La marcada hostilidad hacia las nuevas y emergentes tecnologías Web3, como las criptomonedas, corre el riesgo de costarle a Japón su lugar como capital mundial del juego. Nos estamos acercando peligrosamente al punto de no retorno, y aquí se presenta el motivo.
Nadie puede estar seguro de dónde se originó el antagonismo del país hacia las criptomonedas o por qué todavía persiste incluso después del “boom” de los tokens no fungibles (NFT, por sus siglas en inglés) y de las criptomonedas de 2021, que despegó de forma importante a nivel mundial e hizo que los funcionarios de Estados Unidos y Europa dieran marcha atrás en su antipatía inicial por este espacio, abriéndose finalmente a las regulaciones. La Casa Blanca acaba de publicar su primer marco regulatorio de las criptomonedas en septiembre de 2022, y el Comité del Parlamento Europeo siguió en octubre de 2022 aprobando el marco de los Mercados de Criptoactivos, también conocido como MiCA, con una votación aplastante. Como primera política europea en materia de criptomonedas, el discutido texto MiCA representa un avance revolucionario en la dirección de lo que muchos consideran el futuro del mundo financiero.
Japón, sin embargo, tiene una postura muy diferente.
Todos sabemos que Japón es el hogar de gigantes del juego como Nintendo y Sega y lo ha sido durante décadas, con triunfos como Super Mario, Sonic the Hedgehog, la Sega Mega Drive y la Game Boy. Pero, para seguir en la cima del juego (juego de palabras absolutamente intencionado), el sector debe ser capaz de cambiar constante y rápidamente con los tiempos, y no quedarse estancado en el lugar en el que estaba cuando obtuvo el reconocimiento por primera vez. El juego es un espacio muy creativo y siempre ha contado con la tecnología para respaldar su extraordinario potencial. Pero, para ello, tiene que ser capaz de mantenerse al día con las innovaciones nuevas y en evolución, o se quedará estancado y aletargado.
GameFi es un área de interés emergente en la industria con un inmenso potencial. Pero, si se mira con más detenimiento, hay muy pocas empresas japonesas que desarrollen el sector GameFi en lo que seguramente se convertirá dentro de unos años o una década. Y si eso no cambia pronto, toda la industria estará en peligro.
Los mundos de las criptomonedas y de la tecnología son dos de los principales escenarios del progreso emocionante y de rápida evolución que se está produciendo en la era moderna, y en Japón están siendo rehenes de elementos cruciales como la fiscalidad y un complicado proceso de selección.
En Japón, no existe un terreno para contabilizar los criptoactivos de forma adecuada, y ninguno de los auditores quiere auditarlos. Debido a las estrictas normas de cotización elaboradas por la Agencia Financiera, el proceso de cotización de una moneda en Japón puede ser confuso y frustrante hasta la saciedad. Pero, cuando el tiempo es dinero para cualquier emprendedor con una idea brillante, esperar seis meses para que un token sea revisado es innecesariamente desalentador.
Además, está la fiscalidad. En Japón, los emisores de tokens son gravados por los activos no realizados al final del año fiscal, independientemente de si tienen suficiente moneda fiduciaria para cubrir los altos impuestos o no. Y, mientras que las ganancias de las acciones no cripto se gravan según una tasa plana del 20%, las ganancias relacionadas con criptomonedas están sujetas a una tasa impositiva exorbitante del 55%, una diferencia de 35 puntos.
Mientras la reputación de Japón se tambalea, otros países estarán esperando con los brazos abiertos para aceptar a sus mentes brillantes y a sus intrépidos emprendedores que no pueden entender por qué su país les dio la espalda. Europa está llena de naciones favorables a los inversores con sistemas reguladores racionales, como los Países Bajos. Con las nuevas legislaciones de la MiCA tan cerca de ser aplicadas de forma generalizada, no es descabellado preguntarse si otros países serían más adecuados para acoger la fuga de cerebros de Japón.
De hecho, podríamos estar viendo pequeñas mejoras en la dirección correcta. El gobierno podría inclinarse por suavizar pronto las actuales y onerosas normas de cotización y permitir que el mercado de trading de criptomonedas del país, que asciende a un billón de dólares, florezca un poco más fácilmente, con exchanges capaces de “listar más de una docena de monedas de una sola vez y sin un largo proceso de selección.” Y desde que asumió el cargo en 2021, el primer ministro de Japón, Fumio Kishida, ha priorizado el desarrollo de Web3 como medio para la “revitalización económica”, lo que significa que podríamos ser testigos de un marcado cambio en la forma en que el país regula las criptomonedas y apoya el crecimiento del sector de Web3 en su conjunto.
Pero las horas van pasando, y si solo el tiempo dirá cómo el papel de Japón en el sector del juego afectará a la economía de su futuro, es difícil ser abrumadoramente optimista.
Shinnosuke “Shin” Murata es el fundador del desarrollador de juegos blockchain Murasaki. Se unió al conglomerado japonés Mitsui & Co.en 2014 haciendo finanzas y comercio de automóviles en Malasia, Venezuela y Bolivia. Dejó Mitsui para unirse a una startup de segundo año llamada Jiraffe como primer representante de ventas de la compañía, y más tarde se unió a STVV, un club de fútbol belga, como su director de operaciones, y ayudó al club a crear un token comunitario. En 2019 fundó Murasaki en los Países Bajos.
Aclaración: La información y/u opiniones emitidas en este artículo no representan necesariamente los puntos de vista o la línea editorial de Cointelegraph. La información aquí expuesta no debe ser tomada como consejo financiero o recomendación de inversión. Toda inversión y movimiento comercial implican riesgos y es responsabilidad de cada persona hacer su debida investigación antes de tomar una decisión de inversión.
Sigue leyendo:
Las inversiones en criptoactivos no están reguladas. Es posible que no sean apropiados para inversores minoristas y que se pierda el monto total invertido. Los servicios o productos ofrecidos no están dirigidos ni son accesibles a inversores en España.