María Jesús Lorenzana lleva desde septiembre de 2020 al frente de la consellería de Empleo e Igualdad. Algo más de dos años en los que ha dedicado esfuerzos al impulso de políticas de empleo que fomenten el bienestar y la igualdad laboral. Con la vista puesta en la celebración del próximo 25-N, Lorenzana aboga por dejar atrás las “políticas paternalistas” y que las empresas incorporen a las mujeres en sus equipos directivos de manera natural.
Racionalizar las jornadas para permitir compaginar la vida personal y laboral tanto a hombres como a mujeres requiere de un cambio de mentalidad de los empresarios, según señala Lorenzana, quien opina que las políticas de empleo del Gobierno de España son “del siglo pasado” y se limitan únicamente a dar voz desde la perspectiva sindicalista.
Charlamos en Quincemil con Chus Lorenzana sobre empleo e igualdad, y cómo los gobiernos deben trabajar para que estas dos materias caminen de la mano.
Galicia registró un descenso histórico del paro en el mes de octubre, pero la falta de trabajo sigue siendo una de las mayores preocupaciones entre los gallegos. ¿Qué medidas tiene previstas la Xunta para seguir reduciendo la tasa de desempleo?
La problemática que se está dando, no solo en Galicia, es una situación muy peculiar en el mercado laboral y que en la historia reciente creo que no se hado; y es que tenemos paro (ahora mismo hay más de 143.000 personas en paro registrado), sin embargo hay vacantes en las empresas. Es una situación anómala ¿Qué tenemos que hacer los Gobiernos y las Administraciones con responsabilidades en materia de empleo? Aprovechar las vacantes y poner todos los medios a disposición de empresas y trabajadores para canalizar la oferta y la demanda. Por ello, desde que empezó la legislatura, tenemos muy claro que había que incorporar a las empresas en el diseño de las políticas de empleo y, siguiendo el marco europeo, elaboramos la agenda gallega de las capacidades. Esta agenda está basada en la colaboración público-privada y en el talento de las personas, adaptando las cualidades a las necesidades de la empresa.
Todo ello se lleva a cabo a través de la estrategia Xempre, que ya cuenta con una web propia. Por un lado, trabajamos con una herramienta nueva de empleo para superar el modelo de oficina de empleo, y para la que acabamos de adjudicar el contrato. Se trata de una aplicación móvil para modernizar el sistema público de empleo y que pueda competir con otros sistemas de empleo. Necesitamos que las empresas se adhieran al sistema volcando sus vacantes. Hemos firmado un protocolo con la CEG, la Cámara de Comercio de A Coruña y próximamente con la Asociación de Empresas Familiar de Galicia, y trabajaremos con asociaciones a nivel local. En cuanto a las oficinas de empleo, hemos presupuestado 5 millones de euros para crear 136 orientadores laborales en la oficinas, que se suman al personal ya existente. ¿Con esto qué pretendemos? Que la oficina deje de ser una oficina que se limite a sellar papeles y que se convierta en auténticos orientadores, trabajando con el talento y capacidades de las personas para hacerles una orientación a la carta.
La formación es clave para lograr ocupar esos puestos vacantes ¿En qué está trabajando la Xunta en materia de formación?
Tenemos que trabajar en adecuar la formación a las necesidades del tejido productivo. Además de la herramienta tecnológica que nos facilitará información, trabajamos desde el año pasado en unas mesas por sectores productivos, con presencia de los principales clústeres empresariales y federaciones, que han ido trabajando para actualizar la formación para el empleo y adaptarlas a sus necesidades. Ahora creemos que hay que dar un paso en la incorporación de la empresa y este año vamos a poner en marcha las micro formaciones, que se debería haber emitido a nivel nacional por parte del Gobierno de España. Parten de unos bonos de formación, tanto para la empresa como para la persona desempleada. A las empresas se le da para que formen a sus personas ocupadas, evitando así el desempleo futuro promocionando el reciclaje profesional; y el bono desempleado es para aquellas personas sin trabajo a los que se les subvenciona la formación en aquellas competencias que la empresa está necesitando.
¿Qué es lo que veo por parte del Ministerio? Por un lado, ha disgregado la formación para el empleo y el 70% de esa formación es competencia del Ministerio de Educación, con lo cual se ha perdido la mayoría de las bondades que tiene la formación profesional para el empleo, que tiene otras finalidades que la formación profesional educativa.
Las políticas de empleo del Ministerio son obsoletas. Me llama la atención que el presidente Sánchez, que se califica como europeísta, tiene un ministra de Trabajo que está totalmente anticuada. No sabe de qué va Europa, es como un elefante en una cacharrería con las políticas europeas. Ella (Yolanda Díaz) aplica unas políticas que denomina sociales, que son unas políticas prestacionales y que en ningún momento piensan en formar a la gente ni en darle una independencia económica.
