En 2016, el jugador de waterpolo Víctor Gutiérrez se aferró a esa opción, que era la que sentía, y tomó una decisión que le cambió la vida: hizo pública su homosexualidad y se convirtió en el primer jugador de un deporte de equipo que salía del armario en España. Desde entonces se ha convertido en un referente en esta materia.
¿Cómo llevas lo de que cada vez que haya alguna noticia de temática gay/ deportiva todos los periodistas recurramos a ti?
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AYER A LAS 17:45
Lo llevo bien. Por una parte me gusta ser la referencia cuando se habla de esos temas, aunque la mayoría de las veces sean negativos. Pero por otro lado me da pena, porque esto da cuenta de los pocos referentes que tenemos a nivel español. Seguimos echando en falta que haya más visibilidad y más referentes.
La semana pasada ha sido movidita…
Siempre que se habla de estos temas es por algo negativo, por alguna polémica y desgraciadamente el fútbol siempre suele estar en el centro de este tipo de cuestiones. Yo noto un avance brutal en el deporte en los últimos años, pero el fútbol sigue estancado, y al final es el deporte rey y se hecha en falta valentía por parte de las autoridades del fútbol para abordar estas cuestiones.
Tú fuiste uno de los que criticó el ya famoso tuit de Casillas. ¿A ti te molestó?
Yo entendí que la intención de Iker no era molestar ni hacer daño, pero fue muy torpe. Desde dentro del fútbol de élite ha podido ver cómo insultaban a compañeros suyos como Guti al que le llamaban maricón estadios enteros cada fin de semana, aunque no es una persona homosexual. Sabiendo lo difícil que es ser homosexual en el ámbito del fútbol, que no hay ningún jugador de su generación o de la actual que haya visibilizado su homosexualidad y por tanto vive reprimida y con miedo en un armario, conociendo el comportamiento que se da en los estadios de fútbol, frivolizar con un tema así me parece muy torpe. En contraposición tenemos a Manuel Neuer, que cada partido internacional se pone el brazalete arcoíris.
Lo peor fueron las reacciones, los comentarios en las redes.
El odio, la discriminación brutal, la homofobia fragrante que se leía en los comentarios, son el mayor ejemplo de todo lo que tiene que cambiar en el deporte. Pasó también el año pasado cuando el Barça publicó una foto en Instagram con un mosaico con el arcoíris. O este lunes, cuando Alexa Putellas ganó el Balón de Oro. Estaban haciendo un directo en ‘El Chiringuito’ y los comentarios eran del tipo “a fregar”, “a tu casa”. No es sólo el tema LGTBI, es el machismo, el racismo… Cuando pasan estas cosas y vemos los comportamientos que hay, son la prueba más evidente de todo lo que queda por hacer.
¿Se pueden hacer bromas sobre los gays?
Una broma es un código entre dos personas. En el momento en el que tú haces una broma y a ti te hace muchísima gracia y a mí no, eso no es una broma, es una burla. Evidentemente sí que se pueden hacer bromas sobre muchísimas cuestiones si no hacen daño. También hay realidades que han estado perseguidas durante mucho tiempo, que se han vivido con vergüenza, con miedo, en soledad, y eso cansa. Yo llevo escuchando bromas, chascarrillos, y estupideces en ese sentido desde que soy pequeño, y a mí esas cosas me marcaron mi adolescencia y me hicieron pensar que era un monstruo, que estaba enfermo, que tenía que esconder esa parte de mí. Lo que para nosotros puede ser bromas inocentes, ya no es que sean de otra época, es que pueden hacer daño a personas por todo lo que llevan atrás.
Da la sensación de que la sociedad ha avanzado muchísimo en cuanto a tolerancia con el colectivo LGTBI, pero que el fútbol es una anomalía.
Es tremendo. En España un 12% de la población se considera LGTBI. Si a ese porcentaje le sumas familias y amigos que conviven con personas LGTBI, más de la mitad de la población tiene contacto directo con gente LGTBI, y somos una de las sociedades con mayor aceptación a este colectivo. Es alucinante que en el fútbol siga habiendo hombres homosexuales en el armario, eso sólo lo vamos a cambiar con una ley del deporte que persiga específicamente la LGTBIfobia, y desde la educación en el respeto a la diversidad.
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Fuente de la imagen: Eurosport
En el fútbol femenino sí que se habla abiertamente y con total naturalidad de homosexualidad. Podríamos decir que ocurre lo contrario. Siempre ha tenido la etiqueta de que era un deporte que practicaban mayoritariamente mujeres homosexuales…
Eso tiene que ver con los roles de género, pero las chicas lesbianas lo tienen igual de difícil para visibilizarse que los chicos homosexuales en el deporte. Tenemos en la cabeza que hay deportes de chicos y deportes de chicas. Si una chica quiere hacer rugby, nosotros como sociedad le ponemos la etiqueta de lesbiana o de marimacho, y esa niña va a escuchar eso toda su vida. Si de mayor es lesbiana será más fácil visibilizarse, y ocurre lo mismo si un chico hace sincronizada, gimnasia o patinaje sobre hielo, les ponemos la etiqueta de mariquita porque hace un deporte de chicas. Pero te hago una pregunta, ¿cuántas chicas hay lesbianas visibles que hagan patinaje artístico, natación sincronizada o ballet? Ninguna.
