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Las clases de ballet cada vez están más llenas, y no nos referimos a los numerosos niños, principalmente niñas, cuya primera toma de contacto con la actividad física comienza aquí, sino a todos los adultos que deciden apuntarse a las clases de danza clásica.
El ballet es una disciplina física y mental que han aprendido millones de personas en todo el mundo. Solemos relacionarlo con los más pequeños porque lo recomendable es empezar a practicarlo desde la infancia pero, ¿qué pasa con esas personas que no tuvieron oportunidad y cuyo sueño es aprenderlo? También ellos pueden hacer ballet y cada vez son más las escuelan que imparten clases de ballet para adultos.
Carolina de Pedro, exbailarina profesional, creadora de
Body Ballet
y profesora de esta disciplina, asegura que las clases de ballet para adultos están abarrotadas y que se pueden obtener grandes beneficios de empezarlo también a edad avanzada.
Nunca ha dejado de hacerse pero, ¿es posible que el ballet esté más de moda que nunca especialmente en adultos?
Hoy en día las clases de ballet para adultos están completamente integradas en las escuelas de danza de toda España pero, la realidad es que hace veinte años, cuando empecé a dar clases en mi sala de Barcelona, nadie se dedicaba a enseñar ballet a personas adultas y mucho menos si nunca antes lo habían estudiado.
Cuando empecé con las clases para adultos vinieron mujeres de todas las edades y condiciones a retomarlo o a iniciarse. A día de hoy ya se ve como una actividad de lo mas normal y sigue siendo una de las más importantes que las personas adultas pueden comenzar por su salud y bienestar.
No se tienen las mismas condiciones que cuando se es niño o adolescente…
Pero es completamente posible en adultos. Si es para tomarlo como un entrenamiento regular, es perfecto, pero comenzarlo a esa edad de manera profesional, es imposible. Dicho esto, agrego que no hay una edad para estudiar aquello que siempre se ha deseado con el fin de disfrutarlo.
Cualquiera puede aprender ballet si lo desea, y toda persona que practica puede mejorar, porque nunca es demasiado tarde para comenzar y progresar. Tomar clases de ballet es una oportunidad única de volver hacia nuestro interior, trabajar nuestros cuerpos, y sobre todo, disfrutar de auténticas mejoras físicas y mentales.
La danza clásica es una de las disciplinas mas completas que existen y quien lo ha estudiado desde pequeño, invirtiendo en ello varios años, hasta que no regresa siendo adulto, no es consciente del tesoro que ha adquirido para toda su vida.
¿Con qué miedos acuden estos adultos a la hora de aprender ballet?
El ballet clásico ha estado rodeado desde siempre por muchos mitos y estos han hecho que mucha gente abandone la idea de estudiarlo y practicarlo.
La realidad es que pueden aparecer temores normales como los que tenemos todos ante el reto de empezar una nueva actividad. Por ejemplo, si se les hará muy difícil seguir la clase, si podrán aguantar el ritmo de esfuerzo físico, si se acordarán de los pasos…
Un tema que preocupa en general es la falta de elongación y la mala postura. Es decir, cómo lograr ejercer el cambio en estos dos puntos tan importantes en nuestro cuerpo siendo adultas. Después, aunque no siempre, existe la vergüenza que puede aparecer, por ejemplo, al pensar que no se tiene el tipo de cuerpo adecuado o verse con unos kilos de mas. Les da corte ponerse un maillot o un chandal para la clase de ballet y presentarse frente a un grupo de personas desconocidas que serán sus compañeras de clase.
Dejar de ir a las clases de ballet siendo adultos por vergüenza es uno de los mecanismos de autodefensa mas comunes. Hay veces que nos ponemos excusas y tenemos miedos generados por pensamientos erróneos que nos impiden realizar la actividad física que queremos y necesitamos.
¿Y qué les hace terminar por apuntarse?
Aquellos que dan el paso echan a un lado sus temores, se atreven a enfundarse el chándal y las mallas, se regalan unos minutos de ejercicio, sin importarles nada más que hacerlo bien y estudiarlo, acaban dándose cuenta de que lo que les bloqueaba eran prejuicios sin fundamento.
De una u otra manera todos hemos pasado por lo mismo: miedo, inseguridad, vergüenza, y superar estas trabas iniciales, como sucede siempre, se traduce en un aumento de nuestra confianza para ir a clase a estudiar y disfrutar de nuestra creatividad y arte.
Un factor decisivo es la confianza en el profesor, lo que es fundamental, como también lo es el apoyo y el respeto del grupo hacia los nuevos, cosa que también es gestionado correctamente por un buen profesional al frente de la clase.
