Cuando faltan 15 días para la votación del nuevo presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), y sólo cinco para cerrar la postulación de candidatos para presidir ese organismo con fuerte presencia en América Latina, el Gobierno que encabeza Alberto Fernández sigue con la apuesta de encontrar a un candidato de consenso que se ocupe de priorizar la inversión en infraestructura y capitalización de los intereses de los países de la región.
Así lo indicaron fuentes diplomáticas Télam, que esperan aún un guiño de Brasil para definir candidato, pese a que el presidente saliente Jair Bolsonaro, ya se definió por el actual director del hemisferio Occidental del FMI, Ilhan Godlfjan.
Los candidatos pronunciados de la región cuentan todos con muy buenas credenciales en organismos internacionales y varios siguieron o sigen de cerca a la economía agentina.
Los candidatos pronunciados de la región cuentan todos con muy buenas credenciales en organismos internacionales y varios siguieron o sigen de cerca a la economía agentina.
Además de Brasil, Mexicó postula a la extitular de la Cepal, Alicia Barcena; por Ecuador se postula Augusto de la Torre, que fue economista jefe para America Latina del Banco Mundial; Costa Rica se pronunció en favor de su expresidenta, Laura Chinchilla, y Chile, postuló al exministro de Hacienda, Nicolas Eyzaguirre, quien fue también director del departamento del hemisterio Occiental del FMI.
Este jueves el ministro de Hacienda chileno, Mario Marcel, al presentar a Eyzaguirre para la codiciada silla regional reconoció que “hay cierto consenso” en valorar las cualidades de “perfil técnico” que tienen los candidatos con experiencia en organismos.
Sin embargo, en las negociaciones en la región, en el nuevo contexto geopolítico que dejó la guerra en Ucrania pesarán también otros valores a la hora de elegir candidatos.
Lula y su influencia en la candidatura argentina
En este nuevo contexto, la Argentina aún espera el guiño de Luiz Inácio Lula da Silva, quien tomará el poder recién en enero de 2023.
“Hay que ver a quíen apoya a Lula, y si ese apoyo es al candidato de Bolsonaro, Glodfjan. Si Lula no lo apoya, le sería muy difícil a Goldfjan llevar adelante su gestion en el caso de que prospere su candidatura”, expresó una fuente diplomática de confianza de Massa, que no oculta la expectativa de una mayor sintonía en el armado de políticas bilaterales y regionales con el regreso de Lula al Palacio Presidencial de Planalto, en Brasilia.
Para poner en perspectiva la estrategia argentina y las candidaturas regionales, se tiene presente que los socios mayoritarios el BID son Estados Unidos, Brasil y la Argentina, y juntos reúnen casi 53% del poder de voto.
La posición del Tesoro de Estados Unidos aquí es clave, y según altas fuentes relacionadas con el organismo en Washignton consultadas por Télam, “la nueva Presidencia del BID debería surgir a través de candidato de consenso, que no haya sido presidente antes, que tenga un impetu realtivamente joven y, además, hay una inclinación a que por primera vez ocupe el cargo una mujer”.
Estados Unidos, Chile, Mexico, Uruguay, y Colombia ya tuvieron presidentes en el BID, por lo que estarían descartados por el propio EEUU, el principal socio minoritario que ostenta 30% de poder de voto.
Por otro lado, hay un juego de puja de poder que tiene un trasfondo en la emergente espalda energética de los países y la crisis energética mundial: Argentina, Chile y Bolivia están sentados sobre las mayores reservas de litio del planeta y de “buena calidad”, y podrían armar un polo de poder propio.
Además la Argentina podrá proveer en el mediano plazo gas a Brasil, así como avanzar en proyectos en infraestructura de interés común, que fueron tratados en la bilateral en Washington en octubre último durante la Asamblea anual del FMI.
En esa oportunidad el ministro de Economía argentino, Sergio Massa definió los proyectos como “oportunidades de integración en infraestructura productiva binacionales”.
Su homólogo brasileño, Paulo Guedes, expresó que ambos ministros “conversaron sobre oportunidades comerciales, y de oportunidades de integración de infraestructura productiva, como las llamadas obras transacionales, que unen los países”.
La Argentina y Brasil tienen chances aún de presentar candidato propio, pero el primero está a dispuesta a negociar la banca número uno del BID, si hay acuerdo en la políticas de capitalización regional, y en las inversiones en infraestructura.
Este interés mutuo puede ser incluso reforzado durante la nueva presidencia de Lula, que comienza en enero próximo.
Asimismo, Estados Unidos está interesado en promover el avance de obras de litio y Vaca Muerta en la Argentina, y para su política regional con el mundo, como ya lo manifestó públicamente en reiteradas oportunidades.
Otro punto por el cual Goldjan requiere del apoyo de Lula para su candidatura es el impacto en el organismo internacional de la experiencia con el estadounidense Mauricio Calver-Carrone.
Mas allá del tema personal y de su conducta al frente del organismo por lo cual fue desplazado este año de la Presidencia del BID, Claver-Carone fue puesto en la silla por Donald Trump, a fines del 2020, y apenas compartió con la gestión republicana de Gobierno, antes de la llegada del demócrata Joe Biden a la presidencia de EEUU.
La fecha de votación final se programó para el 20 de noviembre. Algunos observadores de los organismos en Washington no descartan que se resuelva posponer de alguna forma el día D de la votación final, si no se llega a un acuerdo a tiempo.
En este esquema, la Argentina y Brasil tienen chances aún de presentar candidato propio, pero el primero está a dispuesta a negociar la banca número uno del BID, si hay acuerdo en la políticas de capitalización regional, y en las inversiones en infraestructura (el nuevo gasoducto de la Argentina hacia Brasil es un potencial proyecto de interés mutuo), entre las mayores preferencias.
Este esquema fue adelantado por Massa a los periodistas que lo siguieron en su gira por EEUU, de la cual participó Télam, y fue nuevamente ratificado por sus allegados a los pocos días de la elección clave.
La fecha de votación final se programó para el 20 de noviembre; algunos observadores de los organismos en Washington no descartan que se resuelva posponer de alguna forma el día D de la votación final, si no se llega a un acuerdo a tiempo.
De cualquier forma se trata de una oportunidad para que América Latina recupere la histórica conducción de la entidad desde su creación en 1960, lo que se perdió tras la llegada de Trump a la presidencia de Estados Unidos.