¿Qué crees que pasaría si un futbolista saliera del armario? ¿Cuál crees que sería la reacción de la sociedad española?
Yo creo que sería un punto de inflexión no sólo a nivel deportivo, sino a nivel social y cultural. Que una gran estrella del fútbol en España se visibilizara como homosexual cambiaría las reglas del juego. Si se convirtiese en la diana de cánticos homófobos en los estadios, sería denunciable y se pondrían en marcha los mecanismos para sancionar y eliminar esos comportamientos. Además, rompería muchos estereotipos y avanzaríamos a pasos agigantados.
Evidentemente no hay que empujar a nadie a salir del armario si no quiere, pero la sociedad parece estar pidiendo a gritos un paso como ese.
Es totalmente marciano. Es de los pocos ámbitos donde no tenemos referentes. Pero esto no es responsabilidad de un deportista, tirarse a la piscina sin saber si hay agua o no. No es responsabilidad suya arriesgarse a que el resto de su carrera cincuenta mil personas le llamen maricón cada fin de semana sin que haya una seguridad. Yo pongo el foco en todos los actores que rodean el deporte: la política, las federaciones, los clubes, las instituciones, son los que tienen que hacer del fútbol un espacio seguro para que los futbolistas se sientan capacitados para dar ese paso. Mientras tanto no podemos depender de que gente valiente sea la que cambien las cosas.
El pasado 11 de octubre fue el día internacional de la salida del armario. ¿Sigue habiendo trauma o miedo en España a salir del armario?
Por supuesto. Ahora la situación es más favorable, las personas LGTBI se sienten más capacitadas para salir del armario antes, pero sigue siendo una realidad que afrontar con muchísima incertidumbre. Significa exponerte, volverte vulnerable, y eso siempre cuesta. Mientras haya gente en España que sientan miedo o vergüenza a ser quienes son por miedo al rechazo, nos da cuenta de todo lo que queda por hacer.
En tu caso, ¿qué supuso salir del armario?
Para mí supuso una liberación. Llevaba toda mi adolescencia fingiendo, escondiéndome detrás de una careta y necesitaba quitármela y ser yo. Darme cuenta de que los demás eran capaces de verme con unos ojos normales, sin desprecio, me ayudó a quitarme esa armadura que había construido para protegerme.
Víctor Gutiérrez waterpolo
Fuente de la imagen: Eurosport
Has escrito un libro “Balón amarillo, bandera arcoíris” que gira en torno a esta temática. Cuéntanos de qué va.
No es un libro sólo autobiográfico. Cuento mi historia, pero la utilizo como eje para tratar otras cuestiones. No sólo está dirigido a personas que hagan deporte o que sean LGTBI, cuento cosas que son compartidas y reflexiono sobre los roles de género, sobre todo lo que tiene que cambiar el deporte a nivel nacional e internacional y las dificultades a las que todas las personas del colectivo nos enfrentamos.
¿Qué tal acogida está teniendo?
Estoy súper feliz. Muchos periodistas me han dicho que era un libro necesario. Remover conciencias y hacer reflexionar es importante. Y hay gente que lo está leyendo que me dice que le va a servir como herramienta, así que estoy feliz.
Decíamos al principio de la entrevista que te has convertido en un referente de esta temática, y eso también tiene que dejarte cosas bonitas como cuando alguien se acerca a darte las gracias…
Sin duda, eso es lo mejor de haberme visibilizado. Seis años después de haber salido del armario, sigo recibiendo mensajes periódicamente de gente que me cuenta su historia y me da las gracias porque mi testimonio le ha ayudado a mostrarse como es. Eso vale más que cualquier premio o medalla.
El próximo Mundial se disputa en Qatar. Allí no es posible salir del armario. Los capitanes de algunas selecciones, entre ellas Inglaterra, van a portar el brazalete con la bandera arcoíris. ¿Te gustaría que España también lo hiciera?
Me encantaría. Es cierto que hay muchas reivindicaciones que hacer en Qatar en favor de los derechos humanos, pero me encantaría que España se sumase a esa iniciativa. Somos pioneros en los derechos LGTBI, además del país del mundo con mayor aceptación del colectivo, y tenemos que ser pioneros en eso.
Sin duda, lo del brazalete sería un gesto que tendría una repercusión enorme. A menor escala también se pueden hacer gestos. Uno muy valioso y asequible podría ser desterrar la palabra maricón para referirse al débil, ¿no te parece?
Por supuesto, las palabras tienen un valor y una connotación, y tenemos que desprendernos de esa palabra. No vale justificarnos diciendo que no lo decimos de forma homófoba, al final estás aludiendo a un grupo de personas, y lo estás asociando a algo negativo. No demos por hecho que la gente entiende cómo queremos decir las cosas. Yo soy capaz de acordarme de todas las veces que me han llamado maricón a lo largo de mi vida, y son como losas que van pesando.
José Manuel H. Tallada
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