Más de una vez nos planteamos y repetimos la necesidad de que las cuestiones laborales queden en el trabajo. Llevar al hogar o a otros espacios las obligaciones, preocupaciones y problemáticas de la vida profesional puede ser habitual para el común de los trabajadores. Pero, ¿existe otra posibilidad para aquellos que trabajan en familia?, ¿pueden los aspectos laborales afectar los vínculos de parejas, hermanos, padres y madres que trabajan juntos?.
Establecer límites, intentar no mezclar, entender qué rol cumple cada uno y respetar los espacios podrían ser parte de la solución.
De espacios y roles
“Para que sea posible trabajar en familia debemos tener muy presente el verbo ‘diferenciar‘ y lo que eso implica. Por un lado, los espacios de trabajo, por otro, los procesos madurativos de cada persona y, por último, los distintos roles que se ponen en juego”, explicó a Clarín Hernán Gomez, consultor laboral y co-fundador de Trabaja Mejor.
No se trata solamente del espacio físico, aclaró, sino de un espacio de tiempo durante cada jornada. “Luego de la pandemia se ha pronunciado aún más el hecho de trasladar la oficina a casa, lo cual contribuyó a que se continúe borrando la línea que divide el trabajo y la vida personal. Este fenómeno no sólo se da cuando una persona puede hacer home office, sino también en emprendimientos y empresas familiares”, señaló.
Para que la armonía reine en ambos escenarios -el familiar y el laboral- es fundamental distinguir ambos espacios. Según Gomez: “Si determino que trabajaré con mi familiar X una cantidad de horas por la mañana, también es importante saber que el fin de semana cuando comamos un asado no se tendrá que hablar de trabajo”.
Por otra parte, el consultor hizo hincapié en la necesidad de acatar los roles a la hora de trabajar o emprender en familia. “Es importante comprender que cada organización, por grande, pequeña o chica que sea, necesita de sus miembros para poder funcionar. Independientemente del hecho familiar X de la noche anterior, a la mañana siguiente esos familiares deberán levantar la persiana del comercio para atender a los clientes”, aseguró.
Y añadió: “El mejor ejemplo para evidenciar la importancia de los roles es cualquier deporte. Fuera de la cancha probablemente tengamos diferencias, pero dentro de ella, tenemos la misma camiseta, defendemos los mismos colores y nos ayudamos mutuamente”.
Las Fransezi: tercera generación de tejedoras
En el año 2004, Cecilia (42), Sabrina (36) y Mara (38) dieron vida al emprendimiento que lleva su apellido como bandera: Franzesi Sisters. Las hermanas son las responsables de esta marca de ropa que se destaca por sus sweaters y que guarda en ella mucha historia.
“Mi familia es tercera generación de tejedores y heredamos este legado. En el año 95 mi padre tomó las decisión de cerrar su fábrica de sweaters, ya que el país viraba hacia la importación y ya no era rentable”, contó Cecilia.
Casi una década después, la rueda volvería a girar: “En 2004, con una máquina familiar, Mara y Sabrina aprendieron el oficio que les enseñaba mi abuela Nélida. Yo para esa época estaba regresando al país de una experiencia laboral en Italia y España, y fue ahí cuando me sumé al proyecto”, señaló la emprendedora.
Más allá de cualquier dificultad, las Franzesi (en Instagram, @franzesi_sweaters) volverían a elegirse para trabajar juntas. “El hecho de ser hermanas hace que a veces las discusiones sean más acaloradas, pero siempre el resultado final es una visión compartida”, destacó Cecilia.
El secreto de su éxito a nivel profesional (o uno de ellos) fue “aprender, con el tiempo y la experiencia, a separar lo familiar de lo laboral”, afirmó la emprendedora. Y cerró: “Considero que este punto es uno de los pilares de nuestro negocio y de nuestro vínculo como hermanas”.
El desafío de trabajar en pareja
Cuando el trabajo es en pareja las reglas ya son otras. En aquellos que comparten el espacio laboral y también el hogar la acumulación de horas en común es todo un desafío. Lo económico, lo vincular y las individualidades aquí son protagonistas.
Analía Tarasiewicz, psicóloga del trabajo y fundadora de la consultora Trabaja mejor (en Instagram, @trabaja.mejor), mencionó que es vital hallar el equilibrio para que la experiencia sea positiva. “Sin respeto no hay pareja ni trabajo, la clave está en entrar y salir del rol; si se habla como pareja no te podés enojar con tu socio (y viceversa)”, aseguró.
