Siempre que tengo en mis manos libros tan personales lo primero que me sale preguntar es cómo ha sido el proceso. Es decir, ¿qué ha significado escribirlo? ¿Le ha costado mucho? ¿salió la idea de usted?
Siempre he tenido en la cabeza que sería interesante y que podría ayudar a otras personas escribir un libro sobre mi historia, las dificultades a las que las personas LGTBI nos enfrentamos en el deporte. Y que sirviera un poco como herramienta a otras personas para empoderarse y perder el miedo. Pero desde luego no lo veía como algo cercano, sino como muy a largo plazo. Me surgió la oportunidad porque varias editoriales se pusieron en contacto conmigo el año pasado a raíz de la denuncia que hice del insulto homófobo. Y ha sido ha sido toda una experiencia.
Evidentemente, las cosas más recientes las he podido madurar y reflexionar desde la adultez de forma más sencilla. Pero para contar mi historia completa y hacer una reflexión general he tenido que hacer un viaje al pasado, rebuscar en cosas sobre todo de la parte final de mi infancia, de la adolescencia. Ahí me he dado cuenta de que hay algunas heridas que seguían abiertas y otras cosas que mi subconsciente había enterrado. Y ha sido doloroso en algunos aspectos, pero terapéutico. Desde luego a mí me ha servido para cerrar el círculo y terminar de darme ese abrazo del que hablo en el libro que durante tantos años me debía.
En el libro comienza hablando de su infancia y su adolescencia. Una cosa que me llama la atención es el tema de los referentes LGTBIde su generación. Esos Boris Izaguirre, Víctor Sandoval, etc. Y luego menciona a Fer, de la serie ‘Física y Química’.
Durante muchísimos años yo pensé que estaba solo en el mundo, que no había nadie como yo. Era una época en la que todavía no había un acceso a Internet como lo tenemos ahora. Los referentes evidentemente brillaban por su ausencia y para mí lo más disruptivo fue ver en televisión a Víctor Sandoval en un programa que se hacía en Madrid, que se llamaba Mamma Mia, o a Boris Izaguirre en Crónicas Marcianas.
Por un lado, para mí supuso comprender que había gente que se salía de la norma, gente que no encajaba en los estereotipos o los cánones. Y para mí fue entender que no estaba solo, que había más gente como yo en el mundo. Pero, por otro lado, ellos estaban llevados a la caricatura. Era el peaje que había que pagar en aquellos momentos para aparecer en los medios de comunicación. Entonces se llevaba que el personaje que ponían como gay era el que más pluma tenía, llevado a la caricatura para reírse de él. Y entonces eso era un poco lo que yo entendí, que había gente como yo, pero que también me tenía que alejar de esos estereotipos si quería que no se metiesen conmigo durante muchos años. Eso lo que hizo fue que llevase con más vergüenza quién era.
“Durante muchísimos años yo pensé que estaba solo en el mundo, que no había nadie como yo”
Cuando aparece el personaje de Fer en Física o Química unos años antes, es verdad que en Aquí no hay quien viva se había puesto a un matrimonio homosexual que dentro de esa casa de locos eran los más normales. Eso yo creo que acercó un poquito un modelo de familia diferente al público general y fue como el primer paso también. Pero sobre todo, para la gente de mi generación, encontrarnos con un personaje como el de Fer, tan cuidado, tan hecho del respeto desde la absoluta normalidad, contando sus experiencias, las dificultades que tenía en el colegio, el desamor, etc. Para mí fue como sentirme totalmente identificado, como tantos otros chicos de mi generación. Y sobre todo también para mi familia, que vio a través de la televisión un personaje homosexual tratado desde la más absoluta normalidad. Y yo creo que eso cambió muchas cabezas en España.
Obviamente los referentes actuales que pueda tener un adolescente LGTBI son muchos más y con diferentes perfiles.
La situación ahora es mucho más favorable porque tenemos mogollón de referentes en medios de comunicación, en cine, en series, etc. Eso ayuda mucho. A mí me hace mucha gracia cuando la gente dice que ahora estamos nada más que con la cuota. Que en todas las series tiene que aparecer un personaje negro, un personaje LGTBI. Yo siempre digo: “¿Y qué ocurre con la cuota?” Cuando vas por la calle ves a gente blanca, rubia, estupenda, heterosexual o ves a gente racializada, gente gorda, gente LGTBI. Por tanto, creo que es muy importante que el contenido audiovisual, el cine y las series recojan la diversidad que hay en la calle. Y entonces creo que es muy importante que las nuevas generaciones en toda la series o en todas las películas se puedan sentir identificados. Creo que eso les hace, en primer lugar, entender que no están solos, que tampoco les pasa nada malo. Y creo que es algo que ayuda a la nueva generación a dar pasos en su vida.
