No sé si en alguna ocasión habréis escuchado la palabra ‘telómero‘, pero estoy convencida de que a muchos os va despertar la curiosidad en cuanto os cuente que los telómeros están relacionados con el envejecimiento.
En realidad son secuencias repetitivas de ADN que encontramos en los extremos de los cromosomas y cuya función es protegerlos evitando que se desgasten o enreden. Sin embargo, en cada división de la célula se van haciendo más cortos, hasta que llega un punto, que son tan pequeñitos que los cromosomas se vuelven inestables, traduciéndose en envejecimiento y en enfermedades.
Su relación con el envejecimiento se da en la longitud de los mismos.
Son muchos los estudios que han respaldado que a consecuencia de los daños acumulados con los años, en personas con edad más avanzada, los telómeros son más pequeños, proceso que resulta inevitable y en el que entra en juego una enzima llamada ‘telomerasa’, capaz de conferir más vida a las células alargando los extremos de los cromosomas.
A día de hoy, aún queda mucho camino por recorrer en el campo de la nutrición. Y es que todavía no hay una teoría definitiva que sustente qué alimentos debemos consumir para mantener la longitud telomérica durante más tiempo, pero como se ha demostrado una relación positiva tras la reducción del estrés oxidativo y de la inflamación, podemos deducir que un estilo de vida saludable y el consumo de alimentos antioxidantes resulta beneficioso.
Entre los alimentos que contribuyen a ello podemos destacar aquellos ricos en vitaminas B9, B12, A, C, D y E, ya que su déficit puede acelerar el acortamiento de los telómeros por su papel en la síntesis y reparación del ADN y aquellos que son ricos en minerales como magnesio, zinc, hierro y selenio.
Por ejemplo, frutas como los arándanos y la uva, que son ricas en resveratrol y el tomate, que es rico en licopeno, potentes antioxidantes, verduras como el brócoli por ser rico en provitamina A, la zanahoria por sus altos contenidos de betacarotenos y el pimiento por su alto contenido en vitamina C, frutos secos por sus altos contenidos en vitamina E, granos enteros por la gran cantidad de compuestos antioxidantes presentes en su capa externa y legumbres por sus alto contenido en minerales.
Además, por su gran poder antioxidante contribuyen como agentes protectores del telómero.
También se ha reflejado que comportamientos poco saludables contribuyen en un acortamiento de los telómeros más acelerado, como por ejemplo:
- Estrés y ansiedad, a causa de la presencia de niveles altos de cortisol
- Sedentarismo
- Falta de sueño
- Consumo de bebidas azucaradas y alimentos procesados, tabaco y alcohol
- Obesidad y sobrepeso
Está claro que el paso del tiempo es inevitable, pero también que podemos poner de nuestra parte para preservar la longitud de los telómeros.
Elisa Escorihuela Navarro
Nutricionista y farmacéutica
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