Desde luego, se trata de una apuesta a todo o nada.
Siguiendo su habitual estrategia de tratar de llegar el primero a una tecnología emergente para copar buena parte del mercado, como hizo con Facebook en el ámbito de las redes sociales hace una década, Mark Zuckerberg está poniendo todo lo que tiene en desarrollar el metaverso.
Lo hace convencido de que la realidad virtual es el siguiente paso evolutivo lógico en el modo en que las personas se relacionarán en el futuro.
Esta creencia tiene cifra: una inversión de 15.000 millones de dólares por parte de Meta, el conglomerado empresarial que dirige Zuckerberg y que reúne Facebook, Instagram y Whatsapp, que no viven precisamente sus mejores días.
Mientras, Reality Labs, la división de Meta encargada de la construcción de su metaverso, ha recibido una cantidad de dinero cuyo destino final, por ahora, no está del todo claro a ojos de los expertos en tecnología y los analistas de Wall Street.
“El problema es que gastan dinero mientras que la transparencia con los inversores ha sido un desastre”, ha explicado a Business Insider Dan Ives, analista tecnológico de Wedbush Securities.
Estos movimientos se han dejado notar ya en la cuenta de resultados de la empresa. Durante el primer semestre, Meta registró un beneficio neta de apenas algo más de 14.000 millones de dólares, casi un 30% menos que hace un año.
Ives considera además que la cantidad de dinero que Meta ha gastado en su división del metaverso hasta ahora es preocupante, especialmente teniendo en cuenta las últimas novedades: un nuevo visor de realidad mixta de 1.799,99 euros ?Meta Quest Pro? y avatares con piernas.
Estas son solo algunas de las cosas que Meta podría haber hecho en su lugar con todo este dinero:
1. Pagar el gasto militar en España durante 2023
España gastará el año que viene en el Ministerio de Defensa unos 15.000 millones de euros, tal y como reflejan los Presupuestos Generales del Estado.
No se trata, ni mucho menos, de una partida menor. En concreto, es un 1,2% del PIB, y la idea del Gobierno es ir incrementando el gasto paulatinamente hasta gastar el 2% del PIB en 2029, tal y como se ha prometido a la UE.
No lo es, además, porque precisamente la partida destinada a Defensa ha sido motivo de importantes asperezas en las negociaciones de los Presupuestos entre los socios de Gobierno, PSOE y Unidas Podemos.
A buen seguro que unos y otros se hubiesen ahorrado una buena cantidad de discusiones si Zuckerberg, solo con lo que ha invertido en metaverso, se hubiese animado a financiar el presupuesto de los soldados españoles durante el próximo año entero.
2. Financiar el gasto de todo el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo
Puesto a financiar parte de los presupuestos españoles, a Zuckerberg podría haberle dado también por prestar atención al Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, esencial para la buena marcha de la economía en un país volcado de manera especial hacia el sector servicios.
Este contará el año que viene con algo más de 10.000 millones de euros de presupuesto anual tras aumentar un 21,4% con respecto a lo presupuestado en 2022.
La cifra, sin embargo, esconde truco, pues en realidad el turismo solo se podrá llevar 1.050 millones de euros, una reducción del 39% con respecto a los más de 1.700 del año pasado.
Esto quiere decir que con su inversión en el metaverso Zuckerberg podría financiar tranquilamente el ministerio entero, y aún le sobrarían 5.000 millones de euros para seguir desarrollando su tecnología si quisiera.
O para financiar el Ministerio de Justicia, que apenas está dotado con algo más de 6.000 millones de euros.
3. Reponer a los presupuestos lo que España ha comprometido ya de las ayudas europeas
Pero en España no solo preocupa la ejecución de los próximos presupuestos. En la mirada de todos están los fondos Next Generation, un paquete de ayudas a fondo perdido entregado por la UE con el objetivo de dinamizar la economía tras la pandemia.
De estos fondos, España ya ha comprometido el gasto del 54%, algo más de la mitad, lo que equivale justo a 15.000 millones de euros, la cantidad invertida por Zuckerberg en su metaverso.
Esto significa que, sin demasiado esfuerzo, el CEO de Meta podría reponer la cantidad gastada hasta ahora por España (o en vías de hacerlo) de los fondos Next Generation, lo que daría sin dudas un renovado impulso a la economía.
4. Comprar de una sola tacada las últimas 9 empresas del Ibex 35 por capitalización bursátil
Si algo ha demostrado la reciente compra de Twitter por parte de Elon Musk por 44.000 millones de dólares es que, para ciertas personas, no hay adquisición empresarial que se resista.
Zuckerberg podría hacer lo mismo. Si el CEO de Meta pusiera sus ojos en el Ibex 35, solo con lo que ha invertido en lo que va de año en realidad virtual podría haber comprado las últimas 9 empresas del principal índice bursátil español por capitalización.