Habla mucho de su familia, especialmente de la relación con su madre, de la que siempre recibió apoyo. Pero deja claro que el entorno familiar no es en todos los casos similar. Supongo que sigue conociendo gente que no lo tiene tan fácil en su entorno más cercano.
“El miedo a enfrentarte a una conversación con tus padres para decirles que eres lesbiana, que eres una persona trans o que eres gay es intergeneracional”
Eso es una cosa intergeneracional, el miedo a enfrentarte a una conversación con tus padres para decirles que eres lesbiana, que eres una persona trans o que eres gay. El miedo a enfrentarte a esa conversación con tus amigos. Eso pasaba hace 40 años y pasa ahora. Evidentemente, ahora esta generación LGTBI lo tenemos mucho más fácil que hace hace 20 o 30 años. Igual que los de ahora lo tienen más fácil que lo tuve yo. Vamos avanzando. Pero hay una cosa que no cambia, que es ese miedo a sentarnos y exponernos y no saber lo que vamos a recibir.
Yo he tenido la suerte de tener una familia que a mí, en cuanto he dado esos pasos en mi vida, ha estado siempre a mi lado, me ha apoyado, me ha tendido su mano exactamente igual que mis amigos, exactamente igual que mis compañeros de equipo cuando lo hice. Pero esa no es la realidad de otras muchas personas. Desgraciadamente, hay padres que quieren llevar a sus hijos a terapias de conversión porque piensan que están enfermos. Hay chicos y chicas que sufren acoso y discriminación en los colegios, en los vestuarios. Por tanto, yo creo que es el mayor termómetro de todo lo que queda por cambiar, que hayamos aterrizado ciertas leyes y tengamos una serie de derechos y libertades que no se traducen en que se haya perdido ese miedo instintivo de sentarte y exponerte y contar quién eres a personas que no sabes cómo van a reaccionar.
“Recibir una charla sobre diversidad sexual habría significado para mí ver la luz al final del túnel”, escribe en el libro. Y a mí se me viene a la cabeza un asunto como el veto parental y la resistencia de la ultraderecha de Vox a este tipo de formaciones
Siempre digo lo mismo. A mí, a lo largo de mi carrera deportiva y mi carrera como estudiante, me han venido a dar cientos de miles de charlas. Me han venido a hablar de hábitos alimenticios, de prevención de drogas o de dopaje. Pero nunca me ha venido a hablar de diversidad sexual. En un momento en el que yo tengo un despertar y empiezo a comprender quién soy, que mi identidad no es la que se supone que tenía que tener ni lo que me habían enseñado, yo entré en un conflicto muy grande y lo que siento hacia mí es rechazo. Vivo con miedo, en soledad y sobre todo, con vergüenza. Ese tipo de charlas a mí me hubiesen ayudado a comprender precisamente que no me pasaba nada malo, que no estaba enfermo, que no estaba solo y a gestionar lo que me ocurría.
Que la ultraderecha utilice a los niños siempre de escudo para defender su ideología es terrible. Porque yo siempre me planteo lo mismo: si yo fuese padre y me planto en un colegio y le digo al director que yo quiero que a mi hijo le eduquen en que la tierra es plana, porque yo soy terraplanista. A mí el director del colegio me diría que en su casa enséñele a su hijo lo que le dé la gana, pero el colegio está para educar y para enseñar las cosas tal y como son. Creo que cuando hablamos de derechos humanos y del respeto a la diversidad estamos hablando de algo que debería ser innegociable, una línea roja que todos los colegios y todos los centros llevasen. El tema es que, por desgracia, este tipo de cuestiones se consideran ideológicas y al final lo que hacemos es no respetar los derechos humanos y generar una generaciones que siguen perpetuando comportamientos de otras épocas.
Cuenta en el libro muchos detalles de todo lo vivido en su vida deportiva. Como que pasaste de las bromas a cierto tipo de ‘bullying’. ¿Cómo resiste uno a eso?