Tan solo un año después de empezar, muchas alumnas miran hacia atrás y se sorprenden de lo mucho que han aprendido y ganado no solo físicamente, sino que han desarrollado confianza y seguridad en ellas mismas; lo que es más importante, pues eso se manifiesta también en otros ámbitos de su vida cotidiana. Muchas de ellas ya no pueden imaginarse sin tener ballet en sus vidas.
¿Qué nos va a aportar el ballet?
El ejercicio, en este caso el proporcionado por la danza clásica, ayuda a construir y mantener huesos fuertes y una buena salud en general. Además, es un buen incentivo para mantenernos en un peso sano y estable, lo que contribuye a fortalecer nuestra autoestima.
Aparte del tema óseo, sus beneficios son muchísimos: sincroniza la respiración con el movimiento, ayudándonos a modularla y hacerla más consciente. También mejora el equilibrio, la calidad del sueño y combate la depresión. Ayuda a mejorar la flexibilidad e incluso aumenta el rango de movilidad obteniendo beneficios generales y observables para nuestra salud.
Además, mejora sin duda la postura, fortalece los músculos y todo el cuerpo en su conjunto ya que aumenta la densidad de los huesos y ayuda contra la osteoporosis, que se agudiza con la menopausia y comienza sin síntomas visibles o sensibles.
Hay muchas maneras en las que podemos protegernos físicamente del paso del tiempo, siendo la actividad física y la alimentación apropiada y saludable las que dan los mejores resultados. La lista de beneficios es casi interminable, tanto a nivel corporal como mental, mientras que la lista de inconvenientes, no existe.
¿Hay alguna contraindicación que deban saber aquellos adultos que quieren hacer ballet?
Lo más importante es que quien comience se ponga metas y objetivos reales, sin olvidar que cada persona aprende a su propio ritmo y no debe comparar su progreso con el de nadie. Saber qué queremos conseguir exactamente, con qué fin y en cuánto tiempo son parámetros que debemos fijar cuando nos proponemos metas a alcanzar en el ballet.
Estas cuestiones son imprescindibles ya que nos ayudarán a prevenir posibles lesiones en esta práctica, como desgarros musculares, daños por sobrecarga, esguinces o contracturas musculares que pueden llegar a acabar con nuestras clases de ballet.
Por ejemplo, es básico saber que antes de hacer cualquier tipo de ejercicio es necesario calentar para prevenir la mayoría de los daños mencionados, y para los restantes, basta con un buen profesor.
Mi experiencia en la enseñanza me ha demostrado que, mientras el alumno esté en forma y haya estado bailando regularmente, no hay motivo para preocuparse pues no se producirán lesiones; y en el caso de adultos que comienzan, hasta llegar a ese punto, lo fundamental es un buen profesor.
Solo se trata de comenzar tomándolo como lo que en realidad es para el caso de adultos sin ambiciones profesionales en este ámbito; sino básica y exclusivamente como una actividad física que aporta gran bienestar y belleza.
¿Los adultos que han empezado a hacer ballet, pueden llegar a hacer puntas, por ejemplo?
Para hacer clases de puntas es muy importante saber que se ha de tener estudios previos de ballet clásico. Por ejemplo, no es aconsejable hacer puntas a las alumnas que solamente van a clase una vez a la semana, ya que antes de empezar puntas es preciso fortalecer todos los músculos de la pierna, y desarrollar un control del propio cuerpo que sea adecuado, para facilitar la alineación correcta.
Para alumnas que toman clases dos o tres veces por semana y son muy responsables con su trabajo en clase, es posible hacer un poco de puntas pero participando antes de clases especiales de ‘iniciación a las puntas’, donde se estudia desde cero el correcto uso de los pies, la alineación de las piernas y el cuerpo, el modo correcto de moverse en puntas, etc. Eso sí, hay que aclarar que no todos los pies y los cuerpos están hechos para hacer puntas, y más siendo adultos.
Lo cierto es que se sufren todo tipo de dolores en los pies con las zapatillas de puntas, que pueden parecer delicadas, pero no lo son. Al principio los pies sufren, se deforman, salen llagas… Por todo eso hay que tener una buena técnica y practicar mucho con ellas, pero del modo correcto. Los pies constituyen una herramienta de trabajo y debemos cuidarlos y tenerlos siempre preparados.
Sobre Carolina de Pedro
Carolina de Pedro Pascual (Buenos Aires, 1969). Ex bailarina clásica profesional, maestra de ballet y pionera en España en ballet para adultos con su propio método Body Ballet. Editora de la web Danza Ballet, desde hace más de veinte años que dicta clases de danza en su estudio en Barcelona.
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