Llama la atención que, pese al elevado número de personas en paro, hay sectores en los que hay vacantes; por ejemplo en hostelería, construcción… ¿Cuáles son los mecanismos para poner fin a esta situación? ¿Pasa por subir salarios y/o mejorar las condiciones laborales?
El bienestar laboral supone un cambio de mentalidad en el empresario. Yo creo que a los empresarios les tenemos que exigir también que se adapten a la realidad de la sociedad actual. Y es que todos trabajamos por un sueldo, y este tiene que ser digno; pero se está observando que hay mucha gente, y mucha gente joven, que antes de una mejora salarial prefieren mejorar su compatibilidad entre la vida familiar y laboral.
Cuando se empezó a ver que había muchas vacantes en diferentes sectores, yo recuerdo un titular de la ministra de Trabajo diciendo que “si los empresarios querían más mano de obra que se le pagase más”. Yo creo que, como todo problema complejo, requiere pensar un poco más; y eso es un simpleza que no es digna de una ministra. Es evidente que primero hay que adaptar los salarios, pero creo que los empresarios se tienen que poner las pilas en racionalizar las jornadas. Estamos en un país donde las jornadas están muy encima de la hora de salida de cualquier país de Europa, y no somos más productivos por ello. Los empresarios a día de hoy no compiten con otro de Asturias, sino con uno de Estados Unidos, Australia… porque la movilidad hoy en día es absoluta; y por tanto el empresario tiene que cambiar su mentalidad y ser capaz de ofrecer trabajo de calidad.
Hay empresas, sobre todo del ámbito tecnológico, algunas de ella aquí en Galicia, que han implantado las jornadas laborales de cuatro días a la semana. ¿Qué le parece esta medida?
Esa es una medida válida para determinadas empresas. Yo no estoy en contra, no creo que disminuya la productivas; pero creo que las empresas tienen que tener un determinado tamaño y dimensiones. Hay que pensar que más del 90% de las empresas de nuestro tejido productivo son microempresas. Cuando tú eres un autónomo con 1,2 ó 3 empleados, no te puedes permitir hacer una jornada de 4 días a la semana. Esas medidas están bien en empresas grandes donde puede jugar con los turnos de trabajo; y a ellas si les funciona, bienvenida sea.
La pandemia lo que nos ha demostrado es que el teletrabajo funciona, sobre todo en ciertos sectores. Hay empresas que lo han mantenido. ¿Está de acuerdo? ¿Qué opina sobre la implantación de este sistema de trabajo?
Yo soy una defensora del teletrabajo donde se puede aplicar, pero creo que el modelo es un híbrido. El trabajo tiene una parte relevante a nivel económico pero también otra de socialización. Yo creo que las organizaciones van hacia un modelo combinado, que te permite trabajo individual y otro presencial en el que el equipo está más en contacto, lo que les hace sentir que forman más parte de el. Es importante fidelizar a las personas y que se sientan parte de él. Pero siempre desde la perspectiva de que el teletrabajo vino para quedarse y es una muy buena herramienta en aquellos servicios y procesos en los que se pueda trabajar de esa manera.
La mujer sigue encontrándose con dificultades para acceder a puestos de dirección. La desigualdad sigue siendo una de las problemas de la sociedad actual. ¿Cómo se puede hacer frente?
Lo primero tiene que darse cuenta las empresas. Cuando hablamos de igualdad laboral es evidente que es un derecho fundamental y es de justicia, pero yo siempre añado un cuestión más; y es que es un tema de productividad empresarial. Las mujeres somos tan o más validas, dependiendo del oficio, que los hombres; y por tanto las empresas no se pueden permitir prescindir de nosotras. Está demostrado que cuando hay equipos diversos, de mujer y hombres y de diferentes edades, las cuentas de resultados son mejores. Cuando la empresa realmente se crea que es más productiva y se incorporen equipos multidisciplinares, habremos conseguido mucho. ¿Qué tenemos que hacer mientras tanto? Lo que está claro es que no se pueden fomentar políticas de igualdad paternalistas. Tenemos que aspirar a empresas que hagan compatibles la vida familiar y la vida laboral, tanto de la mujer como del hombre. Después ya está la decisión de cada persona de trabajar o no trabajar si tiene un hijo.
Es un tema muy complejo, hay que cambiar la mentalidad en las empresas. El sistema de cuotas es un buen sistema para empezar a demostrar esto, pero tenemos que aspirar a que no sea necesario. Evidentemente para alcanzar puestos directivos y romper esos techos de cristal, el mundo empresarial tiene que ver que las mujeres aportamos. A mí no me gustaría estar en el Consello de la Xunta porque hay una cuota femenina, a mí me gustaría estar porque Chus Lorenzana tiene algo que aportar. Hay que conseguir que, con naturalidad, las empresas entiendan que necesitan a las mujeres, y la única manera es haciendo políticas que incentiven la compatibilidad. Hay que sumar cada vez más mujeres para no considerar algo ajeno a nosotras el llegar a los puestos directivos. Tenemos los mismos conocimientos y capacidades; y nos tienen que valorar por lo que hacemos, no porque el Gobierno dé una ayuda porque nos contraten.
