“Apenas pude, rajé”, dice Mónica Singer con un dejo de tristeza, recordando que su infancia no fue fácil y que, en cuanto pudo, decidió irse de su casa. Con su novio de aquel momento, que tenía familia en Sudáfrica, se embarcaron en un viaje que más que un sueño era una necesidad. Una uruguaya en Sudáfrica bien podía ser el título de una novela o de un diario de viaje, sin embargo esta historia tiene ribetes asombrosos, porque de aquella fase inicial de enormes sacrificios, se llega a una actualidad que la tiene como la Woman in Tech 2022, un distinguido premio que tiene el valor de ser continental. Es que Singer no solo revolucionó el sistema financiero sudafricano, sino que anticipó el potencial del blockchain, entre otros logros.
De hecho, en el continente africano y en muchas ciudades del mundo, es reconocida casi como una heroína por su empeño en cambiar los sistemas financieros para prevenir y “combatir la corrupción mundial”.
La entrevista con Luces Largas deja frases contundentes, con fuertes críticas al Banco Mundial, en donde también trabajó.
¿Cómo fue ese trayecto hasta llegar a vivir hace 40 años en Sudáfrica?
¡Uy! Una historia larga, pero en resumen me escapé de casa, me fui de casa, me fui corriendo. Tuve una niñez muy difícil, y cuando tuve 21 años dije “rajemos”. Tenía un novio uruguayo cuya madre vivía en Sudáfrica cuando…, no sé si te acordás, de “la tablita”.
Claro, 1982, una de las crisis más tremendas…
Entonces él se quería ir y yo le dije, “Me voy contigo”, y ahí me fui. Una niña.
Actualmente reside en Ciudad del Cabo (Sudáfrica), pero estuvo previamente por algunas instituciones internacionales, como el Banco Mundial (BM).
Estudié para contadora en Uruguay y me recibí en Sudáfrica. Amo mejorar todos los sistemas contables y de auditoría para prevenir la corrupción mundial. Entonces, me convertí en una experta en ese tema, el BM me llamó para que fuera a trabajar para ellos en un proyecto muy específico. Me fui a Washington con mi familia en el año 1995. Luego, volvimos a Sudáfrica, donde empezó la experiencia más grande de mi vida, que fue cuando me pidieron que cambiara los sistemas financieros de Sudáfrica.
¿Cuál era la realidad en ese entonces de ese mercado?
En Sudáfrica en 1996 comprabas acciones de la bolsa y te daban una acción –un pedazo de papel– que decía tu nombre. Algo similar había en Uruguay, pero esto ya no existe en la mayor parte del mundo. Los pagos eran en cheques, imaginate todo ese papeleo y complejidad para liquidar las transacciones en la bolsa. Bueno, en ese momento había unas 4.000 transacciones al día en Sudáfrica, en la bolsa. Pero la empresa que creé, y cuya gerencia general ocupé por 20 años, logró promover 400 mil transacciones al día. Como imaginarás, fue un suceso muy grande.
¿Qué perfil tenía esa empresa? ¿Qué hacía?
El tipo de empresas que creé (central securities depository) es algo así como un depósito central de valores, y eso me permitió cambiar los mercados financieros en Sudáfrica.
Vuelvo brevemente sobre su paso por el Banco Mundial. Tenía algunos propósitos que fueron precisamente los que la entusiasmaron para acudir a aquella convocatoria: prevenir la corrupción mundial ni más ni menos. ¿Cómo evalúa el desempeño de estas instituciones en la actualidad?
Soy muy honesta y quiero decir lo siguiente: fui al Banco Mundial pensando “¡Guau, voy a trabajar para una institución internacional que quiere salvar al mundo, quiere ayudar a todo el mundo y yo voy a ser partícipe!”. Mi pasión desde chiquita fue poder ayudar a otros a combatir la corrupción, y la verdad es que me llevé una gran desilusión ese año que estuve trabajando en Estados Unidos. Lo encontré como una de las burocracias más grandes del mundo, y considero que no son efectivos en ayudar a nadie. Al revés.
¿Por qué?
Porque te dan dinero y después tenés que pagarlo por el resto de tu vida, y te dan dinero para proyectos y la plata termina en los bolsillos de los políticos de ese momento. Hay libros escritos sobre esto, no estoy diciendo nada que no esté dicho y explicado. Pero para mí, en ese momento, cuando tenía 25 años, imaginate la desilusión. En aquel momento, casi una niña, consideraba que iba a conocer algo que salvara al mundo de la corrupción, y me encontré con ¡todo lo opuesto! Eso me afectó emocionalmente mucho, y dije “Me tengo que ir de acá”, porque estar en esta institución me va a terminar matando, por esa desilusión tan grande de no poder cambiar una institución tan poderosa. Entonces volví a Sudáfrica y ahí fue cuando me pidieron que hiciera este proyecto.