En concreto, el fundador de Facebook podría haberse hecho, de una sola tacada y sin pedir préstamo alguno a nadie, con Hoteles Meliá, Pharmamar, Indra, Sacyr, Solaria, Acerinox, Rovi, Colonial y Fluidra.
No es poca cosa, pues en este listado figuran algunas de las empresas que han sido protagonistas de la economía española en los últimos años.
Hace no mucho Sacyr, por ejemplo, se hizo con una más que jugosa ampliación del Canal de Panamá, e Indra, por citar otra de las más conocidas, es una multinacional con más de 50.000 empleados e ingresos por valor de casi 4.000 millones de euros en 2021.
Resultados bastante más tangibles que los cosechados hasta el momento por Reality Labs.
5. Comprar, por separado o en paquetes, más empresas del Ibex 35 como ACS, IAG o Banco Sabadell, y casi adquirir entera Endesa
Pero, si se olvidara del metaverso y pusiera sus ojos en el Ibex 35, las posibilidades de compra de Zuckerberg no acaban en estas últimas 9 empresas.
Si se animara a postar, por ejemplo, por el ámbito bancario, que vive días luminosos gracias a unos elevados tipos de interés que han encarecido el precio de los préstamos, Zuckerberg podría hacer interesantes adquisiciones.
Por ejemplo, podría comprar, de una sola vez, Banco Sabadell y Bankinter junto con la empresa de seguros Mapfre. Entre las 3 no suman más de 15.000 millones de euros de capitalización bursátil.
También podría adquirir juntas las multinacionales IAG, el holding de aerolíneas resultante de la compra de Iberia por parte de British Airways, y ACS, el gigante de la construcción dirigido desde hace 25 años por Florentino Pérez.
También estarían al alcance de Zuckerberg por separado, solo con el dinero apostado por el metaverso, Acciona y Siemenes Gamesa. Para hacerse con Endesa, el gigante energético valorado en bolsa en 15.800 millones de euros, necesitaría solo un ligero empujón de 1.000 millones.
6. Comprar los 11 unicornios españoles
Finalmente, si en el ámbito de las startups Zuckerberg decidiera limitarse a los proyectos de origen español, tendría ante sí posibilidades más que interesantes.
En concreto, solo con su apuesta por el metaverso el CEO de Meta podría hacerse con las 11 startups españolas que han alcanzado el estatus de unicornio, es decir, aquellas que han superado los 1.000 millones de dólares de valoración por parte de los inversores.
Se trata, una tras otra, de Jobandtalent, Devo, Wallbox, Cabify, TravelPerk, Domestika, Idealista, Copado, Recover, Fever y Factorial.
Entre todas, suman una valoración de 15.500 millones de euros, una cifra que quedaría muy al alcance de Zuckerberg si se decidiera a cerrar Reality Labs para apostar por otro tipo de empresas emergentes y con mercado internacional por delante.
Para intranquilidad de sus inversores, no parece probable que lo haga.
7. Comprarle a Amancio Ortega su cartera inmobiliaria
Un duelo extraño.
Así es como cabe imaginar una negociación entre Amancio Ortega, el empresario hecho a sí mismo tras décadas y décadas consagrado a su empresa, el fundador y sempiterno dueño de la tradicional textil Inditex, y Mark Zuckerberg, el fundador de Facebook, el genio que no había cumplido los 30 años cuando era ya dueño de más dinero que el que podía imaginar gracias a las redes sociales.
Ortega es el hombre más rico de España; Zuckerberg es el símbolo de los nuevos tiempos que corren.
Tienen maneras opuestas de entender los negocios. No obstante, si el fundador de Facebook se diera un fuerte golpe en la cabeza y decidiera abandonar las veleidades del metaverso para abrazar el duro y robusto ladrillo, bien podría, si quisiera, apoyarse en el camino recorrido por Amancio Ortega.
Desde la salida a bolsa de Inditex a comienzos de los 2000, Ortega ha reinvertido buena parte de los dividendos de la empresa en Pontegadea, su brazo inversor. Los activos de Pontegadea hoy están valorados en 15.000 millones de euros, justo la cantidad que Zuckerberg lleva invertida en el metaverso.
Por tanto, si el joven genio quisiera acudir a la veteranía de Ortega para dejarse aconsejar por él en materia de inversión y, de paso, decidiera comprar todos o casi todos los activos de Pontegadea, nada ni nadie se lo podría impedir.
Parece poco probable semejante giro en la visión de los negocios de Zuckerberg. El contacto entre ambos, por tanto, se limitará por el momento a la compra por parte de Ortega y Pontegadea del complejo de edificios en los que Meta tiene su sede en Dublín, capital de Irlanda.
El empresario español pagará 550 millones de euros por unos edificios por cuyo alquiler paga la empresa de Zuckerberg algo más de 20 millones de euros mensuales. Calderilla para ambos.
