualquier cosa que eches”, advierte el también miembro de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (Seedo).
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Cuidado con los frutos secos
Pablo Ojeda, que también es CEO del Centro de psiconutrición Vitamind Psicología y Nutrición (Sevilla), advierte concretamente sobre los frutos secos que, aunque son unos “alimentos fundamentales, obligatorios y necesarios” en nuestra dieta, al estar cargados de nutrientes muy valiosos, como minerales o ácidos grasos, omega 3, 6 y 9, también llevan a una carga energética muy alta, es decir, muchas calorías.
“Por eso, los profesionales de la nutrición siempre recomendamos un puñado, donde hay unos 25-30 gramos. Es decir, unas 10-12 almendras; 8-10 mitades de nueces; o hasta 20 pistachos, más o menos”, detalla.
Aconseja aquí que “es mejor coger solo lo que vamos a tomar y contarlos (y no tomar el paquete completo). Si vamos cogiendo de este, lo más normal es que comeremos de más, porque los frutos secos son muy ricos. Si no tienes mucho control, es mejor irse por bolsitas de unidosis de 30-40 gramos. Y un último punto importante: los frutos secos siempre sin sal y sin freír”.
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Recuerde aquí el tema de los alimentos prohibidos, que generan deseo. Ningún alimento, por sí solo, engorda, sino que estos solo tienen energía y el exceso de esta es la que produce que engordemos, recalca Ojeda.
La cerveza y el vino
El alcohol “es una droga, un tóxico, y no aporta nada positivo a nivel fisiológico”.
Por otro lado, el experto en nutrición habla del problema del vino o de la cerveza que acompañan las picadas: “Si me tomo una cerveza o una copa de vino, ¿voy a engordar? Menos de lo que creemos. Una cerveza tiene 100 calorías y una copa de vino 150. El problema no son esas calorías, sino las de la picada que acompaña esa cerveza”.
Subraya que el alcohol, en cualquier contexto, es “una droga, un tóxico, y no aporta nada positivo a nivel fisiológico”. Ahora bien, Ojeda sí reconoce que esa copita de vino dentro de un consumo moderado, en un ambiente distendido genera un beneficio emocional por esa socialización que no podemos dejar de tener en cuenta. Pero no hay que pasar de ahí, según insiste, porque corremos el riesgo de que ese consumo ocasional y moderado se convierta en una adicción. “En ese caso, el que engordes uno o diez kilos pasará a ser un problema menor”, remarca.
¿Qué picar?
Se puede mejorar la picada. El nutricionista Pablo Ojeda pone como ejemplos unos palitos de zanahorias con hummus, una buena ración de aceitunas, unos tomates cherry bien aliñados o unas tostadas de salmón. Otras opciones que recopila en su libro son:
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– Encurtidos: pepinillos, cebollas o aceitunas y en una ración de hasta 10 gramos.
– Frutos rojos: moras, frambuesas, arándanos, entre otras. Esta es la mayor fuente de antioxidantes que ofrece la naturaleza.
– Rabanitos.
– Queso: a pesar de ser un alimento muy denso, a nivel nutricional y de calorías es interesante porque su grasa proporciona saciedad, que es el punto débil de muchas dietas.
– Jamón o caña de lomo.
– Yogur natural: se puede combinar con una onza de chocolate de 75-80% de cacao derretido en el microondas.– Un puñado de frutos secos.
EUROPA PRESS
MADRID