Un estímulo para volver a soñar con los cambios, pero con una enorme complejidad, imagino.
¡Imaginate! Fue un proyecto súperdificil, porque fue un cambio total de algo anticuado a algo supermoderno. Imaginate la reacción de los corredores de bolsa, de los accionistas, de las empresas. ¡Todo el mundo me odió porque cambié todo! (Se ríe) Yo sentía y aún siento que le debo a este país, porque me vine a acá sin nada y hoy por hoy logré una maravillosa vida en todo sentido. Lo que tiene Sudáfrica es que al haber tantas culturas diferentes, no hay un modelo. Y pongo el ejemplo de Uruguay: en Uruguay seguimos la moda, la gente sigue tendencias que son arriesgadas, y sin embargo todo el mundo las sigue. En Sudáfrica como hay miles de culturas, gente de todo el mundo, cada uno hace lo que quiere. Hay mucha innovación y nunca nadie te dice “Ah, no, eso acá no se puede hacer”.
¿Pero cuáles son esas tendencias que observa a distancia y que, según su visión, están afectando el futuro?
En realidad, el mundo está cambiando. No te conté aún lo que estoy haciendo ahora…
Ya vamos a ir a eso, pero quiero saber sobre ese otro punto también.
Bien, lo que entiendo es que tenemos que aprender a aceptar los cambios, porque los cambios están viniendo y no esperan a nadie. Y lo más lindo de estos cambios es que le están dando poder al ser humano. Toda esta gente que hemos puesto, toda esta confianza, porque todos tenemos ese concepto de “alguien me va a cuidar, el gobierno me va a dar atención, el banco me va a cuidar mi dinero”. ¡Nadie va a rescatarte! El único que puede rescatarte sos tú mismo. ¿Y cómo te rescatás? Bueno, se dice “empty the cup”, o sea, tenés que “vaciar tu copa” de conocimientos. Todo lo que aprendiste hasta ahora, no te va a servir en absoluto para lo que va a venir en un futuro.
¿Y eso es aplicable a Uruguay con su idiosincrasia, su gradualismo para los cambios, el peso histórico de las asistencias?
Lo que digo es que en Uruguay me da la impresión de que la gente depende mucho del otro, de eso de “alguien va a venir a mi rescate”. De hecho acá no existen las pensiones desde el gobierno. Es decir, vos no tenés tu propia pensión y no ahorraste toda tu vida, cuando llegas a viejo no tenés plata. Eso te enseña que cuando hay un país que no te protege, porque por ejemplo el gobierno acá es un desastre. En Sudáfrica el gobierno es un desastre de verdad, donde no hay electricidad, no hay agua, no hay nada, entonces ¿qué hace todo el mundo? Yo tengo mi generador, tengo mi tanque de agua, soy autosustentable.
Una postura desafiante, polémica.
Es que cuando uno se convierte en autosustentable, encarás una vida completamente diferente. Es lo que he hecho toda mi vida, cuando la vida me dio limones, hice limonadas.
Leí algo que dijo hace tiempo, y que usted lo dice absolutamente convencida sobre que la tecnología blockchain iba en la dirección de crear un nuevo orden mundial.
Totalmente. Fijate que yo creé esta institución increíble, super exitosa, fui jefa por 20 años, ganaba mucho dinero, todo maravilloso. Pero un día en el 2015 leí el documento de bitcoin que lo escribió alguien bajo el seudónimo Satoshi Nakamoto. ¿Y sabés que me puse a llorar? ¿Y por qué me puse a llorar? Porque todo lo que yo había deseado durante mi vida para combatir la corrupción, para conseguir la independencia, para no tener que depender de gobiernos, de bancos en este documento alguien que nadie sabe quién es, ¡le dio la idea al mundo de cómo lo podemos hacer! Esa persona desaparece del mundo, nadie sabe quién es. Y ahora podemos usar la internet para hacer transacciones de valor, sin tener intermediarios. Yo te puedo mandar dinero a vos en tiempo real, sin tener que ir por un banco. Yo puedo salir de mi país y no necesito llevar dólares u oro o diamantes, como ha pasado en miles de circunstancias en la historia humana. Yo lo único que tengo que hacer es recordar mi contraseña y cuando llego al otro país subo al internet y bajo mi dinero. Nadie se puede quedar con mi dinero mientras yo me acuerde de la contraseña (se ríe). Pero además, imaginate las mujeres que tienen que depender de hombres, de los maridos, esta independencia cambia totalmente. Sólo tenemos que entrenarlas a usar el internet. En cambio bitcoin está basado en la descentralización de las transacciones, para que cada persona tenga su propia identidad, su propio control.
Estamos hablando de conceptos muy fuertes, pero intangibles por eso sumo otro intangible: el temor a lo nuevo, el recelo, la desconfianza.
¿Cómo debe lidiarse con esos sentimientos tan humanos?
