En el momento en que Laboratoria comenzó su misión de formar a mujeres en competencias imprescindibles para trabajos relacionados con la tecnología en 2014, para así cerrar las brechas de inserción laboral en el sector, los equipos de sus empresas aliadas eran mayoritariamente hombres.
“Las primeras egresadas del programa fueron la primera mujer en su equipo. Y era algo muy novedoso. Ya eso se ve muy de vez en cuando”, dijo a EL TIEMPO Mariana Costa, CEO de Laboratoria, una empresa peruana que nació con el fin de crear una economía digital más diversa a través de sus bootcamps (escuelas de formación en competencias de programación y experiencia del usuario a mujeres), y un esquema de ayudas para sus estudiantes para que sean vinculadas laboralmente.
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A hoy, Laboratoria está en cinco países, incluida Colombia que llegó en 2019, donde recientemente fue reconocida como caso de éxito por la Alianza para la Inclusión Laboral de la Fundación Corona, Fundación ANDI y USAID.
Ha graduado a 2.500 mujeres de la región y un 82 por ciento de estas ya fueron empleadas por algunas de las más de mil empresas aliadas, como Google, Mercado Libre, entre otras.
Costa estima que la población femenina es un 30 por ciento del sector tecnológico, una cifra que sigue invitando a trabajar por la inserción de más mujeres en el sector porque aún persisten estereotipos de género en cuanto al desinterés de estas por carreras tecnológicas o la falta de competencias.
¿Cuál es el diagnóstico de las mujeres en la industria de la tecnología?
Para esto hay que entender un poco la historia. Cuando se creó la primera computadora digital, las mujeres tenían un rol importante en el mundo de la programación. De hecho, esta carrera era vista más para las mujeres porque era muy manual. Las estadísticas en los 80 de los estudiantes de Ciencias de la Computación en EE.UU. eran un 60 por ciento de hombres y 40 de mujeres.
¿Qué pasó después? Con el avance pronunciado de la revolución tecnológica, esta pasa al corazón de los negocios, un lugar donde las mujeres no estábamos, y con esto se empiezan a gestar un montón de estereotipos con respecto a quién le gusta y quién usa la tecnología, quién es un buen programador.
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Esto contribuyó a que las mujeres fueran desertando de estas carreras y el sector se fuera masculinizando. La cifra pasó a ser 80-20, que es una brecha muy grande. Desde hace unos años, se ha empezado a tomar consciencia sobre la necesidad de cambiar esta realidad. En ese contexto nació Laboratoria. Nuestras primeras egresadas fueron la primera mujer en sus equipos. Y era algo muy novedoso. No era un tema de preocupación para las empresas. Hoy siento que ha habido un cambio grande para bien. A nivel regional, se conoció que aproximadamente el 30 por ciento de las estudiantes y profesionales en el campo son mujeres.
La diversidad no solo es importante, es fundamental para el futuro de la tecnología. Estamos lejos de llegar al 50 y queda bastante trabajo por hacer, pero me siento esperanzada.
“No es que no nos guste la tecnología, es que hemos crecido en un entorno que nos ha sesgado e influido a sentir y a pensar, así sea de manera inconsciente, que este sector no es para nosotras”.
¿Son meros estereotipos o de verdad las mujeres tienen desinterés por estas ramas?
Nuestras decisiones a nivel consciente o inconsciente son producto del contexto en el que vivimos y son influidas por los estereotipos como “uy, es que a las mujeres no les gusta y es por ellas que no están ahí”. No es que no nos guste la tecnología, es que hemos crecido en un entorno que nos ha sesgado e influido a sentir y a pensar, así sea de manera inconsciente, que este sector no es para nosotras.
Pongo el ejemplo de una recién graduada del colegio que está mirando qué estudiar, visita la facultad de Ingeniería y ve que el 90 por ciento de los alumnos son hombres, ¿qué referentes va a tener? Igual, si ve que los grandes programadores del mundo son hombres, cómo se puede ver reflejada en ellos. No es un tema de gusto o no, sino de estereotipos que influyen en cómo opera la sociedad y en nuestras decisiones. Por eso el trabajo tiene que empezar desde ahí. Las consecuencias de que haya poca diversidad en el sector de la tecnología son profundas para la humanidad, no solo para las mujeres. Todo el sector se beneficia de que haya diversidad y la resolución de este problema no recae en nosotras, sino en las empresas, las instituciones educativas y las familias.