“Lo que nos pasa a las personas LGTBi es que acabamos normalizando y justificando los insultos y las bromas”
Lo que nos pasa a las personas LGTBI es que acabamos normalizando y justificando los insultos y las bromas. Y lo entrecomillo porque una broma es un código entre dos personas. Para que una broma sea efectiva te tiene que hacer gracia a ti y me tiene que hacer gracia a mí que estoy haciendo una broma. Si la broma solo te hace gracia a ti y a mí me duele, pues eso no es una broma, es una burla. La selección de waterpolo es donde este tipo de situaciones más se dieron. Pero es que mi sueño era más grande que todo ello. Mi objetivo era entrar en el equipo nacional, poder disputar un Mundial, un Europeo, unos Juegos Olímpicos.
El peaje para ello, la letra pequeña de ello era que tenía que aguantar a esos compañeros con ese tipo de actitudes y comportamientos. Yo lo que hacía era poner una careta, activar el piloto automático y continuar, fingir que no me afectaba con la esperanza de que dejasen de hacerlo. Pero, al final, si tú en tu camino deportivo, que ya es muy complicado el de llegar a la élite y es muy difícil, tienes que gestionar muchas cosas, muchas horas de entrenamiento, competencia, le sumas este tipo de situaciones en un momento en el que tú tampoco te sientes tan seguro como para dar un golpe en la mesa o incluso para aceptarte… Mi camino ha sido mucho más complicado que el de cualquier otro deportista porque aparte de las dificultades per se, he tenido unas añadidas. Creo que nunca llegué a desarrollar, precisamente por estas cosas, un sentimiento de pertenencia. Y creo que es uno de los principales motivos por los que no he llegado a triunfar en la selección nacional.
Damos un salto grande y hace pocos años, en 2019, ya después de haber hecho la portada de ‘Shangay’ se produce el insulto homófobo del waterpolista Ubovic. ¿Cómo lo vivió?¿Ha vuelto a hablar con él o encontrárselo? Curiosamente cuenta que la sanción que se le puso, a pesar de ser histórica, provocó un efecto de revancha en otros compañeros.
Después de la materialización de esa sanción yo me encontré a ese jugador en una piscina porque justo estábamos jugando los play off y nosotros íbamos a jugar un partido, ellos venían de jugar otro y estábamos a bastante distancia. Sí que hubo un cruce de miradas, pero no llegamos nunca a hablar o acercarnos tampoco. Él no se disculpó en ningún momento. No me mandó ningún mensaje, ni justificándose ni disculpándose. Entonces yo entiendo que él tampoco estaba arrepentido de lo que hizo. Cuando yo salí públicamente del armario noté un calor por parte de todo el deporte, de compañeros, de rivales, de entrenadores, muchísima gente me escribió para aplaudir mi gesto y para darme la enhorabuena. Pero cuando denuncié el insulto me sentí muy solo, quitando a mis compañeros de equipo, a todo el club en general. El resto del waterpolo yo creo que fue el que me juzgó en primer lugar porque pensaban que estaba siendo un oportunista, que son cosas que se dicen, que cómo voy a machacar a una buena persona por algo así.
Y eso es lo que me hizo darme cuenta de que la gente, con el tema del colectivo LGTBI, está de acuerdo mientras lo que tú cuentes sea bonito. Si tú cuentas: “Oye, yo soy waterpolo y recibo cariño y normalidad”, a la gente le gusta eso. Pero en cuanto el deporte o tu deporte se vuelve noticia por algo negativo, porque estás levantando alfombras, porque estás haciendo remover conciencias, porque estás denunciando situaciones que se producen todos los días, eso a la gente no le gusta. No le gusta ser protagonista por algo que no está bien y creo que es el mayor ejemplo de lo que queda por hacer. En cuanto la gente justifica este tipo de situaciones o no es capaz de ver que no está bien se ve que hace falta mucha formación y que hacen falta muchos pasos que andar por ese camino.
Hace unos días escribía en Twitter que había llamado a Luis Rubiales , presidente de la Federación Española de Fútbol, para explicarle la importancia de que la selección llevara el brazalete el LGTBI en el Mundial de Qatar. ¿Cree que se hará? ¿Por qué es tan importante?
