En el mundo, más de 650 millones de adultos tienen obesidad. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), representan al 13% del total. En Argentina, la última Encuesta Nacional de Factores de Riesgo muestra que el número asciende al 25,4%. Una de las formas de abordar la enfermedad, generalmente cuando no se logran buenos resultados con métodos no quirúrgicos, es con una cirugía bariátrica y metabólica.
Sociedades científicas de cirugía ahora recomiendan ampliar la cobertura, algo que coincide con ciertos cambios en la reglamentación de la Ley de Obesidad local. Los especialistas en el tema advierten que no existen soluciones mágicas y que la operación no es para cualquiera.
Las nuevas guías surgen de la Sociedad Americana de Cirugía Metabólica y Bariátrica (ASMBS), de Estados Unidos, y la Federación Internacional de Cirugía de la Obesidad y los Trastornos Metabólicos (IFSO), que incluye a la Sociedad Argentina de Cirugía de la Obesidad (SACO).
Estas directrices, con las que apuntan a actualizar una declaración de consenso desarrollada por los institutos nacionales de salud de Estados Unidos en 1991, recomiendan la cirugía metabólica y bariátrica para personas con un Índice de Masa Corporal (IMC) de 35 o más “independientemente de la presencia, ausencia o gravedad de las condiciones relacionadas con la obesidad” y sugieren que se considere en personas con un IMC de 30-34,9 y enfermedad metabólica (diabetes) y en “niños y adolescentes adecuadamente seleccionados”.
En los casos en los que no existe enfermedad metabólica, las guías señalan que la cirugía bariátrica y metabólica debe considerarse a partir de un IMC de 30 para las personas que no logran una pérdida de peso sustancial o duradera o una mejora relacionada con la obesidad, utilizando métodos no quirúrgicos.
Jorge Harraca, médico cirujano y presidente de la SACO, aclara que “estas guías no reemplazan el documento de 1991, porque este último es una herramienta estatal gubernamental”. Sin embargo, asegura que las directrices buscan “poner en evidencia que ya no podemos manejarnos más bajo esas indicaciones de hace 30 años y que hoy en día se sabe mucho más y los alcances son mucho más amplios”.
Los cambios en la reglamentación
Según explica a este diario, a mediados de este año y en esta línea el Ministerio de Salud “actualizó la reglamentación” de la Ley de Obesidad (Nº 26.396), que igualmente es menos flexible que lo que ahora dicen las guías.
Con la actualización del marco regulatorio local ya no es necesario que el paciente con IMC de 35 presente dos comorbilidades (dos enfermedades asociadas a la obesidad) para acceder a la cobertura, sino una de las cuatro contempladas por la reglamentación (diabetes tipo 2, hipertensión, apnea obstructiva del sueño o enfermedad articular), según comparte Harraca.
Entre las modificaciones, “antes se requerían dos años de tratamiento clínico, psicológico y nutricional previo a la intervención y ahora se bajó a uno”. Además, extendieron las edades de cobertura de 21 a 65 a entre 18 y 70 años”, detalla el presidente de la SACO.
Y sostiene que actualmente el bypass gástrico y manga gástrica representan el 90% de las cirugías de este estilo que se hacen en el país.
“Celebramos esa actualización aunque creemos que debería flexibilizarse más”, destacó y aclaró que “luego dependerá de la indicación médica” pero es importante que los pacientes no lo dejen de hacer por falta de cobertura.
Según fuentes del sistema privado de salud, el valor aproximado de una cirugía bariátrica sin días extra de internación es de 600.000 pesos.
Una opción que no es para todos
Rosa Labanca, que es médica nutricionista y forma para de la comisión directiva y el comité científico de la Sociedad Argentina de Obesidad y Trastornos Alimentarios (SAOTA), dice que “siempre es mejor hacer un tratamiento que nada”, porque esta enfermedad acorta la vida y empeora su calidad. “No solo por las comorbilidades, también por los problemas de movilidad”, aporta.
Dicho esto, asegura que “le preocupa” que se ofrezca la cirugía bariátrica como “la solución” y que “nada es mágico”. “La operación es un tratamiento para algunos casos, no me parece pensar la cirugía como algo al alcance de la mano. El paciente tiene que poder cambiar los hábitos de vida, modificar la conducta alimentaria. Hay fármacos que ayudan a esto”, señala Labanca.
Según explica, “en muchos casos se puede llegar a bajar de peso sin operarse y la cirugía también tiene desventajas”.
“Después de la intervención hay que tomar medicación de por vida para evitar la anemia y la osteoporosis, entre otras cosas. Y en un gran porcentaje el paciente vuelve a aumentar de peso después de unos años”, advierte.
En este sentido, remarca que “es una herramienta útil pero no para todos”. “Para la obesidad mórbida, de pacientes con más de 40 de IMC, sí es el camino, pero para ellos ya estaba cubierto. Hay que usarla con cautela”, agrega.
Mónica Katz, médica especialista en nutrición y ex presidenta de la Sociedad Argentina de Nutrición (SAN), coincide con Labanca en que “no existen soluciones mágicas” y que “la cirugía bariátrica no es para cualquiera”.
También comparte que “hoy existen tratamientos clínicos y fármacos que pueden ayudar a que personas con un primer grado de obesidad puedan bajar de peso sin necesidad de someterse a una operación”. En esa línea, aclara que la cirugía “no siempre brinda una respuesta en el mediano y largo plazo”.
En tanto, advierte que algunos de los medicamentos que podrían colaborar para tratar la obesidad no están incluidos en el Plan Médico Obligatorio (PMO).