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¿Por qué hay que pensar la tecnología desde y para las mujeres?
Hay varias razones, unas que tienen que ver con el tipo de producto y servicio tecnológico que queremos crear. Si tenemos equipos poco diversos a nivel de género, esto se aplica a otras poblaciones también, va a ser difícil que generen productos que respondan a las necesidades de un mundo que es diverso por naturaleza. Hombres y mujeres somos usuarios de tecnología casi por igual. Si solo son hombres creando la tecnología, es bien posible que las soluciones tecnológicas traigan sus sesgos, que no reflejen las necesidades de las mujeres. Hay un montón de ejemplos. La primera aplicación de salud del iPhone, que medía un montón de indicadores de salud, no lo hacía con la menstruación. Hoy hay todo un tema con el reconocimiento facial, que es más eficiente reconociendo rostros blancos que de color. Si queremos un mundo donde la tecnología que desarrollemos sea incluyente, hay que considerar las necesidades de las mujeres. Por eso la diversidad es fundamental para lograr eso. No es lo único, pero sí es importante. Sin equipos diversos va a ser difícil que eso se logre.
¿Y las otras razones?
El otro tema que hablamos es la mirada de empleabilidad. ¿Dónde se va a crear empleo? En el sector de tecnología. Este es el futuro. ¿Y dónde se va a destruir empleo? En espacios mucho más operativos, menos calificados. Si no queremos que las mujeres nos quedemos por fuera del mercado laboral del futuro, necesitamos estar preparadas para ocupar esos puestos, crecer en ellos y ser parte de esa siguiente generación.
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Hoy también hay una brecha de género laboral muy grande y a nivel de ingresos. Las mujeres en promedio ganamos menos que los hombres en gran medida porque estamos subrepresentadas en rubros donde pagan muy bien, como el de la tecnología, y a veces sobrerrepresentadas en rubros donde pagan muy mal, como los cuidados. Si queremos asegurar mayor equidad y participación de las mujeres en el mercado laboral, es necesario formar más mujeres para crear tecnología y estar en este sector.
¿Qué se necesita para asegurar la sostenibilidad de las mujeres en cargos de la industria tecnológica?
Todo es un combo de cambio que tiene que darse de forma conjunta. Las empresas deben garantizar una cultura que le da las mejores oportunidades de crecimiento a las mujeres que llegan a su equipo y a otras minorías. A las egresadas nuestras que les va muy bien es porque llegaron a lugares que apuestan por ellas, a empresas con una cultura inclusiva, que les hacen acompañamientos especiales, que les ofrecen lo necesario para que lleguen tan lejos como quieran. Entonces las organizaciones pueden implementar prácticas de reclutamiento sin sesgos, programas de formación, horarios flexibles. Un ambiente en el que se trabaje hasta las 10:00 p.m. todos los días es adverso para las mujeres, porque nosotras cargamos con la mayor parte de las tareas del cuidado. Necesitamos empresas comprometidas, que crean en el valor de la inclusión, no que lo hagan porque está de moda, que estén dispuestas a cambiar sus procesos.
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¿Qué techos de cristal hay en la industria?
El año pasado salió un estudio muy interesante de McKinsey que habla de cómo por cada 100 hombres en roles técnicos promovidos hay 50 mujeres promovidas. Las mujeres no solo entran en menor medida a este sector, sino que crecen en mucho menor medida también, por distintos contextos que se dan dentro del mercado laboral, no por capacidad de ellas. Esto es necesario cambiarlo, porque no es pensar solo en quiénes diseñan y crean la tecnología, sino en quiénes toman las decisiones. En Latinoamérica tenemos más por recorrer en este sentido. La diversidad solo agrega valor.
La pandemia fue una reafirmación de que en tecnología se puede trabajar remoto desde donde sea. La demanda solo siguió creciendo. La tecnología es un buen camino para las mujeres
¿La pandemia fue un retroceso para la reinserción de mujeres en tecnología o, al contrario, una oportunidad de empleo para estas?