“Espero que España, en un Mundial como el de Qatar, haga una reivindicación en favor de los derechos humanos”
Yo soy optimista por naturaleza. Yo espero que España, en un Mundial como el de Qatar, haga una reivindicación en favor de los derechos humanos. A mí me encantaría porque ya es una iniciativa que se ha movido por diferentes selecciones. Ocho selecciones van a llevar el brazalete arcoíris en muestra de apoyo al colectivo LGTBI y evidentemente hay otras muchas reivindicaciones que hacer. La conversación con el presidente de la Federación fue por ese camino. Yo creo que España no tiene que ir a rebufo de nadie. Somos pioneros en la lucha por los derechos y libertades del colectivo, también de los derechos humanos. A mí me gustaría que nuestro fútbol sirviese para abanderar la defensa de los derechos humanos. El presidente de la federación me dijo que estaban explorando vías y que no habían rechazado de momento esa iniciativa. Pero que estaban explorando vías para hacer algún tipo de reivindicación. Así que yo espero verlo. Espero que España y nuestro fútbol sean embajadores de los derechos humanos en un país como Qatar.
¿Y no es un poco contradictorio hacer un Mundial en un país con tan pocas libertades para el colectivo LGTBI y en general para los DDHH?
En estos casos siempre quito el foco del deportista. Yo soy deportista y si alcanzo mi sueño, que es llegar a un Mundial o a unos Juegos Olímpicos, no es mi culpa que los organismos internacionales hayan decidido que se celebre un campeonato allí. Yo no voy a dejar de cumplir mi sueño por el que tantos años he peleado y por el que llevo luchando toda mi vida por la decisión de algunas personas en los despachos. Por tanto, yo siempre pongo el foco ahí en este caso en la FIFA, que es quien ha decidido que el Mundial se celebre en Qatar. La responsabilidad, por tanto, debe estar en ellos, ya que ninguna selección ha renunciado a participar y tampoco hay ningún jugador que lo haya hecho. Con todo el planeta fútbol y los ojos de la mayor parte del mundo mirando ese campeonato, creo que es un buen momento para hacer activismo y para reivindicar ciertas cosas en el país.
Habla en una parte del libro de los deportistas trans. Y desmonta el argumento de que estas personas puedan poner en riesgo el deporte femenino
Cuando hablamos de deporte se nos va la cabeza siempre al deporte de élite, y realmente, según datos del Consejo Superior de Deportes en España, de todas las personas que hacen deporte, solo el 4% llega a la élite. Es decir, el 96% restante hace un deporte amateur base por divertirse. Creo que no se puede cerrar las puertas a ese 90% del deporte bajo ningún concepto. Y con el tema de las personas trans somos muy injustos porque realmente hay que saber que las federaciones internacionales, el Comité Olímpico Internacional, las federaciones de rugby, de fútbol y de natación tienen sus propios mecanismos para garantizar un deporte justo. ¿Esos mecanismos son justos o no? Es otro debate, pero ellos son los que ponen las normas para que las personas trans puedan participar. Entonces, comprar cierto tipo de discursos lo que acaba provocando son cosas como la que pasaron en Catalunya hace unos años cuando una niña trans de ocho años no pudo competir en una competición de natación porque en su DNI ponía que era un chico. Hablar de ventaja competitiva cuando se tiene ocho años me parece tremendo.
“Las personas trans tienen el mismo derecho que el resto a participar en la competición deportiva”
Creo que el deporte es un derecho al que debe tener acceso todo el mundo. No solamente es competición. El deporte es sentimiento de pertenencia, valores, esfuerzo, trabajo, dedicación y creo que esas puertas no se le pueden cerrar a nadie por el mero hecho de ser quienes son. Yo soy un absoluto defensor de la participación de las personas trans. Fíjate que el problema siempre viene por las mujeres trans, no por los hombres trans. Es una de las caras del machismo que hay dentro del deporte. Soy un fiel defensor y un firme defensor de que el deporte tiene que ser para todos y para todas. Por supuesto las personas trans tienen el mismo derecho que el resto a participar en la competición deportiva.
Esto me da pie para preguntarle sobre la ley trans. ¿Qué pasa en el PSOE? ¿Hay un debate interno que todavía no está superado?
Por supuesto que está superado, porque así lo refrendó el posicionamiento del partido en el 40 Congreso. El PSOE es el partido que más se parece a España. Tiene representación hasta en el más remoto pueblo del más recóndito lugar. En España, por tanto, hay gente con diferentes mentalidades y con diferentes pensamientos. Es el partido que más se parece a España en ese sentido, pero se tomó una decisión interna y a pesar de que hay ciertas voces que dicen una cosa, realmente son muchísimas las personas que llevamos tiempo trabajando para hacer realidad esta ley. Y, por supuesto, que nadie dude de que todas las leyes LGTBI de las que disfrutamos en este país llevan la firma socialista. Y por supuesto que la ley trans no va a ser menos, también va a llevar la firma socialista. Es un compromiso orgánico del partido de gobierno y yo espero que dentro de muy pocos meses una ley tan esperada y tan luchada se haga realidad.
