En un diálogo mano a mano con Ecos365 el presidente del centro de investigación y políticas públicas Fundar y CEO de Qontigo, Sebastián Ceria, analizó el contexto del país, las proyecciones en materia de biotecnología y los tips para tener en cuenta a la hora de emprender.
-Una de las cosas que planteaste en el Coloquio de Idea es que en un país que tiene tantos unicornios, y con todo el tema de la biotecnología, hay algunas cuestiones para hacer.
-Sí, me encanta mirar el vaso medio lleno, hay que ser optimistas y claramente hay casos de éxito muy admirables. El profesor español decía que un Jeff Bezos no hubiese podido existir en la Argentina y yo creo que está totalmente equivocado. Primero tenemos que darnos cuenta de la escala de nuestro país y de las posibilidades que tenemos. Que somos un país en vías de desarrollo, que vivimos en Latinoamérica y a pesar de eso hemos podido hacer las cosas que hemos hecho. Entonces comparar a la Argentina con Estados Unidos no creo que necesariamente sea justo. Lo que traté de hacer es hablar de esos casos de éxito, porque me parece que es de lo que nos tenemos que agarrar como para aprender e imitar.
-Bueno el tuyo también.
-Lo que pasa es que lo mío es distinto porque yo vivo afuera y mi empresa la hice en el exterior. Creo que obviamente hay un tema de recursos humanos. El recurso humano argentino está muy bien considerado en todo el mundo y eso es en algún sentido una prueba del valor de la educación que recibimos y el entorno en el que crecimos. Pero más allá de eso, creo que en la Argentina cuando se han hecho las cosas bien, y por eso mostraba estos casos de éxito, los resultados son realmente impresionantes.
-Por tu experiencia, si esta nota la lee un emprendedor o alguien que está generando una startup ¿Qué consejo le dirías?
-A mí el consejo más válido que me dieron como emprendedor fue esto de suspender la incredulidad. Cuando vos estás emprendiendo algo los obstáculos son enormes. Te diría hasta casi infinitos. Entonces qué es lo que uno tiene que pensar para poder sin embargo tirarse a la pileta. Y bueno, eso es que uno puede, que uno tiene las capacidades, que uno se preparó y lo pensó muy bien y que uno ve realmente una veta donde uno puede generar un negocio. Y eso implica muchas veces suspender la incredulidad. Es muy dura la vida del emprendedor. Todas las mañanas te levantás y es como si te agarraran a trompadas porque hay cosas que salen mal y uno tiene que arreglar muchos problemas. Tenés muchos altos y bajos. Me parece importante y creo que la Argentina te da eso de la resilencia, esta idea de persevera de triunfarás. Si te viene un obstáculo lo tenés que tratar de esquivar e ir por el otro lado y buscar distintos caminos. No darse por vencido. Eso es lo que me pasó a mí, mi empresa en sus orígenes sufrí muchísimas crisis y nunca me di por vencido, siempre suspendí esa incredulidad. Dije yo puedo, lo puedo hacer y llegó un momento donde la cosa anduvo. Ves luz al final de un túnel y no sabés si es un tren que viene de frente o si realmente se termina el túnel. Llega un momento que vos en tu empresa te das cuenta que vas a salir del túnel y esa es una sensación increíble.
-Supongo que hay una cuestión intuitiva.
-Sí, porque en general uno como emprendedor tiende un poco a sentirse que siempre está peleando con gigantes y entonces ¿cuándo va a terminar mi pelea? Pero llega un momento que uno se da cuenta y ya está, ya hice lago que tiene un poder para quedarse y ese creo que es el triunfo del emprendedor. A partir de ahí empieza esta idea de qué tan grande puedo ser, si mi crecimiento puede ser exponencial o no. Pero hay un gran sentido de liberación que uno siente cuando dice yo sé que la pérdida total no es una opción.
-Las bajas tasas de interés fomentaron algún capital de riesgo. Ahora que ese proceso parece revertirse ¿creés que es una etapa que pueden verse resentido estos procesos de desarrollo de nuevos unicornios?
-Claramente fue un ambiente muy propicio para este tipo de generación de valor pero creo que estamos en el medio de una revolución tecnológica sin duda. La inteligencia artificial, machine learning, la tecnología, la biotecnología, las redes sociales van a cambiar el mundo. Creo que eso implica que van a seguir saliendo nuevas empresas. Muchas de estas empresas que van a salir van a tener mercados muy pero muy grandes y eso implica que el ecosistema va a seguir funcionando. No creo que el ecosistema deje de funcionar porque ya tiene mucho envión. Hay muchísima gente interesada, muchísimo capital que se levanta para este tipo de emprendimientos y que creo que los inversores ven que en un mundo rápidamente cambiante no podés estar seguro de cuál va a ser el ganador. Entonces eso significa que tenés que invertir en muchas cosas y que tenés que tener una mente abierta a que te va a aparecer un disruptor.
–¿Rosario y la región es un polo atractivo en materia de biotecnología?
-Sí, es superatractivo. Creo en la biotecnología como un agente de transformación. Creo que la Argentina tiene grandes ventajas competitivas en ese sentido. Tanto una tradición de investigación y desarrollo que se ha llevado a través de institutos públicos, universidades y obviamente el complejo agropecuario en general, ha sido innovador y ha logrado ventajas competitivas con el resto del mundo que son increíbles y admirables. Creo que ahí hay otro ecosistema totalmente virtuoso donde el complejo agroexportador junto con las universidades, los institutos y compañías como Bioceres y otras que han surgido pueden generar muchísimo valor. Soy muy optimista en ese sector.
-¿Están pensando en invertir ahí?
-Fundar lo que hace es políticas públicas y tenemos un área de recursos naturales y ahí tenemos un proyecto concreto en biotecnología. Eso tiene que ver con cuáles son las posibilidades de diseñar políticas públicas que favorezcan de alguna manera las inversiones biotecnológicas. Como se hizo en la industria del software con la Ley de software o con la Ley de economía del conocimiento, creemos que también existe la posibilidad de trabajar activamente en el área de biotecnología y por eso estamos investigando esos temas.
-¿Cuáles son los ejes centrales que ves ahí?
-Es pensar en cuáles son los incentivos. Hay una cosa básica que es la continuidad de la inversión del Estado en la ciencia, en la tecnología, en los institutos, las universidades. Y después hay un poco de cómo se crea este ecosistema de inversiones. Hay inversión público privada que participa, hay fondos destinados exclusivamente a este tipo de inversiones, quiénes lo manejan, qué rol puede cumplir el Estado para apalancar. Da créditos a empresas de biotecnología a bajas tasas para poder fomentar ese tipo de actividad. Creo que hay muchas puntas de eso y creo que es importante que el sector se convenza de que se puede crear esa simbiosis entre el Estado y los privados para desarrollar estas tecnologías que creo que van a ser parte de este cambio del mundo. No creo que el cambio del mundo vaya a pasar exclusivamente por software, la computación y las empresas de tecnología sino que creo que mucho va a pasar por la biotecnología y es importante apostar fuerte en ese sector.