Para mí la pandemia solo reafirmó que el mundo tecnológico es un gran lugar para las mujeres. En general, la pandemia fue muy mala para las mujeres. Nos vimos mucho más perjudicadas en diferentes indicadores, porque tenemos más presencia en el empleo informal, de baja calificación, que no se podía hacer de manera remota. Hubo un retroceso grande en términos de indicadores de género. Sin embargo, en el sector de tecnología no nos pasó eso. Por el contrario, fue una reafirmación de que en tecnología se puede trabajar remoto desde donde sea. La demanda solo siguió creciendo. La tecnología es un buen camino para las mujeres.
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Hablando de Laboratoria, ¿cuáles fueron las razones para lanzar esta empresa? ¿Hubo una situación personal en su carrera y vio oportunidad de emprender?
Yo llegué por casualidad al sector de tecnología y con mis socios montamos una agencia web. En el ejercicio de crecer, empezamos a armar nuestro equipo de tecnología y en el primer año no encontramos una mujer, ni siquiera entrevistamos a una. A la vez, participé en varios espacios para conocer el mundo de la tecnología y no había casi mujeres. Eso me llevó a preguntarme por qué no estudié una carrera relacionada y qué podía hacer para cambiar los estereotipos. Así fue que surgió un poco la necesidad de buscar talento femenino para nuestra agencia y ver la oportunidad de inclusión y de transformación que podría tener Laboratoria en la región.
¿Cualquier mujer puede hacer el curso de Laboratoria e insertarse en alguna empresa tecnológica?
El bootcamp impulsa a mujeres que están fuera del mercado laboral porque renunciaron para ser mamás o que no tienen una carrera profesional satisfactoria, es decir, no han accedido a educación superior o están en un mercado con poca pertinencia. El proceso de admisiones es bastante competitivo, no es fácil, en seis meses tienes que estar lista para empezar a trabajar en una industria demandante y competitiva. Tenemos 7.000 postulantes al año para formar a 700 mujeres en los países en los que estamos. Queremos triplicar esa cifra en los próximos años. Quien entra al programa, tiene que tener tiempo completo, 40 horas a la semana. Es una experiencia inmersiva porque el aprendizaje es por proyectos. Luego viene el proceso de empleo a través de Laboratoria y las empresas aliadas. Adicional al bootcamp, tenemos el Laboratoria Plus, que sí es para mujeres que ya están trabajando. Es más una plataforma para impulsar el crecimiento de las mujeres dentro del sector.
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¿Qué herramientas o capacidades debe tener una mujer que quiere entrar al bootcamp?
No es requisito manejar inglés. Sí incentivamos a que lo estudien porque, si saben programar y hablar inglés, el mundo es más o menos de ellas. El computador es necesario, pero si no tienen, nosotros lo prestamos. El Internet también es una condición y contamos con un fondo de ayuda por si alguien lo necesita. Se pide, sobre todo, disponibilidad de tiempo y pasar por el proceso de postulación.
El porcentaje de empleabilidad es del 85 por ciento, ¿ese porcentaje restante sigue teniendo acompañamiento hasta que consigan empleo?
Nosotros acompañamos a conseguir empleo hasta que la estudiante esté activamente liderando su proceso de empleabilidad. Tratamos de emplear a ese 85 por ciento en los primeros seis meses del programa, pero tenemos casos en los que se han empleado a los siete, ocho o nueve meses.
A nivel técnico, ¿qué están demandando las empresas de tecnología que como mujer ahí hay oportunidad de empleo?
Nosotros tenemos dos bootcamps, uno es en desarrollo web, el lenguaje que enseñamos es JavaScript, y el otro es de diseño de experiencia de usuario. Ambos son un buen punto de partida para que se especialicen en lo que quieran.
¿Cómo ve el crecimiento tecnológico en Colombia y el rol que están teniendo las mujeres?
Colombia es un hack súper potente, tienen un talento emprendedor increíble y están en un gran momento de despegue de la industria de tecnología, donde ya hay referentes que han ido dejando su huella, grandes startups colombianas que han llegado al mundo entero. Y ese es un gran primer paso. Ya está la cuna hecha para que más mujeres lleguen y puedan crecer ahí. Hay grandes emprendedoras también que son buenos referentes. Siento que a nivel Latinoamérica, es un gran espacio.
¿Con qué empresas trabajan en Colombia?
Nuestro empleador más grande en Colombia ahora es Mercado Libre. Ha contratado a muchísimas egresadas en las últimas generaciones, pero tenemos muchas más.
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REDACCIÓN DOMINGO