Los principales colectivos LGTBI han alertado al PSOE de que la ley no se puede retrasar ni modificar sustancialmente. Carla Antonelli se ha dado de baja denunciando las maniobras del partido, figuras como Carmen Calvo la han criticado… ¿No ha habido mucho revuelo?
“Espero que con la aprobación de la ley trans Carla Antonelli pueda volver al PSOE”
La noticia de Carla yo la viví con tristeza porque al final es una una activista, una referente, la activista más importante de este país. Espero que con la aprobación de la ley ella pueda volver al partido si lo cree conveniente en el futuro. Y respecto a los retrasos, al final, desde el partido lo que se ha buscado es que la ley sea garantista. Sabemos perfectamente, como ha hecho siempre el PP y como está haciendo la ultraderecha de Vox, que van a recurrir al Tribunal Constitucional. Entonces, con esas ampliaciones de plazos lo que se buscaba era dotar jurídicamente de seguridad la ley, reforzarla. Nuestras enmiendas van en esa dirección, pero desde luego la parte nuclear de esta ley, que es la autodeterminación, no se va a tocar. Por tanto, creo que todo el mundo tiene que estar tranquilo. Las cosas que se van a ajustar son con el objetivo de que en el TC no haya ninguna fisura para que se nos tire atrás la ley. Y como el PSOE siempre ha hecho las leyes garantes y que se ha ido hacia adelante, pues esta no va a ser menos.
Las mujeres trans son mujeres. ¿Hay alguien que dude de eso en el PSOE actual? Y me refiero a la dirección del partido, al Gobierno…
Las mujeres trans son mujeres, por supuesto. Y los hombres trans son hombres. Y creo que nadie en la dirección de este partido duda de ello. Y la muestra de que nosotros estamos al lado del colectivo LGTBI, como hemos estado siempre y muy especialmente al lado de las personas trans que son las más vulnerables, es el compromiso de este partido con esta ley que va a ser realidad.
Más allá de la identidad sexual, también es difícil que los deportistas se posicionen políticamente. Son casos anecdóticos. ¿No tiene la sensación de que en otros países está más normalizado? Pienso por ejemplo en Brasil o EEUU.
España es un país en el que ahora mismo está la situación política muy polarizada. Y ponerse un color político cuando no perteneces a la política te trae cosas negativas. Yo llevaba militando tiempo dentro del partido, pero hice cosas de perfil bajo porque sabía que eso me iba a traer consecuencias negativas con marcas a nivel de conferencias que daba con empresas o con ayuntamientos. Tú te pones una etiqueta política y eso te coloca en un lugar y por tanto te cierra otras puertas.
Yo decidí dar ese paso y empezar a hablar más públicamente de mis ideas políticas porque creo que la situación en España lo requería. Discursos que parecían marginales y de otra generación vuelven otra vez a estar en el tablero de juego. Gente que se siente legitimada por los discursos de la derecha y de la ultraderecha. Entonces yo decidí dar un paso más y ponerme ese color. Evidentemente me ha traído cosas negativas porque se me han cerrado algunas puertas. Pero también es verdad que creo que hay que ser coherente y defender lo que uno piensa. Yo no me arrepiento de haber dado ese paso al frente para defender lo que creo y muy especialmente los derechos del colectivo LGTBI.
¿No hay todavía un ambiente favorable en el mundo del fútbol para que un futbolista reconozca su homosexualidad?
Mira que te he dicho antes que soy optimista por naturaleza, pero en este sentido soy escéptico porque creo que particularmente en el fútbol hace falta todavía cambiar muchas cosas para que un futbolista se sienta con la seguridad de dar ese paso. Ten en cuenta que ahora mismo, si lo hiciera, tendría 40.000 personas cantándole “maricón” cada fin de semana en los estadios y, además, de manera impune. Todavía no tenemos una ley del deporte en la que quede específicamente recogida la lgtbifobia. No hay campañas de sensibilización, no hay formaciones en los clubes, no se recogen en las actas arbitrales, no hay una maquinaria trabajando y funcionando para erradicar la lgtbifobia en el deporte. Por tanto, a mí se me antoja complicado.