8. Pagar todos los dividendos de los accionistas de Telefónica bajo el mandato de José María Álvarez-Pallete
El pasado mes de abril, José María Álvarez-Pallete, CEO de Telefónica, hizo balance de lo conseguido durante sus 6 años al frente de la empresa de telecomunicaciones.
En un encuentro con los inversores, como recogió Forbes, presumió no solo de los 48.000 millones de euros invertidos por el operador en nueva tecnología y de la reducción de deuda en 23.000 millones de euros, sino que también recordó que, bajo su batuta, los inversores han recogido durante estos años 15.000 millones de euros.
Una cifra nada desdeñable que podría haber sido cubierta por Zuckerberg solo con lo que ha invertido este año en el desarrollo del metaverso de Meta.
9. Pagar la subida de las pensiones ligada el IPC en España
El pasado sábado, miles de personas salieron a manifestarse en Madrid para reclamar una subida de las pensiones acorde a la subida del IPC, que ha rondado en septiembre el 8,9% después de superar en verano el doble dígito.
Como respuesta, el Gobierno ha planteado de cara al año que viene una subida de las pensiones del 8,5%. Para los pensionistas, se trata de una medida insuficiente que supone, de facto, un recorte en su poder adquisitivo.
El pasado verano, la Airef estimó que, con una inflación media del 7,8% para España en 2022, una subida de las pensiones acorde a este aumento de precios supondría un coste para las arcas del Estado de 15.000 millones de euros adicionales.
Más o menos, la misma cantidad que Meta lleva invertida en el metaverso en lo que va de año.
10. Pagar todas las tarjetas gráficas de todos los mineros de ethereum durante el último año y medio
En los últimos meses, los mineros de ethereum, la criptomoneda que el pasado mes de septiembre dio el salto hacia una versión 2.0 que ha detenido su minado, se las han visto y deseado para deshacerse, entre otras muchas cosas, de las costosas tarjetas gráficas que les permitían minar.
Solo en este componente, estimaBloombeg, los mineros de ethereum habían invertido en el último año y medio 15.000 millones de dólares.
Exactamente, la misma cantidad que Meta ha invertido en Reality Labs en lo que va de 2022. Esto quiere decir que, de haber querido Zuckerberg, Meta podría haber comprado todas estas unidades de procesamiento. Es posible que hasta les hubiesen hecho precio.
Por desgracia para los antiguos mineros de ethereum, la fe de Zuckerberg en las criptomonedas no es ni de lejos tan férrea como la que tiene en el metaverso.
11. Hacerse con Discord tras el fracaso de las negociaciones con Microsoft
Pero no solo de grandes empresas cotizadas en bolsa viven los inversores. El mundo de las startups, empresas emergentes con carácter esencialmente tecnológico, ofrece también muy buenas posibilidades a todo aquel que esté dispuesto a apostar por ellas.
Sin ir más lejos, la semana pasada la articulista de Business Insider Linette Lopez recomendaba a Zuckerberg que abandonara Meta y dejara la empresa en manos de alguien que tuviera interés en reflotar Facebook e Instagram para, a cambio, montar su propia startup dedicada por entero al metaverso.
A la espera de ver si el CEO de Meta escuchará este consejo, hay que subrayar que solo con lo invertido en Reality Labs en lo que va de 2022 el fundador de Facebook podría hacerse con Discord, una empresa valorada por los inversores en 15.000 millones de dólares y que ya intentó adquirir Microsoft.
12. Reducir la dependencia de toda la UE de los países fabricantes de materiales semiconductores
Si hoy el tema de conversación en cuestión económica es el aumento de los tipos de interés de los bancos centrales y la inflación, hace un año, aunque muchos no se acuerden, eran las interrupciones en la cadena de suministro y al escasez de materiales semiconductores.
En muchos sentidos, la llegada del coronavirus puso a las economías de todo el mundo frente a un espejo.
Así, con la capacidad de importar materiales reducida debido a la crisis sanitaria, Europa se dio cuenta, por ejemplo, de lo mucho que dependía de otros países para importar materiales semiconductores, esenciales en industrias que son el corazón económico de la UE como el automóvil.
Como respuesta, a principios de este año Bruselas puso en marcha lo que se conoce en España como Ley de chips, un ambicioso plan con el que la UE pretende poder fabricar una cuarta parte de los semiconductores que necesita en los próximos años.
Para ello, está prevista una inversión pública inicial de 30.000 millones de dólares. A ella se añadirá posteriormente una segunda inversión público-privada de 15..000 millones de dólares, una cantidad asumible en su totalidad para Meta.
Esto quiere decir que, si Zuckerberg quisiera, él solo sería capaz de reducir la dependencia que tiene el viejo continente de los materiales semiconductores con los que se fabrica la última tecnología.