Hace ya algunos años que las hermanas Karen, Daniela y Stephanie Carvajalino son habituales en el mundo empresarial. Parecidas físicamente, pero muy fáciles de diferenciar, estas colombianas comparten días y horas de trabajo duro.
Mientras su infancia transcurría en la apacible Cartagena, ellas comenzaron a entusiasmarse con los negocios. Con apenas 6, 7, y 8 años se lanzaron a emprender en diferentes rubros y desde entonces no pararon.
En la actualidad son empresarias, activistas por la educación y conferencistas, una faceta que las trajo días anteriores a Guayaquil. Durante su estadía aprovecharon para dialogar con SEMANA sobre su historia de éxito, la cual las ha convertido en Patrimonio Histórico Cultural en Colombia e inspiración para los jóvenes.
Emprender en familia
Desde niñas han pensado siempre en equipo. Tanto así que mientras Karen tenía 8, Daniela 7 y Stephanie 6 años empezaron a emprender luego de sus horarios de la escuela.
Vendían dulces de chocolate hechos por ellas mismas. Daniela era la que cobraba, Stephanie la que vendía a los vecinos del condominio y Karen la que administraba.
“Como cualquier otro niño que vendía dulces, nosotras también, pero la diferencia estuvo en que nuestros padres nos fueron guiando en ese juego. Entonces cada una tenía un rol y uniforme: la gerente general, la comercial, y la ejecutiva de ventas”, recuerda Karen.
Sin darse cuenta iban jugando, pero a la vez hablaban de términos de negocios como algo muy natural. Eso hizo que teniendo esas cortas edades den su primera conferencia. “Uno de los vecinos era profesor de una maestría y tras un año de habernos comprado dulces nos invitó a la Universidad para contar nuestro ‘juego’”, menciona.
Eso era el inicio de Chococar. Luego llegó Cinecar, que era proyectar películas en la sala de la casa. “A esa edad ¿Qué es lo que no emprendimos?” se asombra y agrega “todo lo que emprendíamos terminaba en ‘car’, por nuestro apellido”, explica.
Tiempo después, Daniela estudió Finanzas, Karen, Psicología y estadística y Stephanie, Ventas profesionales. Y con todo el bagaje decidieron recorrer el país dictando conferencias en colegios, universidades, empresas públicas y privadas. Si bien al principio hablaban sobre su empresa familiar, a medida que iban cambiando los escenarios comenzaron a tener ejes sobre educación, como programación neurolingüística, entre otras.
Veinte años después han recorrido más de veinticinco países aportando con su granito de arena.
Ese es el punto de ser emprendedores, mejorar el mundo
Formando líderes
“Nosotras no nacimos queriendo tener una marca exitosa. A nosotras nos mostraron el camino y lo que hicimos fue aprender a escuchar… Nada de lo mucho o poco que hemos hecho hubiese sido posible sin la guía de nuestros padres”, dice Daniela con orgullo.
Ese ímpetu las llevó a fundar el colegio Cartagena International School, cuyo modelo pedagógico se centra en la enseñanza del emprendimiento, es decir, replican en los niños y adolescentes la historia que ellas tuvieron.
Para adultos, a finales de 2019 crearon The Biz Nation, con el fin de impactar a diferentes organizaciones (grandes y pequeñas) para que transformen su modelo de gestión y sus colaboradores actualicen conocimientos.
Esto lo desarrollan de manera virtual a través de una plataforma que ofrece cursos en temas de emprendimiento, tecnología y educación financiera.
El éxito ha sido tal que han tenido audiencia en 9 países de América Latina y, la empresa, actualmente está avaluada en 15 millones de dólares. “Al inicio éramos solo nosotras y hoy, después de la pandemia, somos casi 70 especialistas y tenemos 200 cursos para capacitar a empresas”, explica.
Así pasan su día a día, entre ser empresarias, conferencistas y activistas por la educación. A modo de confesión, aspiran que su empresa ingrese a Ecuador durante el 2023.
“Todo este camino nos ha llenado de aprendizajes constantes. Somos hermanas con edades muy cerca, que eso a veces ayuda y otras no, pero todos los días buscamos mejores maneras de cómo hacer que el trabajo sea efectivo”, acota Stephanie.
Eso las ha vuelto en influyentes no solo en su natal Colombia sino en la región. “Estamos demostrando que las mujeres, los jóvenes y latinos tenemos capacidades ilimitadas. Hacia allá queremos que vayan todos… Un liderazgo positivo y consciente. Es cuestión de pulir ese potencial”, concluye.
Sobre ellas
- Han escrito el libro Padres y Entrenadores. Y están por lanzar Neuropadres.
- Sus empresas destinan parte de sus ganancias a fines sociales.
- Han recibido premios como Campeones por el cambio, y reconocimientos del Foro Económico Mundial por ser unas de las 50 ‘Startup’ que transforman el mundo.
- El Gobierno de Colombia las declaró Patrimonio Histórico Cultural.
Las claves para emprender
A decir de Daniela, Karen y Stephanie hay banderas rojas que alertan a una empresa para cambiar su modelo de gestión:
- Trabajar en modo piloto automático. Cuando el trabajador no tiene propósito, está desganado.
- Saturación: Es el estrés por sobrecarga de trabajo. Lo que comúnmente se le llama ‘estar quemado’.
Fuga de talentos
- Innovar: Reestructurar junto con el departamento de Recursos Humanos el modelo de gestión donde se impacte de manera positiva al trabajador, que hoy en día son en su mayoría, millennials y centennials.
- Identificar fortalezas: Eso hace que el colaborador se sienta más valorado.
- Priorizar la salud mental: El éxito de los trabajadores será también el de la compañía.