Reinerio Márquez ha recorrido muchos países en su labor como entrenador. Oriundo de Punta Arenas, y con estudios de DT en el INAF en Santiago, el magallánico pasó por Perú, Ecuador, Nicaragua y Estados Unidos. En la actualidad fue más allá: desde hace cuatro meses está en Omán, país al sur de Arabia Saudita y fronterizo además con Yemen y Emiratos Árabes Unidos. Desde Salalah, la segunda ciudad más importante del país asiático, el técnico chileno conversó con AS para relatar sus vivencias.
“Estoy a cargo acá de la mejor academia de fútbol de Omán. Es un proyecto de unos representantes de fútbol turcos. Estuvimos conversando durante la pandemia y me hicieron también un seguimiento. La intención de ellos era que yo viniera para acá para capacitar a los entrenadores y poder entregar también la metodología sudamericana a los niños y jóvenes de Omán y Kuwait, porque próximamente la academia empezará a funcionar allá también. La idea también es que vaya mejorando el manejo que tengo del inglés y que me adapte a la cultura e idioma árabe”, afirma Márquez, de 44 años.
– ¿Con qué panorama se ha encontrado allá?
– Hasta el momento, he encontrado gente seria, que me ha cumplido con todo lo que he solicitado. Son muy responsables y yo estoy a cargo de armar el proyecto, de armar el proceso metodológico, de capacitar a los técnicos y de preparar un grupo de élite de jugadores como para que, en un futuro, sean enviados al fútbol profesional de Omán y también al fútbol profesional de Arabia Saudita. Son cerca de 20 niños los que conforman este grupo de élite y los estamos preparando para el futuro. Entrenamos regularmente dos horas en cada jornada. Igual a veces la vida es un poco lenta acá. Es un tema cultural, somos diferentes.
– O sea es un trabajo bastante amplio, porque realiza labores de entrenamiento y también de capacitación.
– Claro, yo estoy a cargo de todo el proyecto. Tengo reuniones, estoy con los entrenadores y también siempre estoy en cancha. Tengo reuniones presenciales y online con ellos para entregarles las actividades que tienen que desarrollar. Hasta ahora, todo marcha bien con la academia. Soy muy conocido en Salalah y hasta el momento todo bien en una primera etapa que consiste en ir iniciando la academia. Luego, en noviembre, iremos a Mascate que es la capital y después de eso a Kuwait.
– ¿Y cómo marcha el proceso formativo en Salalah?
– Igual ha sido un poco lento por el tema del choque cultural con los árabes y cómo trabajamos nosotros en Latinoamérica. Yo soy un técnico profesional y claro que hay diferencias con lo que ellos venían haciendo.
– ¿Qué tal la experiencia de residir en la ciudad?
– La verdad es que los musulmanes tienen una historia maravillosa. Me he encontrado con mucho respeto acá, Omán y Arabia Saudita, que está al lado, son dos países musulmanes conservadores. Acá la verdad es que se ven muy pocas mujeres y si las llego a ver, están todas tapadas. Entre las tradiciones de ellos está tomar bastante té y agua, comer en la noche y conversar y ver fútbol.
– ¿Y el ritmo de vida?
– Acá se ve mucho fútbol de España e Inglaterra, la Premier League. Básicamente, se juntan en restaurantes y en el día van a la mezquita. Yo a veces los acompaño, me han enseñado bastante sobre el islam y también de la historia musulmana. Es muy parecida a la historia cristiana, le verdad es que no veo mucha diferencia. La gente acá es conservadora y bastante respetuosa.
– ¿Qué tal el clima? ¿Mucho calor?
– Es medio tropical, se asemeja un poco al de Guayaquil, claro que es desierto, eso sí. Es bueno, porque hay como una media de 22 grados, es húmedo también porque hay montañas y está el mar. Hay unas playas maravillosas, pero no se puede nadar por el oleaje. Acá me parece que es la única parte de los países árabes donde hay buen clima durante seis meses. Después viene el calor muy fuerte.
– ¿Se ha cruzado con algún chileno o latino por allá?
– Igual me hecho de muchos amigos. Tienes que saber inglés, eso sí. El español no sirve de mucho. Yo estuve trabajando en Estados Unidos y me permitió lograr un inglés medio. Tampoco es tan perfecto, pero con eso me defiendo. Además uso el traductor Google con la gente que no habla inglés. Acá ver los camellos es como ver las ovejas en Punta Arenas, es también como ver los perros en cualquier parte. Eso me sorprendió.
– ¿Qué ha sido lo que más le llama la atención?
– La tranquilidad, sin duda. Diría que acá hay cero estrés. La gente es muy culta, educada y todo lo hacen muy lento, muy pasivo.
– ¿Hay liga profesional allá?
– Sí, son 16 equipos y los estadios donde juegan los equipos son espectaculares. El estadio de Salalah es extraordinario, al nivel de los mejores de Chile. Defensivamente y físicamente es fuerte, pero creo que le falta mejorar el tema ofensivo desde el mediocampo hacia adelante. Hay muchos jugadores africanos y siento que falta un poco de talento sudamericano, por ahí podría mejorar un poco más el asunto.
– ¿Y alguna chance de dirigir ahí en Omán?
– La idea de los representantes que me trajeron es que refuerce el trabajo en la academia y luego moverme en algunos países árabes, Arabia Saudita, Emiratos Árabes, Egipto, Qatar y Kuwait. Es por un tema de dinero, porque allá hay mucho más que acá. La idea es llegar a una liga fuerte, ellos han visto mi trabajo y confían. Hay que armarse de paciencia, porque todo es muy lento por acá. Te pueden decir que se va a demorar tres meses y pueden ser seis meses, pero cumplen con todo.
– Estuvo en Nicaragua, Ecuador y Estados Unidos. ¿Nunca ha tenido una posibilidad de dirigir en Chile?
– Lamentablemente, las veces que he tenido que volver a Chile ha sido por alguna desgracia. Por ahí yo intenté volver al fútbol profesional en Chile, pero no se dio nada. Toqué hartas puertas y todo. Nunca tuve un representante allá tampoco, entonces fue imposible, inclusive en Tercera (División). No creo que vuelva, no está en mis planes. Quiero continuar en los países árabes, prefiero jugármela acá hasta el final.