Los autónomos y la hostelería fueron algunos de los sectores más dañados por la pandemia. La Xunta habilitó ayudas para ellos, pero lo cierto es que a día de hoy siguen sufriendo las consecuencias económicas del Covid. En los presupuestos de 2023 se ha reservado una partida para facilitarles ayudas. ¿Cómo se van a habilitar dichas ayudas? ¿Y la Xunta baraja seguir brindando apoyo a estos sectores en caso de que sus necesidades se prolonguen en el tiempo?
Desde la pandemia hemos trabajo mucho con los autónomos, con cuatro planes de rescate. Es un sector que supone el 20% de la afiliación en Galicia, por tanto no podemos permitir que caigan ni las empresas ni los empleados que tienen detrás. No solo hay que trabajar para fomentar nuevo empleo sino también para consolidar el existente; por eso, además de las ayudas habituales a los autónomos, hemos presupuestado de fondos propios de la comunidad autónoma 30 millones de euros para ese plan de Impacto Autónomos. La inversión en autónomos llega a los 57 millones este año.
Con el Plan de Impacto Autónomo, vamos a inyectar a los autónomos con rentas media una ayuda media de 1.200 euros, según el tramo de renta. Va a ser una ayuda que se dará sin necesidad de tener que justificar ningún gasto porque está destinado a hacer frente a la subida del coste de la vida (energía, materiales…). Entendemos que hay que brindar este apoyo en el marco de las políticas del fomento del emprendimiento.
Desde esta segunda parte de la legislatura, todo el conjunto de políticas de emprendimiento se pasó a esta consellería y se creó una dirección general específica de emprendimiento. Y en el futuro queremos montar una estructura de emprendimiento en Galicia con 12 polos, que son 12 oficinas, que intentan analizar las oportunidades para emprender e ir asesorando a todas aquellas personas que quieran iniciar una actividad empresarial. Hay ideas muy buenas pero hay que aterrizarlas, y muchas veces si controlas el campo de emprendimiento pero no el plan de negocio; también se busca apoyar a todo el sector de emprendimiento a que se consolide y expanda, porque hay muchas oportunidades para que ese tejido se vaya internacionalizando y creando más empleo.
Además, ahora mismo, para que se pueda potenciar todavía más ese emprendimiento, necesitamos que esos proyectos tractores, presentado al Ministerio con cargo a los fondos Next Generation, porque van a generar muchas necesidades y potenciar nuestro ecosistema de emprendimiento. La relevancia ya no son solo los empleos directos sino todo lo que va a generar alrededor (autónomos, cooperativas…) por eso sería una auténtica desgracia que no llegasen esos fondos a Galicia, que además están embalsados por los ministerios y no están llegando a las empresas.
Como dice la canción, ¿a qué dedica el tiempo libre?
Me encanta salir a cenar. Antes me encantaba ir de copas, pero yo creo que se me pasó la fiebre con la pandemia y ahora pocas copas tomo. Me encanta viajar y ahora no puedo hacer grandes viajes, aquellos que exigen mucho tiempo. Hago pilates, cuando puedo.
Hablamos anteriormente sobre esa conciliación personal-laboral. ¿Es capaz de compaginarlo?
Yo creo que sí. Este trabajo exige una gran responsabilidad; pero también tiene picos, con épocas complicadas. Este es un puesto al que no te vas a dedicar toda tu vida y que exige que el tiempo en el que tienes la grandísima suerte de formar parte de un Gobierno hagas todo lo posible por dejar huella. Yo intento organizarme bien, la clave de las cosas está en la organización y en ser productivo. Intento que mi equipo pueda compatibilizar su vida con el trabajo. La gente tiene que estar contenta donde trabaja. A veces mi equipo teletrabaja, que no es habitual en un equipo directivo de Gobierno. Intentamos modernizarnos.
Como coruñesa, ¿cuál es su zona favorita de la ciudad?
Tanto la calle Real como los jardines de Méndez Núñez me recuerdan a mi niñez y a mi familia, y le tengo un especial cariño, sobre todo en el otoño. La calle Real me parece maravillosa. A Coruña, además, tiene una parte vanguardista y cosmopolita que tendríamos que potenciar desde el Ayuntamiento. Tenemos una oportunidad en el área metropolitana con esa empresa mundial y que atrae a mucha gente de todo el mundo. Desde la óptica objetiva de una coruñesa, A Coruña es una de las grandes ciudades de España (quitando capitales como Madrid y Barcelona) y tiene que tener ese sitio vanguardista. Ese ambiente cosmopolita que tiene es un lujo que tenemos.