Es el mediodía del martes 8 de noviembre. Hora de Egipto. En Chile, aún son las 7 am. El domingo 6 comenzó la versión 27 de la Conferencia de las Partes (COP), la Cumbre Anual que realiza la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) y que congrega a 196 países. Pese a la relevancia del evento -que se extiende hasta el 18 de noviembre-, la primera impresión al aterrizar en El Cairo es que los habitantes del país presidido por el exmilitar Abdel Fattah el-Sisi no parecen estar demasiado informados de la COP. En la capital principalmente. “No es algo que nos afecte directamente a nosotros, al pueblo”, explica Juan, taxista, mientras maneja por el centro de la ciudad.
De fondo se ven mezquitas y se divisa el Río Nilo. Se escucha la bulla de la ciudad mezclada con una melodía árabe que toca su radio, mientras nos movemos por la avenida Al-Azhar. Los autos se cruzan sin señalizar el cambio de vía, sus conductores se asoman por las ventanas, reclaman para que los vehículos se apuren. “Yallah yallah”, exige uno de ellos mientras presiona con su puño la bocina de su carro. “Sí, es bueno que la COP esté aquí, aunque no sé bien en qué consiste”, confiesa Abud, uno de los hombres que trabaja en la zona de pirámides, Keops, Kefren y Micerinos, construidas hace aproximadamente 4.500 años en Giza, ciudad aledaña al Cairo.
Nos subimos a los camellos que arrienda Abud, quien nos lleva a la Esfinge por el desierto del Sahara. En la arena se ven botellas plásticas. “Ojalá esto cambie después de la COP”, señala uno de los turistas que me acompañan esa tarde. El sol pega fuerte, el color del cielo comienza a oscurecerse y la bruma del aire se hace más densa. La luna llena se ve inmensa sobre el desierto del Sahara.
Pelosi y la reflexión de Ucrania
Si en Egipto hay 104 millones de habitantes, en El Cairo son casi 20 millones, y Sharm El-Sheikh, son 73 mil. Se trata de un balneario entre el Mar Rojo y el Monte Sinaí, difícil de describir: la playa rodeada de un entorno rocoso es muy linda, por lo que es un lugar principalmente hotelero. Pero la identidad de la zona es poco clara. Pese a que Sharm, como aquí se le conoce, pertenece a la parte asiática de Egipto, a esta COP se le llama “la cumbre africana”. El acento pretende estar en esa zona del planeta por los impactos de la congestión en países con menos recursos.
En Sharm El-Sheikh International Convention Center (SHICC) se armaron containers y fabricaciones livianas para recibir a 120 líderes mundiales que comprometieron su asistencia y 40 mil participantes registrados. Las puertas abren a las 9 am. Suelen verse ambientalistas apostados en la entrada haciendo un llamado con sus letreros. “Be vegan, make peace”, se leía estos días.
Al entrar por primera vez es difícil entender el mapa y encontrar los pabellones. “Es un laberinto, todavía no me acostumbro”, confiesa Mamdouh, joven egipcio que trabaja en la cumbre. Otra asistente se queja del frío: “Es irracional. Hay que salir afuera para entrar en calor”. Los 30°C de estos días de otoño nos recuerdan el tema de fondo: la temperatura en el planeta ha subido 1,2° en los últimos dos siglos, por lo que se deben hacer recortes de emisiones y así impedir que el calentamiento del planeta sobrepase los 1,5 °C.
Son tres grandes áreas por las que se van extendiendo los pabellones temáticos y de países, las salas de negociaciones y salones plenarios. ¿A cuál ir? Se debe que elegir con pinzas los simposios, porque hay literalmente cien conversaciones en paralelo. “La cabeza me va a explotar”, dice Ruth, ejecutiva de una ONG española.
Una de las paradas obligatorias es Ucrania: consiste en un espacio gris, semi cerrado y curvo, cubierto entero por minerales enfrascados en pequeños recipientes. “Representa lo que hemos perdido durante la invasión rusa”, relata Olga, la experta a cargo quien entrega a quienes llegan ahí lentes especializados para realidad virtual. Las imágenes permiten recorrer y “caminar” por las ciudades bombardeadas. “Es una invitación a reflexionar”, asegura la mujer.
El encuentro chileno
El pabellón de Chile -la delegación la componen 10 personas, y es coordinada por Julio Cordano, director de Medio Ambiente del Minrel- es el punto de encuentro de los expositores nacionales con ProChile -entidad a cargo de la instalación-, con los ministros y subsecretarios que llegan aquí -esta primera semana estuvieron los titulares de Ciencias, Silvia Díaz, y Transportes, Juan Carlos Muñoz-, y representantes de empresas y la sociedad civil. También José Miguel Benavente, de Corfo, y Jessica López, de BancoEstado. “¿Cuán bueno es venir a la COP?”, le pregunta un compatriota panelista a otra de las asistentes. Un tercero responde: “Tal vez nada se concrete, tal vez sí. Pero se dan encuentros y conversaciones que sólo aquí suceden, networking internacional. Somos pocos, no se asoman las diferencias políticas, los ministros están accesibles. De todas maneras es bueno estar”.
