El próximo 9 de enero de 2023 se cumplirán 25 años del fallecimiento del presidente del club, Marcos Fernández Fernández, y uno de sus hijos, Ángel Fernández Fermoselle, que ejerció como vicepresidente y también presidente del Real Valladolid, atiende a AS para recordar algunos aspectos de aquellos 10 años (1992-2000) en los que su familia dirigió la entidad blanquivioleta.
¿Cómo le va?
Bien, estamos bien mi familia y yo, tenemos un recuerdo maravilloso de Valladolid y cuando puedo voy por allí porque es una ciudad maravillosa que está en mi corazón y en el de toda mi familia.
¿A qué se dedican? creo que además de la construcción también se dedican al mundo editorial, ¿no?
Tenemos una editorial, es cierto, se llama Kailas y publicamos libros de todo tipo, editamos a Mo Yan, el premio Nobel chino de 2012. Tenemos negocios en diversos ámbitos, nunca nos hemos detenido a nivel profesional porque siempre hemos tenido inquietudes y pensamos que tenemos capacidad para desarrollarlo. Tenemos inversiones en diferentes sectores.
Y usted también escribe libros…
Bueno, mi profesión original es el periodismo, trabajé en varios medios, en El Mundo fundamentalmente, fui corresponsal en Estados Unidos y como consecuencia de ello creo que he tenido la suerte de comunicar más o menos bien y he publicado una novela, una trilogía de cuentos… sigo publicando libros infantiles en una colección que se llama “Lolota” y todo eso me hace muy feliz. Divulgar conocimiento en la medida que puedas y trasladar tus reflexiones más profundas sobre cómo pasa la vida es muy bonito de hacer.
¿Sigue el fútbol, al Real Valladolid, o aquella etapa ya pasó?
Mi familia estuvo diez años en la entidad blanquivioleta y fueron unos años extraordinariamente intensos. Una entidad como el Real Valladolid, como cualquier club de Primera División, exige muchísima atención, genera mucha tensión y es una actividad que te consume en gran medida. Esos años tan intensos siguen ligados a nosotros y es imposible desprendernos de ellos. Sigo al Real Valladolid siempre que puedo, atento a lo que está haciendo. No lo sigo con la cercanía que me gustaría, pero es mi único equipo realmente, el Real Valladolid. Soy absolutamente blanquivioleta.
¿Viene a Valladolid a ver partidos?
Soy abonado, mis hijas también lo son y siempre intento ir una vez al año. Este año todavía no he podido, pero siempre intento ir. Me encanta formar parte de la familia blanquivioleta. La semana pasada fui a Pucela y pasé por la tienda. Me encantó y había una cola tremenda. Me gustó ver que todavía estas tiendas físicas son capaces de generar esta demanda. Me gusta mucho ver a la gente con los colores del club, la verdad.
Es que el momento de la afición blanquivioleta es brutal, con una gran identificación, más de 23.000 abonados… eso se percibe en la calle…
Sí, por supuesto que sí. El fútbol ha cambiado mucho desde que nosotros nos fuimos en el año 2000 y estamos en un mundo nuevo con los móviles, con aplicaciones que hacen de todo, con una capacidad de llegar a los demás que es tremenda. A veces pienso que me hubiese gustado mucho dirigir el club durante esta época porque la capacidad de llegar a los aficionados ahora es mucho más importante, de tener repercusión. En aquel momento estábamos más sometidos a los medios de comunicación convencionales. Eso tenía sus cosas buenas y otras menos buenas también, claro. Me alegra mucho ver la identificación de la ciudad con su equipo de fútbol y me da pena no haber tenido esa herramienta.
…Pues salen casi continuamente noticias de que el club está en venta…
(Risas). No sé si tenemos, ni siquiera, el físico, porque realmente esa actividad es extraordinaria. A lo largo de mi vida, en todas las labores que he llevado a cabo, creo que nunca he trabajado tanto como cuando estuve en el Real Valladolid. Es una intensidad absoluta. Ten en cuenta que los partidos se suelen jugar en domingo, hay que atenderlo, por supuesto, pero los demás días también porque hay que estar atentos a los que está pasando y seguir trabajando. Y cuando termina la competición llega un momento más importante todavía cuando tienes que adecuar la plantilla a lo que necesitas. Siempre había un lío tremendo, no se acaba nunca y eso es una cuestión muy bonita de dirigir un club, pero al mismo tiempo es muy exigente.
De esos 10 años en los que su familia estuvo en el club, ¿cuál fue el mejor momento y el peor?