“En el fútbol hace falta todavía cambiar muchas cosas para que un futbolista se sienta con la seguridad de dar el paso”
Luego hay que sumarle las dificultades propias de eso en el máximo nivel y a ver si los clubes propios le dejan. Siempre digo que se me antoja complicado que un futbolista salga del armario en el Real Madrid cuando tiene un contrato publicitario con Fly Emirates, un país en el que el colectivo LGTBI está absolutamente perseguido. Creo que lo que hay que hacer es que todos los actores que rodean al deporte sean los que trabajen para hacer del deporte un espacio seguro y que sean los propios futbolistas los que se sientan respaldados y arropados. A día de hoy eso no es así.
Y equiparo siempre la lucha contra la lgtbifobia con la del racismo. Hace 20 años yo he visto con mis propios ojos cómo tiraban un racimo de plátanos a un jugador negro en un estadio de fútbol y no pasaba nada. O me acuerdo del momento en La Romareda, entre el Zaragoza y el Barça, un jugador que se quiso marchar del partido y el árbitro, en vez de parar el partido, fue a pararlo a él. ¿Sigue habiendo racismo en el deporte en España? Sí, pero, ¿qué ocurre cuando sucede? Se cierran los estadios y sanciones económicas, se expulsa a los infractores, se les impone una sanción económica. Es decir, hay una cantidad de una cantidad de agentes trabajando para erradicarlo. ¿Qué ocurre con la lgtbifobia? Nada.
No quiero ponerle en un compromiso, pero, ¿algún futbolista o deportista en general le ha pedido consejo sobre su experiencia?
Visualizarme me ha permitido acercarme a muchas personas, que la gente me pueda contar su historia y yo, en la medida de lo posible, poder echarles una mano. Dentro de esas personas hay bastantes deportistas que se me han acercado a pedirme consejo y buscando un poco de ayuda, pero ninguno de ellos era futbolista. Entiendo el miedo que puede sentir un futbolista a mandar un mensaje y no sabe si yo voy a compartir ese mensaje, que no lo haría jamás. Pero bueno, al final hay ese miedo de pensar si se filtra el mensaje o si alguien se entera. Eso lo que les impide dar esos pasos. Evidentemente hay futbolistas homosexuales, evidentemente. Ninguno es visible y qué pena tener que vivir quién eres con esa infelicidad metido en un armario y fingiendo ser una persona que no eres porque eso te puede truncar tu sueño deportivo. Ojalá lleguemos a la situación en la que ninguna persona tenga que estar armarizada por miedo a perder lo que tiene.
Para terminar, teniendo en cuenta que es usted el secretario de LGTBI del PSOE, que es un partido de Gobierno, ¿qué tipo de leyes, qué tipo de acciones concretas se pueden emprender a corto plazo para seguir caminando hacia la igualdad LGTBI en el deporte?
Hay dos puntos que pueden ser de inflexión para cambiar las cosas. En primer lugar, en la educación. Es muy importante que se eduque desde la base y además de manera transversal. De nada sirve que esté convencida la base pero que luego los técnicos, los directivos o los que mandan en las federaciones, no crean en ello o no tengan esa formación. Es muy importante esa educación en el deporte, en valores, en respeto, sobre todo en la diversidad. Muchas veces faltan herramientas para saber manejar ciertas situaciones y yo creo que incidir en la educación en ese sentido va a cambiar muchas mentalidades, no solamente de las personas LGTBI y para ayudarles, sino también de las personas heterosexuales, para comprender que la diversidad no es algo que señalar, sino algo que abrazar, y también para saber cómo manejar esas herramientas y solventar ciertas situaciones.
Y luego creo que es muy importante que la legitimidad quede recogida en la ley y que se penalice. Yo siempre hablo del cubo de agua, que cuando hay un incendio tengamos ese cubo de agua para apagarlo. Está muy bien que la ley sea reparadora y sancionadora. Es muy importante porque desgraciadamente solamente cuando nos tocan el bolsillo en muchos casos reaccionamos. Es muy importante que haya sanciones, pero también es muy importante que sea preventiva y que está muy bien tener el cubo de agua para apagar el fuego. Pero vamos a trabajar también para que no se encienda ese fuego. Entonces, yo creo que esos dos ámbitos -por una parte, la parte preventiva y educadora, y, por otro, lado la parte sancionadora- van a hacer que si los implementamos veamos un cambio en el deporte a pasos agigantados.