A pasos de Chile están los tailandenses, Nigeria, el pabellón sobre criósfera y el de agricultura. También está el hub de resiliencia, donde el jueves expuso Nancy Pelosi, justo a un día de concluir las elecciones en Estados Unidos, donde la demócrata fue reelegida en California. “Está Pelosi”, se escuchó esa mañana por los pasillos de la COP. Los periodistas que alcanzaron a verla salir, corrieron. “¿Cuál es el compromiso de EEUU?” “¿Van a cumplir?”, eran algunas de las preguntas mientras sus escoltas creaban un cerco para cubrirla.
Atrás del pabellón chileno está Nigeria -decorado con verde, blanco y madera-, área donde cerca de las 6 de la tarde se ve a representantes de ese país debatiendo sobre los esfuerzos de los jóvenes para combatir el cambio climático. Es uno de los once temas que aborda esta COP, “Juventud y nuevas generaciones”. Por lo mismo estuvo la ingeniera y activista Ismaela Magliotto, joven negociadora chilena, exponiendo en la cumbre. Entre los otros tópicos de la cumbre están descarbonización, finanzas, género, energía y biodiversidad.
A las 7 pm empieza la reunión con la sociedad civil chilena, donde Julio Cordano, da a conocer los avances de la negociación del país, proceso que encabeza la ministra Maisa Rojas -quien llega esta semana-, facilitadora de la negociación de “Pérdidas y Daños” junto a la ministra alemana Jennifer Morgan. “Estamos preocupándonos de que el acuerdo sea lo más ambicioso posible”, adelanta Cordano. En el pabellón se ve al ministro Muñoz, y su hermano Gonzalo, chairman de los Climate Champions -fue champion de la COP25- y cofundador de Manuia y TriCiclos. “Es nuestra tercera COP juntos. La primera mía como ministro. Antes yo lo venía a acompañar”, relata el secretario de Estado entre risas. Y añade: “Acá venimos a poner en marcha todo el trabajo que venimos haciendo los dos”.
Esperando a Biden
El jueves por la tarde en el salón plenario Ramsés, el principal de la COP27, hay cerca de diez personas además de técnicos revisando las instalaciones. “Aprovecha de entrar. Casi siempre es complicado ingresar porque es aquí donde hablan las principales autoridades del mundo y el acceso es limitado. Mañana (viernes 11) viene Biden”, cuenta una representante de Canadá. La hora exacta de la visita del presidente estadounidense a la COP, es hasta este momento, un misterio. “Nadie sabe, solo nos avisan ‘llegó Biden’”, relata Omar, trabajador egipcio del encuentro. Finalmente lo hizo a las 5:15 pm y efectivamente el paso al área del plenario se cerró. “Necesitas un pase extra”, explica una de las guardias a la multitud que se atestó en esa entrada. En el pabellón de EEUU -se llama United States Center- se arma un auditorio improvisado para seguir el discurso del mandatario. Algunos aplaudían, otros criticaban que sus afirmaciones no eran suficientes.
Por el plenario esta semana, a su vez, pasaron el recién electo primer ministro británico Rishi Sinak, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, y el de Venezuela, Nicolás Maduro. “¿Cuándo nos visita?”, le preguntó este al mandatario galo. La foto dio la vuelta al mundo. Y fue en ese mismo salón que congrega a las principales figuras, donde António Guterres, secretario general de la ONU, dijo al inaugurar la COP esta semana: “Vamos directo al infierno climático con nuestro pie en el acelerador”.
Nicolás Jobet, líder de Acción Climática de Arauco
“Hay varios pabellones de la COP27 que están diseñados con madera a la vista. Cuando recorres la cumbre, te das cuenta que hay muchos países donde este material es fuente de orgullo. En Suecia, un país forestal, sacan a relucirlo cada vez que pueden. Lo mismo en Finlandia y Canadá. En Chile, pese a que somos líderes en el sector forestal, creo que no es así. Tenemos que recobrar el orgullo que significa ser destacados a nivel global en la industria de la madera”, dice Nicolás Jobet, líder de Acción Climática de Arauco, mientras camina por los pasillos de Sharm El-Sheikh International Convention Center.
En total son cerca de 20 firmas chilenas -entre grandes compañías y startups- las que estarán en esta COP, entre ellas; Arauco, Copec, SQM, Sky Airlines, HIF, Manuia, Lemu, Suncast, ChucaoTec. En el caso de Arauco, es la tercera vez que participan. “Por tercer año consecutivo nos certificamos como carbono neutral. Nos medimos desde el 2009, somos la primera y todavía única compañía forestal a nivel mundial en lograr ser neutrales. Pero creemos que es insuficiente dada la magnitud de la crisis climática. Por eso es que hemos ido aumentando nuestra ambición. Y qué mejor que estar aquí en la COP, en contacto con lo que está pasando a nivel global, para impulsar un nuevo desafío”, relata Jobet. El ejecutivo cuenta que fue en septiembre, en el marco de la preparación de la cumbre, cuando la firma decidió “dar un paso más”: se propusieron ser nature net positive, acreditación internacional de la que precisamente se habla en varios pabellones en Sharm El-Sheikh estos días, pero que, según explica, aún no hay compañías chilenas en ese proceso. “Ser carbono neutral es importante, pero insuficiente. No es la única variable relevante cuando hablamos del cambio climático. Por lo mismo, estamos trabajando de forma acelerada para alcanzarlo. ¿Qué significa? Que la existencia de esta empresa sea positiva para el planeta, que sin nosotros, el planeta está peor”.