Bueno, elegir uno bueno es muy complicado porque hubo muchos momentos maravillosos como el ascenso en Palamós o ganar al Toledo en el playoff, algunas de las veces que logramos permanecer en Primera cuando no parecía tan fácil conseguirlo. Hubo muchos momentos. El 3-8 en Oviedo con Peternac y Quevedo, aquello fue espectacular, con un montón de penaltis. Ganamos al Real Madrid en el Bernabéu (1-3). Uno de los momentos más felices fue cuando, gracias a la gestión de mi padre, se consiguió mantener la categoría y se creó la liga de 22. Ese fue un momento histórico. Yo estaba en las oficinas del club y me llamó mi padre, totalmente emocionado, para decirme que éramos de Primera, que estábamos en Primera. Fue un momento bastante histórico, la verdad. En la parte menos buena recuerdo un 6-0 en el Calderón, que nos dolió mucho…
Y siempre quedó la sensación de que aquel despido radiofónico de Cantatore no fue un momento afortunado…
No tengo la menor duda de que nos equivocamos en la comunicación. Fue un error, fundamentalmente mío, más que de mi hermano Marcos, pero la realidad es que Cantatore quería que lo echáramos, provocó que lo echáramos de distintos modos y el día que pasó lo que pasó en la radio (el técnico fue despedido en directo en el programa SuperGarcía) no estuvimos bien. Esa misma tarde había estado cinco horas hablando con Vicente, en mi despacho, de muchas cosas. Me dijo que todo estaba bien y luego llegó a la radio y dijo todo lo contrario. Entiendo que para muchos aficionados Cantatore es un héroe, pero los responsables de los clubes son personas que invierten un dinero, muchas veces lo pierden, pero no hacen goles, ni ganan partidos. Es mucho más fácil criticar a los gestores. Creo que Cantatore logró lo que se propuso, que es que lo echáramos y cobrar el contrato que tenía, nosotros nos equivocamos en la comunicación, afectados, claro, porque mi padre estaba enfermo y fuera, a miles de kilómetros, y no tuvimos la tranquilidad y la sensatez de actuar como siempre lo habíamos hecho. Creo que fue la única vez que cometimos un error importante y es una pena que tuviera esa trascendencia. Claro que no sucede habitualmente que se comunique en directo, a un entrenador, su destitución, pero realmente no teníamos que haber participado en aquel programa y sí haber esperado al día siguiente a hablar con él y, probablemente, tomar la decisión de despedirlo de una manera más lógica y coherente. Nos equivocamos en las formas, no en el fondo. De hecho, en los años consecutivos la situación deportiva fue muy bien. Es una pena que aquello tuviera tanta importancia en lo que hicimos mi hermano y yo porque mi padre no tuvo nada que ver.
¿Cree que se fue injusto con ustedes? ¿Fue la chispa que encendió la mecha para vender el club?
Los gestores de los clubes llevan sociedades que tienen mucho apego por parte de los ciudadanos, pero, por otra parte, es una entidad donde hay que pagar las nóminas, exige un trabajo extremo y no siempre se conoce ese trabajo, la tensión, el cómo reaccionar, cómo lidiar con los egos de los futbolistas o de los entrenadores. Creo que, efectivamente, aquello lastró nuestra relación con la afición, lamento mucho que aquello sucediera, la verdad, creo que nos equivocamos en la comunicación, no en la decisión porque Vicente nos presionó muchos meses hasta llegar ahí, pero la gente eso no lo sabe. La actividad de los gestores es difícil que genere cariño o simpatía, mientras que Cantatore, obviamente, logró éxitos de cierta trascendencia en Valladolid.
Si aquello no hubiese sucedido…
Nosotros, seguramente, seguiríamos en Valladolid. Me gusta pensar que si, sobre todo, mi padre no hubiese fallecido seríamos un club parecido al Villarreal. Pero es la vida. Es imposible vivir sin equivocarse, sobre todo, cuando haces cosas, cuando te dedicas a tomar decisiones. Hicimos muchas cosas muy bien. Fuimos la primera Sociedad Anónima Deportiva de España, tuvimos un trabajo con la cantera, con la Residencia de Jugadores que en ese momento creo que no existía ninguna. Fuera de Valladolid valoraban muchísimo la gestión del Real Valladolid, pero tuvimos que lidiar con esa situación mucho tiempo y eso nos producía muchísimos desgaste.