Una de las amenazas en estos casos es que “se desdibujan los límites y se confunde el equipo de trabajo con el amor a la pareja”, señaló. Diálogo, flexibilidad y tolerancia son para la especialista elementos esenciales para enfrentar este reto.
Al igual que esa trillada frase que afirma que “lo que pasa en Las Vegas queda en Las Vegas”, lo que sucede en casa no puede afectar a la empresa ( lo mismo al revés). “Hay que construir minuto a minuto marcos y reglas claras que delimiten la vida y el trabajo. Esto es un negocio y tiene vida propia, necesita determinadas variables para sobrevivir y tener éxito y nada le importa de nuestros temas personales”, sostuvo.
Y reiteró: “Muchas veces la vida privada y la vida laboral pueden mezclarse, por lo que hay que aprender a dejar los problemas sentimentales a un lado y evitar las discusiones en el entorno laboral, logrando encapsularlas en un tiempo y lugar específico y no disminuir la productividad por pasar los límites”.
Tarasiewicz aseguró que, cuando de parejas que trabajan juntas se trata, “es vital mantener la individualidad”. Promover los espacios de cada uno, así como las relaciones personales con amigos y familia, afirmó la psicóloga, resulta fundamental. Asimismo agregó que es recomendable compartir alguna actividad diaria donde no se hable de cuestiones laborales.
Simones, una marca pensada de a dos: “Trabajar en pareja no es fácil, pero tiene mucha bondades”
Diego Siekiera (42) y Laura Lichtmaier (40) son pareja y fundaron Simones, marca de mochilas, bolsos, accesorios e indumentaria, hace más de diez años. Durante esta década, más allá del éxito comercial, hubo experiencias de todo tipo, pero aún así el saldo es tan positivo que no dudarían en volver a emprender juntos.
“Simones es la suma de Diego y de mí, ya que sin Diego o sin Laura no habría Simones. Desde el inicio fue algo que pensamos en conjunto”, sostuvo Lichtmaier tras aclarar que el nombre de la compañía surgió en honor Simón, el perro del ambos.
Tras tanto tiempo, experiencias y conflictos Lichtmaier reconoció que “no es fácil” compartir la vida sentimental y la laboral. “Cuando me preguntan cómo es trabajar en pareja siempre digo que es depende del momento. En diez años pasamos por un montón de cosas. Hoy digo que nos volveríamos a elegir para emprender juntos, pero seguramente en otros momentos hubiera dicho que no”, asumió la empresaria.
Según ella, una de las claves para no naufragar ni en lo profesional ni en lo familiar es “tratar de encontrar espacios propios en otros ámbitos, eso es súper sano y hace que todo fluya mucho mejor”. En su caso, por ejemplo, ambos son amantes del tenis, pero cada uno tiene su propio equipo a la hora de practicar ese deporte.
Finalmente, la co-fundadora de Simones (en Instagram, @simonesbags) destacó que haber apostado a esta compañía junto a Diego fue una decisión más que acertada: “Trabajar en pareja tiene un montón de bondades porque somos los dos los que tiramos para adelante en todo: en el trabajo y en casa. Somos equipo”.
4 recomendaciones básicas para quienes trabajan en familia
Gómez brindó una serie de recomendaciones para que el trabajo en familia no dañe esos vínculos.
- Respetar las reuniones familiares: no intoxicar de trabajo esos espacios únicos. Si vamos al teatro, a comer, al cine o a un cumpleaños no debemos tener la charla pendiente del viernes sobre qué vamos a hacer con la estrategia de marketing, por ejemplo.
- Generar documentos compartidos de seguimiento que nos permitan estar en sincronía, pero no en línea. Es decir que cualquier miembro pueda estar enterado de los hechos que le competen a su función.
- Comunicación clara y asertiva sobre temas económicos para evitar malos entendidos, equivocaciones o, lo que es peor, especulaciones.
- Lograr un buen descanso y una buena alimentación. Parece algo esencial, pero muchas veces en escenarios de desborde de trabajo esto pasa a un segundo plano, generando que no exista organización familiar frente a una cena, almuerzo o yéndose a dormir a cualquier hora.