Es súper difícil, porque te soy honesta: hace cinco años que estoy en esta industria y yo me convertí en profesora. ¿Y por qué soy profesora de la universidad? Porque mi pasión es educar al mundo para despertarnos y enseñar cómo puede uno liberarse de los controles de aquellas instituciones que las personas piensan que las están cuidando. Entonces, mucha educación pero en realidad, te soy honesta: muy pocos de los que somos “baby boomers” (nacidos en los 50s y los 60s)… bueno, todos los que nacieron hasta esa fecha –y aclaro que soy una boomer, eh– (se ríe), tenemos gran dificultad en aceptar esta tecnología. No se concibe la idea de que la plata puede ser emitida digitalmente y que ningún banco esté cuidándote es como !ah!, te da ataque de pánico, cuando hablo con los “boomers”. Entonces ahora ya perdí la paciencia, te soy honesta. Entonces lo que hago es educar a estos chicos.
Los que nacieron con internet…
Claro, todos los que nacieron con la internet miran esto y dicen ¡claro! Yo siempre digo que mis nietos me van a preguntar: abuela ¿qué es una sucursal de banco? Yo les voy a decir “cariño, es un museo”. No existen más las sucursales. Nadie se va a ir a parar a una fila para hablar con alguien y discutir por horas y que nada pase.
¿Pero en qué tiempo entiende que eso pueda suceder? Porque obviamente esas instituciones también están enteradas de todo esto, y no creo que acepten alegremente ese pronóstico tan sombrío.
Voy a ser brutal, y me vas a matar con lo que te voy a decir, es horrible lo que pienso. Pero eventualmente tendremos que esperar que los “boomers”se mueran para que los chicos hereden el dinero de esos “boomers” –que son los que tienen el dinero hoy por hoy–. Los chicos de hoy van a heredar ese dinero y van a saber manejar ese dinero de una manera mucho más inteligente que los “boomers” que compraron casas, que se endeudaron, que compraron autos caros. Los chicos de ahora no querrán endeudarse, no querrán tener esa obsesión de acumular que tuvimos siempre nosotros. Es decir, va a llevar tiempo, pero si vos estudiás el internet ¿sabés qué?; el internet apareció en 1975, 1976. Ahora estamos en un momento de internet donde ya no es algo que la gente dice “dejate de pavadas”, y entonces consultan qué es el blockchain, vamos a prestarle atención a esta mujer a ver si ella está diciendo cosas que tienen sentido, al menos están preguntando, está sucediendo. Te acordás que en el año 2000 hubo una crisis de internet. ¿Y por qué? Porque entre el 80 y el año 2000 hubo mil proyectos en internet que eran pavadas, realmente eran cosas que parecían ridículas. Pero de esas ridículas salieron cosas increíbles, Google, Amazon, Facebook, Netflix, es decir, algo sale.
Quedó pendiente el tema de las regulaciones estatales o de cómo los propios Estados ya están visualizando todo esto, y tienden a ir adaptándose.
Entiendo perfecto ese punto. Mirá lo que pasó en China, dónde dijeron “no podemos hacer bitcoin” (risas) ¿Quién para a bitcoin? ¿Entendés? Es un chiste pensar que algún gobierno puede parar al bitcoin. Es decir, lo único que pueden hacer es como se dice en inglés “if you can’t beat your enemy join him”, si no puedes derrotar a tu enemigo, únete entonces lo que están haciendo hoy por hoy los bancos centrales y yo algunos les dije que tenían que hacer eso, les dije “si no lo hacen van a perder la habilidad de que la gente use la moneda que ustedes están controlando”. Entonces lo que están inventando es y en el caso de Uruguay, fue uno de los primeros países en el mundo de hacer un intento con una moneda digital y no tuvo muy buena receptividad. Pero todos los bancos centrales están tratando de implementar su porción de bitcoin para el dinero que ellos emiten. Entonces consideran que si ellos hacen eso, el pueblo va a adoptar esta moneda y no van a ir a la criptomomoneda,
¿Y ahora podrán lograr ese objetivo?
Yo te puedo asegurar que así implementen esta moneda cien por ciento, en todo caso ayudarán a educar al público, porque si se implementa una moneda así hay que educar sobre cómo funciona y enseñar que tengan los teléfonos adecuados para las transacciones por ejemplo. Pero una vez que el pueblo aprenda a usarlo, van a decir ¿y qué más puedo hacer con esto? Y ahí va a empezar a usar otras monedas, porque el mayor problema de estas monedas emitidas por los bancos centrales es que siguen teniendo mucha falta de confianza.
¿Por qué?
Porque el concepto es, si el Banco Central controla mis movimientos, controla la moneda, el “libro mayor”, pueden saber cuando compro cerveza o cuando voy a un prostíbulo. Si ellos pueden controlar eso, existe el riesgo de que el gobierno empiece a poner reglas. Pero al saber usar esa moneda, sabrán usar otras que le van a dar la privacidad que ellos necesitan.l