A la hora de vender el club, son ustedes los que ofrecen el club o son las empresas madrileñas las que se interesan por comprar…
Lo que ocurre es que una entidad con semejante visibilidad, como es un club de fútbol en Primera División, sobre todo si está saneado, como era el caso, era un activo que siempre es pretendido por mucha gente. Los hay que piensan que es una buena inversión, otros que quieren aparecer en medios de comunicación, gente que tiene mucho ego, entonces… Cuando dijiste antes que siempre hay rumores de una posible venta del Real Valladolid entiendo que es normal porque siempre es muy apetecible. Nosotros siempre tuvimos muchas ofertas, pero no las valorábamos hasta que sucedió lo de Cantatore y una eliminación de Copa, frente al Real Unión de Irún, un partido muy desafortunado, y recuerdo que hubo una antipatía tremenda, en este caso contra mí, porque era yo el que estaba en el palco. Y entonces piensas que no necesitas eso. Queremos al club, sentimos mucho la entidad, somos profundamente blanquivioletas, pero con los insultos frecuentes nos dimos cuenta de que tampoco era lo que necesitábamos. Nos cambió la perspectiva, casi más que el asunto del entrenador. Aquella bronca fue decisiva porque realmente creo que no nos la merecíamos. Yo no estaba jugando ese partido y, por otro lado, no es una tragedia que un equipo de menor categoría te elimine, pasa todos los años, pero en aquel momento había mucha antipatía contra nosotros y vivirla de una manera tan frontal como pasó aquel día… algo se rompió.
El mes pasado publicamos en AS que habían pasado 25 años desde el último partido del Pucela en Europa, con ustedes al mando… ¿qué sensación le produce que el Real Valladolid no haya vuelto a clasificarse para ninguna competición europea en este tiempo?
Lo primero es pensar que el año que viene se cumplirán 25 años desde que mi padre falleció. Recuerdo ese partido frente al Spartak de Moscú, la eliminatoria anterior contra el Skonto de Riga. Me produce pena, recordar el trabajo de nuestra época y limitarlo a lo que pasó con Cantatore me parece un tanto injusto porque en todos los años que estuvimos en el club permanecimos en Primera y mucho más cerca del puesto ocho, que del 16. Creo que habría pasado muchas más veces si hubiésemos seguido en el club, pero eso es hacer hipótesis. El fútbol tiene unas circunstancias absolutamente extrañas que es una cosa que lo hace más hermoso. Me da pena que nunca hayamos vuelto a una competición europea. Ojalá que volvamos pronto.
Ustedes vendieron a varias empresas madrileñas, Nacho Lewin estuvo un periodo corto y después llegó Carlos Suárez… ¿Tenían contacto con él? ¿como valora su gestión?
No tengo conocimiento suficiente para valorar su trabajo, lo que sé es que si se ha mantenido tantos años ahí es que algo ha tenido que hacer bien porque es un trabajo muy exigente. No lo puedo valorar porque no conozco su trabajo. A él, personalmente, le conozco, pero no he tenido mucho contacto con él.
De la última época, desde la llegada de Ronaldo, ¿qué piensa?
Desde la distancia, no vivo en Valladolid, pero que un mito como Ronaldo esté al frente de la entidad blanquivioleta debería ser un motivo de felicidad para todo el mundo. Creo que se podrían hacer muchas cosas con semejante figura al frente del club y creo que la imagen de la entidad podría ser muy buena. Es una persona que despierta mucha simpatía y que podría hacer muchas cosas por el club. Siempre dejando claro que el hecho de haber estado vinculado al fútbol, de haber sido tan importante en los terrenos de juego, no significa que vaya a hacer un trabajo excelente en los despachos porque hay tantísimas cosas que cuentan. Va a necesitar apoyarse en un gran equipo, tener mucha suerte en las decisiones importantes porque el tamaño del jugador que fue no garantiza que lo pueda hacer bien, pero ojalá lo haga fenomenal.
Alguna vez ha pensado, ojalá nosotros hubiésemos pillado los contratos de televisión que hay ahora…
No quisiera desmerecer a los que están ahora, pero claro que lo he pensado, igual que con las herramientas de marketing que hay ahora. En cuanto al tema económico, gran parte de nuestro éxito fue manejar este aspecto de una manera inteligente. Claro que pienso que con los recursos que hay ahora habríamos hecho cosas muy importantes, pero no quiero decir que fueran a ser mejores de las que se están haciendo ahora. Vivimos una época con más limitaciones y dificultades. Ahora creo que es más fácil dirigir un club porque hay muchos más recursos.
Del Pucela, del equipo, ¿qué me dice?
El ascenso del año pasado, como fue tan inesperado, lo disfrutamos mucho más, nadie pensaba que íbamos a subir de esa manera, pero eso es el fútbol. Creo que tenemos un equipo bastante sólido, la verdad, creo que somos capaces de ser fuertes atrás, tenemos gol, aunque no tanto como nos gustaría, y creo que el equipo tiene entidad. No sé hasta dónde seremos capaces de llegar porque hay mucha igualdad. Incluso los clubes de arriba de Segunda no tienen mucho que envidiar a los clubes medianos de Primera. Confío en que mantengamos la tendencia y podamos optar a puestos europeos. Creo que tenemos buenos jugadores, un buen bloque por lo que espero que sea un buen año.
¿Le veremos pronto por Zorrilla?
Espero que sí. El día 30 jugamos contra el Real Madrid, ¿verdad? Intentaré ir a ese partido.