Cuando pensamos en descentralización, vienen a nuestra mente conceptos como criptomonedas, bitcoin, ethereum, nft, contratos inteligentes. Todos productos y servicios con los que nos hemos ido familiarizando a partir del surgimiento de la tecnología blockchain.
En sus inicios, el blockchain estuvo reservado a personas vinculadas con el desarrollo y la innovación tecnológicos pero, de a poco, aumentó su adopción y con ello las “crypto” comenzaron a despertar el interés del público que realiza transacciones, del mercado financiero tradicional que busca sumarlas a sus productos y servicios; y de las grandes empresas desarrolladoras de servicios informáticos que ofrecen Blockchain as a Service (BasS).
Sin embargo, fue la comunicación el primer campo en el cual se puso de manifiesto masivamente la descentralización. Este fenómeno se originó en la comunicación con la multiplicación de las plataformas, el ascenso de los influencers y el surgimiento de los creadores de contenido, e impulsó una transformación profunda en nuestra sociedad y también en el ecosistema comunicacional y en la dirección en la que circula el flujo informativo.
A partir de los avances tecnológicos aplicados a la comunicación, la realidad está al alcance de todos, las fuentes se comunican directamente mediante sus propios perfiles de redes sociales, el acceso a los protagonistas de las noticias ya no requiere de una acreditación. Las audiencias se nutren de fuentes diversas y los contenidos les llegan mediante una variedad de dispositivos y plataformas.
Pero también es cierto que, en la vorágine informativa, aumenta el riesgo de desinformación, de amplificación de fake news, de manipulación. Hoy más que nunca, la confianza, la veracidad y el apego a la ética son los valores a construir y consolidar.
La descentralización se convierte así en el nuevo paradigma de participación y consumo que llegó para quedarse y cuyos efectos todavía son desconocidos. Somos testigos privilegiados de un cambio cultural que se proyecta a diferentes aspectos de la vida en sociedad. Por eso, es imprescindible interrogarnos acerca de cómo adaptarnos rápidamente a la transformación que nos propone la descentralización y, sobre todo, en qué campo se producirá el siguiente impacto de este fenómeno. Una de las hipótesis es que será en la política.
Sobre estos temas y sobre cómo estar preparados para afrontar los desafíos que nos presenten vamos a conversar en el Congreso Iberoamericano Más Mujeres, Mejor Periodismo, que se desarrollará online el próximo 2 de noviembre y que contará con expositores como Pepa Bueno, directora de El País; Virginia Pérez Alonso, directora de Público; Claudia Palacios, columnista de El Tiempo; Camila Russo, fundadora de The Defiant; Diego Arguedas, coordinador de la red de Periodismo Climático de Oxford University y muchos otros. La inscripción es no arancelada y puede realizarse en winnlatam.com.