Para ello Arauco, siguiendo los parámetros de la British Standards Institution, elaboró una estrategia que denominaron A,B,C -por agua, biodiversidad y carbono-, que consiste en una medición en base a esos tres ejes. Con respecto al agua, la empresa cuenta con una red de monitoreo del ciclo hidrológico en 16 cuencas del país, lo que le permite cuantificar el aporte de los árboles en la regulación hídrica. En cuanto a la biodiversidad, Arauco trabaja para preservar 142 especies amenazadas en los paisajes donde tiene presencia, mientras avanzan en su compromiso de restaurar 50.000 hectáreas de bosque nativo, que se suma a la mantención de una red formada por 167 áreas de alto valor de conservación en más de 60 mil hectáreas. En este proceso es clave el mapa de biodiversidad de especies nativas que están armando con tecnología hiperespectral, que permite hacer un catastro detallado de especie por especie. “Será el primero de este tipo en Latinoamérica”, asegura.
En cuanto al rol del mundo privado en la misión medioambiental, uno de los temas que se repite en la COP, Jobet añade: “Sin finanzas, es difícil mover al mundo. Si las finanzas no se alinean con los desafíos del cambio climático, la transformación que requiere el planeta, no va a ser lo acelerada que necesitamos que sea”.
Valdivia Cero y la duda de ambientalistas: “Están todos invitados a conversar”
Arauco es parte del Consorcio Valdivia Sustentable, agrupación que se armó en 2017 para cumplir un desafío: que esta comuna de la Región de Los Ríos, que tiene 177 mil habitantes y por donde confluyen los ríos Cruces, Calle-Calle y Cau-Cau, sea la primera en ser carbono neutral. Para darle mayor visibilidad, Arauco envió la iniciativa a ProChile y postuló para tener un espacio como expositores en Egipto. “Hoy la comuna de Valdivia es pionera en cuantificar sus emisiones y capturas de gases de efecto invernadero, con lo que se inicia la carrera comunal de la carbono neutralidad”, explica Cristóbal Lamarca, director ejecutivo del Consorcio Valdivia Sustentable (Activa Valdivia), en el que también participa la alcaldesa Carla Amtmann. A cargo del panel en la COP estuvo Jobet y Aldo Cerda, CEO de SCX, firma que realiza la medición de huella de carbono. Juntos explicaron que tras identificar las fuentes de emisión y remoción de Gases de Efecto Invernadero (GEI), se concluyó que los desafíos principales de Valdivia están en transportes, energía estacionaria, agricultura (y otros usos de suelo), y residuos.
Tras revelar el plan, Eduardo Giesen, representante de la organización ambientalista Viento Sur –quien estaba en la audiencia–, pidió la palabra. “Arauco no tiene nada qué hacer en proyectos como este. No me refiero al cálculo de emisiones. Si no que Arauco no tiene por qué estar en esto. La empresa lo que tiene que hacer es plantar árboles como lo ha hecho siempre, y si no lo hace de forma sustentable, se tiene que ir”, señaló Giesen, quien recordó el episodio medioambiental provocado por Celulosa Arauco en el río Las Cruces en 2004. Se sumaron a la discusión representantes de pueblos originarios de Valdivia, y de otros países de la región. El debate se extendió. Aldo Cerda señaló que “el mercado del carbono no es perfecto, hay muchas cosas que se pueden mejorar. Si bien pueden haber diferencias, lo importante es tener un diálogo abierto”.
Nicolás Jobet respondió: “Me parece muy importante esta conversación que estamos teniendo. Está comprobado que todas las masas boscosas contribuyen al ciclo hidrológico de las cuencas, incluidas las plantaciones forestales. Estamos conscientes que las empresas hemos cometido errores, pero tenemos permanente disposición a mejorar nuestras prácticas. Me encantaría que podamos continuar esta conversación, en un espacio abierto y franco”.
Por su parte, Julio Cordano, jefe de la delegación de Chile en la COP, añade: “El pabellón también es un lugar en el que, además de aplausos, puede haber desavenencias y expresión de insatisfacción. No es que nosotros hayamos seleccionado proyectos que endosemos, si no que abrimos este espacio para que autoridades locales e internacionales, tengan un espacio para presentar sus iniciativas. El proyecto habla de cómo Valdivia quiere transformarse en una ciudad carbono neutral. Y nos pareció relevante y pertinente para el programa del pabellón”.