Espacio de moda jerezano Flow112 nació hace dos años, justo antes del confinamiento. Y lo hizo al revés: primero la tienda física y, luego, el desarrollo online y en redes sociales. “Nuestro concepto efectivamente era al revés, montar un espacio físico en el que tuviesen cabida todas la marcas Made in Spain o que tuvieran una historia que contar y traerlas a Jerez. Es decir, marcas que no sólo vendan un producto, sino que también respalden valores, como es el caso de Tamara Hidalgo, en cuyo taller gran parte de las piezas las elaboran personas con discapacidad, que enriquecen mucho más el producto. No es una mera compra. O en el caso de una marca de bolsos, que ayuda a mujeres en riesgo de exclusión social u otra cuyo taller es Cáritas. Aquí tenemos firmas que merece la pena saber de ellas. Es comprar de una manera más ética y moral, más enriquecedora en definitiva”, cuenta la impulsora de este espacio, Mewy Fernández.
Un concepto de tienda que Mewy comenzó a mover por redes sociales durante el confinamiento, “en los momentos que podía, como madre emprendedora, para que la gente fuera conociendo el proyecto”. ¿Y qué tienes tú de diferente?, le preguntaban. “Pues lo que tengo de diferente es que en un mismo punto doy a conocer marcas que ya me he encargado yo de seleccionar para traerlas, las que he considerado que merecen la pena comprar y, a raíz de ahí, hacer diversas acciones para darles voz. Por eso es espacio de moda, porque aquí confluyen otras muchas características que no tienen las tiendas normales”.
Una de esas acciones es el encuentro celebrado este miércoles junto a la diseñadora de joyas Tamara Hidalgo. Es el estreno en este tipo de iniciativas. “Es curioso porque Tamara es la primera que hizo un directo conmigo para hablar del concepto y su firma en Instagram, y es la primera en venir ahora a Jerez a exponer sus productos y novedades”.
Aquí no se queda la cosa. Mewy, como periodista que fue durante años, ya tiene más ideas en la cabeza como vincular esa profesión a la moda con la creación de un podcast, “con otras emprendedoras que cuenten sus historias. Un feedback que te enriquece y te empodera. Casi todas son mujeres y es una forma de decir que podemos a todo, aunque a veces vivamos vidas como una montaña rusa y por eso necesitamos apoyarnos”. También continuará con micro eventos como el de Tamara Hidalgo, y la creación de un evento grande con todas las marcas y ONG, con entrega de premios incluida. “Que la moda sea un hilo conductor para hacer cosas bonitas“, añade Mewy, que destaca que Jerez es una ciudad que se vende bien, “tiene buena carta de presentación, no sólo por sus vinos, sino también por su gente”.
Hay que subrayar que el acto contó además con la colaboración de Cacao Pico.
Tamara Hidalgo, artesanía muy capacitada
“Me ha encantado la iniciativa de Flow112, que deberían hacer muchísimas marcas. Creo que hay que potenciar al pequeño comercio, a las marcas locales así. Y es una de las cosas que yo también trato de hacer desde mi marca TH con el comercio local. Hay que concienciarse de que hay que apoyarlo”, cuenta Tamara Hidalgo.
Una marca con una historia detrás, que no busca enriquecerse, pero sí en valores, “y sacar sonrisas a las personas. Para mí, principalmente, lo que hay es, más que TH, ayudar a la gente. Y en el caso de la marca, pues hay una parte social ya que trabajo con personas con discapacidad de ambientes sociales muy vulnerables, que están más que capacitadas, que ponen sus manos en dar vida a mis diseños en un taller artesano. Pero es complicado porque estas personas necesitan formación y no hay gente que se arriesgue. Así que todavía es una utopía este tema social. Necesitan más ayuda”.
Cuenta Tamara además que su jefe de taller, Antonio, que tiene un niño con Síndrome de Down a quien su padre le quiere dar un futuro, le propuso la idea y arrancaron con el proyecto. “Si tu ves las piezas…, están más que capacitados”.
La firma Tamara Hidalgo, que surgió hace siete años, está preparando nuevos diseños y acaba de sacar una colección de velas junto al diseñador de Sevilla Manuel Zerpa y un alfarero. “Todo es artesanal, fundimos la cera, hacemos las esencias, en un lebrillo de toda la vida. Y estamos arrancando este proyecto, pero siempre con una sonrisa y apoyando el comercio local”, subraya.
Tamara no se considera un ejemplo, “pero al final sí que tengo que tirar para adelante, soy abuela, madre de cinco hijos… Hoy, detrás de bambalinas, es muy complicado emprender para una mujer. Soy una mujer orquesta, y no porque sea mejor que nadie, sino porque tenemos que hacer de todo: padre, madre, fontanera… Pero, sobre todo, hay que tener mucha iniciativa y mucha alegría. Tenemos que incentivarnos unos a otros, porque aquí hay mucho talento”.