A partir del triptófano, aminoácido que se encuentra en algunos alimentos como las carnes magras, las legumbres o la avena, se produce la serotonina, sustancia clave en la regulación del apetito, la saciedad y el ánimo. De hecho, son varios los nutrientes que influyen en el estado emocional, pero lograr el bienestar desde lo que se pone en el plato está directamente relacionado con un patrón de vida saludable en varios niveles.
Así explica Rocío Mateo, nutricionista, doctora en Medicina e investigadora en el campo de las enfermedades cardiovasculares, la dislipemia (alteración de los niveles de lípidos y proteínas en la sangre, especialmente colesterol y triglicéridos) y otras dolencias como la diabetes, cómo afecta la comida a la manera en la que nos sentimos. Actualmente, codirige una investigación sobre dietas para diabéticos con sobrepeso en el Hospital Miguel Servet de Zaragoza y, tanto en esta, como en el resto de los proyectos que ha liderado, recalca que el objetivo no solo es obtener unos resultados científicos, sino mejorar la salud de los participantes.
¿Cómo se puede conseguir en el día a día trabajar la felicidad desde lo que ponemos en el plato?Múltiples estudios científicos han demostrado que la alimentación tiene una influencia muy importante en el estado de ánimo y otros aspectos de la salud mental. Por ello, mantener una dieta saludable y practicar ejercicio de forma frecuente son pilares esenciales que pueden contribuir a que tengamos un buen estado de ánimo. Aunque es importante recordar que la salud mental está condicionada por otros muchos factores, que no siempre dependen de nosotros.
¿Es cierto que hay alimentos que influyen en el estado de ánimo?Es correcto. Algunos nutrientes que contienen los alimentos influyen directamente sobre el estado de ánimo, como el triptófano. Pero esto no implica que cuanto más triptófano tomemos mejor ánimo tendremos; aunque si llevamos una alimentación desequilibrada y no tomamos suficiente triptófano, nuestro ánimo podría empeorar.
¿Cómo explicaría la forma en la que la comida afecta a cómo nos sentimos desde una perspectiva científica?Los mecanismos a través de los que la alimentación influye en nuestro estado de ánimo son muchos y muy variados. Además del triptófano, podemos encontrar otros nutrientes, como los ácidos grasos omega 3, cuyo consumo regular contribuye a que no aumente la inflamación en el organismo. Estudios científicos han demostrado cómo esta reducción de la inflamación puede disminuir el riesgo de padecer síndrome depresivo, entre otras enfermedades. Asimismo, la ciencia también ha revelado cómo la microbiota intestinal se ‘comunica’ directamente con nuestro cerebro, regulando muchos aspectos, como el ánimo. Llevar una alimentación sana, tomando una cantidad adecuada de fibra o probióticos, contribuye a que mantengamos la microbiota sana. Y ello, a su vez, favorecerá una correcta regulación del eje intestino-cerebro.
“Ver cómo una persona consigue mejorar su estilo de vida genera mucha satisfacción”
¿Por qué se continúan siguiendo las dietas milagro teniendo en cuenta los perjuicios que causan?Cada día estamos expuestos a más información, a través de diferentes vías, como las redes sociales. Por desgracia, una buena parte de ella es engañosa y es muy complicado combatirla. Muchas personas, en un intento de abordar el difícil y complejo problema de la obesidad, pueden recurrir a estas alternativas para conseguir beneficios que hasta entonces no han alcanzado. Los profesionales de la nutrición nos tenemos que esforzar especialmente en divulgar en base a mensajes basados en la evidencia científica y hacerlos llegar de forma más efectiva a la población.
¿Qué alternativas son las más apropiadas?Lo ideal es seguir un patrón de dieta mediterránea, con alta proporción de frutas, verduras, cereales integrales, legumbres, lácteos, carnes magras y pescado, muy especialmente el azul. Todo ello, aderezado con aceite de oliva (virgen extra siempre que se pueda), resulta una receta infalible. Muchas veces nos afanamos en buscar qué suplementos o alimentos enriquecidos nos pueden ayudar a obtener un beneficio, pero lo cierto es que más que añadir, habría que quitar, quitar de nuestra alimentación todos los procesados que sean ricos en azúcares añadidos, grasas saturadas o sal.
Usted codirige una investigación sobre dietas para diabéticos con sobrepeso en el Hospital Miguel Servet. ¿Qué conclusiones han extraído sobre las rutinas que son más beneficiosas para estas personas?Llevamos muchos años trabajando en el ámbito de la nutrición y la diabetes e investigando el efecto de las dietas ricas en proteínas en estas personas. Después de demostrar que en las dietas destinadas a perder peso en este tipo de pacientes incrementar el consumo de proteínas tiene diferentes beneficios, queríamos explorar si todas las proteínas tenían ese potencial. Aunque aún no hemos finalizado el análisis de los resultados, todo apunta a que lo importante es que la dieta tenga un contenido moderadamente alto de proteína, ya sea de origen vegetal o animal.
¿Qué ha supuesto para usted este proyecto?Como cada proyecto de estas características, lo más enriquecedor son los participantes que lo integran. El objetivo no solo es obtener unos resultados científicos, sino mejorar la salud de los participantes en el camino. Poder ver cómo una persona consigue mejorar su estilo de vida, su composición corporal y cómo esto se traduce en mejoras directas en su enfermedad y su calidad de vida genera mucha satisfacción. A nivel científico, esperamos que estos resultados contribuyan a que las recomendaciones nutricionales en las personas que tienen diabetes puedan ser más exactas y les ayuden a un mejor tratamiento de la enfermedad.
“Nuestro objetivo no solo es obtener unos resultados científicos, sino mejorar la salud de los participantes en el estudio”
En su caso, ¿qué pautas principales sigue a nivel alimentario?Intento predicar con el ejemplo porque creo que es fundamental creer y practicar lo que uno recomienda. Muy en la línea que trabajamos, soy una firme defensora de aumentar el consumo de proteína vegetal. No solo por motivos de salud, sino por argumentos relativos a la sostenibilidad medioambiental, tema que creo que nos ha de preocupar a todos.
Seguir una vida saludable supone a menudo un reto para muchas personas. ¿Cómo afronta usted los retos que se le plantean en su vida?En primer lugar, me parece fundamental tener claro por qué merece la pena afrontarlo. En cuanto al estilo de vida, cada día encontramos infinidad de dificultades para llevar una alimentación sana o practicar ejercicio. Dificultades como las desfavorecedoras condiciones laborales (con jornadas muy largas de trabajo) o las infraestructuras del entorno donde vivimos, que nos ponen muy difícil hacer deporte o cocinar todo lo que querríamos. Visualizar los beneficios que nos aportaría cuidarnos es un aliciente que puede ayudar a que no tiremos la toalla. Pensar en tener menor riesgo de infinidad de enfermedades y mayor funcionalidad e independencia cuando uno sea mayor o encontrarse mejor, en general, son algunos de ellos.
Esta entrevista pertenece a la serie de artículos #enpositivo, un proyecto que publicamos en 20minutos con el objetivo de animar al lector a descubrir noticias diferentes, humanas, inspiradoras y, sobre todo, positivas y que desarrollamos gracias al apoyo de Cepsa.