Una nueva investigación ha puesto en duda los beneficios de la dieta vegetariana, y ha afirmado que no hay evidencias de que tomar estos alimentos ayude a reducir el riesgo de enfermedad cardiovascular (ECV). El trabajo, que han realizado expertos de las Universidades de Oxford y Bristol, en el Reino Unido, y de la Universidad de Hong Kong, se ha publicado en Frontiers in Nutrition, y ha generado bastante polémica.
Hasta ahora, se creía que incluir verduras en la dieta podía ser beneficioso para el corazón por su contenido en carotenoides y alfa-tocoferol, pero los estudios que lo confirmaban no eran del todo consistentes. Esta nueva investigación a gran escala pone sobre la mesa los factores de confusión que han llevado a varios estudiosos a defender dicha postura, y revela que una mayor ingesta de verduras es muy poco probable que afecte al riesgo de ECV.
Se creía que tomar verduras podía ser bueno para el corazón por su contenido en carotenoides y alfa-tocoferol
“El Biobanco del Reino Unido es un estudio prospectivo a gran escala sobre el modo en que la genética y el entorno contribuyen al desarrollo de las enfermedades más comunes y mortales”, dice Naomi Allen, jefa científica del Biobanco del Reino Unido y coautora del estudio. “En este caso aprovechamos el gran tamaño de su muestra, el seguimiento a largo plazo y la información detallada sobre los factores sociales y de estilo de vida, para evaluar de forma fiable la asociación de la ingesta de verduras con el riesgo de padecer posteriormente una ECV”.
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Los investigadores analizaron los datos almacenados en este trabajo a gran escala, que estudia la salud de medio millón de adultos en el Reino Unido que se registraron voluntariamente en el programa entre 2006 y 2010, y a los que se interroga regularmente sobre su dieta, estilo de vida e historial médico.
Usaron las respuestas en el momento de la inscripción de 399.586 participantes (de los cuales el 4,5% acabaron desarrollando una ECV) y preguntas sobre su consumo medio diario de verduras crudas frente a las cocinadas, para luego observar la relación con el riesgo de hospitalización, muerte por infarto de miocardio, accidente cerebrovascular o ECV grave.
La ingesta media diaria de verduras totales, verduras crudas y verduras cocinadas fue de 5,0, 2,3 y 2,8 cucharadas llenas por persona, y el riesgo de morir por una enfermedad cardiovascular era un 15% menor en los participantes que consumían más verduras. No obstante, este efecto aparente se debilitó notablemente cuando se tuvieron en cuenta posibles factores de confusión socioeconómicos, nutricionales y relacionados con la salud y los medicamentos.
El efecto aparentemente protector de la ingesta de verduras es muy probable que se deba al sesgo de factores de confusión
Al considerarlos, bajó el poder estadístico de predicción de la ingesta de verduras sobre la ECV en más de un 80%. “Nuestros análisis muestran que el efecto aparentemente protector de la ingesta de verduras contra el riesgo de ECV es muy probable que se deba al sesgo de factores de confusión residuales -asegura uno de los autores del estudio, el doctor Qi Feng-; que están relacionados con las diferencias en la situación socioeconómica y el estilo de vida”.
Los expertos advierten que adoptar una dieta equilibrada y mantener un peso saludable sigue siendo una parte importante para tener una buena salud y reducir el riesgo de padecer enfermedades importantes, incluidos algunos cánceres.