Si por estas horas hay una discusión y preocupación en la Argentina es el precio de los alimentos, un debate largo e interminable y que además no encuentra un cauce lógico y mucho menos de solución al problema.
No es menor la discusión porque asociada a ella viene, sin dudas, la problemática de ingresos y salarios que son determinantes a la hora de la alimentación. La falta de políticas activas en ese sentido es notable pero además hay una certidumbre de que se actúa sin brújula sobre el problema.
Uno de los factores donde se nota esa falta de guía es en la desconexión que se ve usualmente de los dirigentes con la realidad de los ciudadanos, por eso toma relevancia un excelente trabajo de la Fundación Colsecor que se conoció en las últimas horas sobre el consumo de alimentos por parte de los argentinos. Los datos no son menores y deberían tomarse en cuenta (por parte de los funcionarios) no solo a la hora de trazar políticas de desarrollo sino también de políticas de precios que permitan una mayor accesibilidad a la alimentación a los consumidores.
Parece tan básico que por eso sorprende que sea el primer estudio serio (al menos conocido) del tema este que realizó COLSECOR
La investigación consistió en 131 preguntas realizadas a través de cuestionarios digitales a 1422 personas con aperturas por cuatro tamaños de localidad, sexo, edad y nivel educativo y se realizó entre julio y agosto de este año.
Del trabajo surge que los lácteos y verduras encabezan el consumo semanal y diario. El 90% de los encuestados manifestó consumir verduras semanalmente y el 89% lácteos, quesos y derivados. Le siguió el consumo de huevos con el 87% y fideos y pasta con el 84%, en tanto el 85% manifestó consumir carne y pollo.
Sigue siendo alto el consumo semanal de carne (83% de los encuestados) y el tipo de carne más consumida este año es la carne vacuna (48%), seguida por el pollo con 36%. Sin embargo, este último se consume con más frecuencia diaria.
El 61,3% acuerda mucho o algo en que la carne es insustituible en su dieta y es mayor la proporción de varones suscribe esta afirmación que la de mujeres: 69,1% contra 52,2%. Si bien el 65% de los consultados en promedio está de acuerdo con que comer carne es una práctica natural e indiscutible, otra vez se evidencia la diferencia marcada en el apoyo a esta afirmación conforme el género: 80% de varones frente al 58% de mujeres. Solo el 14% acuerda que se sentiría bien con una dieta sin carne.
Al indagar sobre el consumo diario, el 61% indicó ingerir lácteos, quesos y derivados, mientras que el 59% se manifestó de igual manera sobre las verduras. En esa línea, el 48% indicó que todos los días come galletas y panificados, el 43,8% frutas y el 35% huevos. Es bajo el consumo diario de legumbres y frutas secas. Sólo el 10% manifestó que se encuentran en su mesa todos los días.
En relación a los pescados y mariscos, más de la mitad de las personas consultadas declararon no comerlos casi nunca y crece mucho más (77%) en jóvenes de 15 a 24 años.
Al ser consultados sobre la principal bebida, el 57,2% de las personas indicaron que consumen agua. La segunda preferencia de consumo son las infusiones, tés y cafés, con el 42,3%. Más atrás las gaseosas con 21,8% y las aguas saborizadas con un 17% y la leche con un 14,2%. La pregunta hace alusión a la bebida que más se consume, no a si consume cada una en particular, por lo que llama la atención que el 11,4 que respondió vino y 7,4% cerveza. El 27% de las personas consultadas manifestó que consume alcohol semanalmente.
Un dato interesantísimo es el derribo absoluto del mito de las dietas y los movimientos vegetarianos y veganos. Al ser consultados sobre las dietas, el 90,8% aseguró que no realiza ninguna. El 32% de las personas encuestadas dicen comer alimentos más de la cuenta una o dos veces a la semana, en tanto el 15% dice hacerlo todos los días.
El 71% consume carne con frecuencia (carne bovina, de cerdo, de pollo o de pavo) y describe su estilo actual de alimentación como omnívoro. El 25% (1 de cada 4 personas) tiene un estilo flexitariano lo que implica que consume carne de vez en cuando, pero está intentando reducir su consumo en el futuro. El 3% define su alimentación como vegetariana y el 1% como vegana. Chau mito de la importancia de estos tipos de alimentación que tienen más marketing que adherentes
Aunque se maten animales para comer, ello no afecta hoy el consumo de carne para la mayoría. El 71% de quienes respondieron está de acuerdo (38% muy de acuerdo, 33% algo de acuerdo) con que aunque se maten animales para comer, ello no afecta hoy el consumo de carne. El mayor porcentaje de rechazo proviene de los jóvenes entre 15 y 24 años.
El informe que es muy extenso también contempla costumbres y lugares de compra y discrimina consumos no solo por edad sino también por tamaños de ciudades y cantidad de habitantes.
Los datos son relevantes y reveladores; complementados y cruzados con la EPH y los datos de ingresos y precios podrían servir para trazar políticas de precios y de Estado que permitan llegar realmente a toda la población con efectividad y con lo que verdaderamente se consume