A lo largo de nuestras vidas, experimentamos una serie de cambios físicos, psicológicos y también sociales que se asocian al proceso de desarrollo y envejecimiento. Es un proceso que a muchos y muchas causa incertidumbre por las ideas que se asocian a la vejez, una etapa que actualmente está vinculada a distintos estereotipos que le han dado un carácter negativo. Este fenómeno, denominado también “viejismos”, ha motivado que cada primero de octubre se celebre el Día Internacional de las Personas Mayores.
Quizás uno de los viejismos más reconocidos hoy es la mala denominación de esta etapa de la vida como tercera edad. Así lo explica Gerardo Facse, jefe del Servicio de Geriatría del Hospital Clínico de la Universidad de Chile, quien plantea que este concepto se vincula exclusivamente a la edad de jubilación más que a factores biológicos. “No se recomiendan. Más que nada porque dentro del grupo, conociendo la enorme heterogeneidad, se trata de encasillar a un grupo en alguna de estas categorías, lo que tiende a ser una homologación que no corresponde” explica.
De igual manera, se suele asociar a enfermedades degenerativas como el Alzheimer o la demencia. Algo que Jenan Mohamad, académica del Departamento de Fonoaudiología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, cuestiona, dado que estas enfermedades no son exclusivas de un solo grupo etario. “La demencia es un síndrome que se genera a causa de una disfunción cerebral. O sea, tiene que ocurrir un daño a nivel cerebral producto de múltiples enfermedades que pueden suceder para que se genere la demencia, y no hay nada en el cerebro de una persona mayor que vaya a enfermar a la persona para que genere una demencia”, enfatiza.
Si bien es cierto que con el paso de los años las funciones del cuerpo comienzan a disminuir paulatinamente, Christian González-Billault, neurobiólogo de la Facultad de Ciencias y director del Centro de Gerociencia, Salud Mental y Metabolismo de la Universidad de Chile (GERO), plantea que otra cosa es el trato y el contrato social que tenemos con las personas mayores. “Evidentemente que a medida que envejecemos nos vemos enfrentados a diferentes tipos de pérdidas, pero estas pérdidas tienen un costo que la sociedad también lo hace muy severo”, lamenta.
Activos laboralmente pero socialmente apartados
Según indica el Dr. Fasce, una de cada cinco personas mayores se mantiene activamente trabajando y entre un 15 a 20% se mantiene en alguna figura informal. “Ahí también se nos abre nuevamente un escenario de heterogeneidad, donde un porcentaje de ellos lo hace porque quiere. Pero también muchos de ellos, lamentablemente, lo tienen que hacer por un tema de necesidad, porque sus pensiones no son suficientes para cubrir sus necesidades básicas”, comenta.
Ante ello, Paulina Osorio, académica del Departamento de Antropología de la Universidad de Chile e integrante de la Red Transdisciplinaria Sobre Envejecimiento, destaca que debido a diferencias generacionales se suele representar a las personas mayores como ajenos a la sociedad actual. “Ahí hay un juego con la temporalidad, que es un poco complejo desde ese punto de vista, porque pareciera que todo lo vigente es lo que se está viviendo en lo contemporáneo (…) Claramente, las personas mayores son coherentes con esa experiencia biográfica que han tenido. No es que sean conservadores, sino que en el fondo las personas lo que están haciendo es ser coherente con los procesos de socialización que vivieron en otras etapas”, sostiene.
Si quieres saber más sobre este interesante tema, puedes escuchar el episodio de esta semana en Tantaku.cl, en Youtube y en Spotify.
A lo largo de nuestras vidas, experimentamos una serie de cambios físicos, psicológicos y también sociales que se asocian al proceso de desarrollo y envejecimiento. Es un proceso que a muchos y muchas causa incertidumbre por las ideas que se asocian a la vejez, una etapa que actualmente está vinculada a distintos estereotipos que le han dado un carácter negativo. Este fenómeno, denominado también “viejismos”, ha motivado que cada primero de octubre se celebre el Día Internacional de las Personas Mayores.
Quizás uno de los viejismos más reconocidos hoy es la mala denominación de esta etapa de la vida como tercera edad. Así lo explica Gerardo Facse, jefe del Servicio de Geriatría del Hospital Clínico de la Universidad de Chile, quien plantea que este concepto se vincula exclusivamente a la edad de jubilación más que a factores biológicos. “No se recomiendan. Más que nada porque dentro del grupo, conociendo la enorme heterogeneidad, se trata de encasillar a un grupo en alguna de estas categorías, lo que tiende a ser una homologación que no corresponde” explica.
De igual manera, se suele asociar a enfermedades degenerativas como el Alzheimer o la demencia. Algo que Jenan Mohamad, académica del Departamento de Fonoaudiología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, cuestiona, dado que estas enfermedades no son exclusivas de un solo grupo etario. “La demencia es un síndrome que se genera a causa de una disfunción cerebral. O sea, tiene que ocurrir un daño a nivel cerebral producto de múltiples enfermedades que pueden suceder para que se genere la demencia, y no hay nada en el cerebro de una persona mayor que vaya a enfermar a la persona para que genere una demencia”, enfatiza.
Si bien es cierto que con el paso de los años las funciones del cuerpo comienzan a disminuir paulatinamente, Christian González-Billault, neurobiólogo de la Facultad de Ciencias y director del Centro de Gerociencia, Salud Mental y Metabolismo de la Universidad de Chile (GERO), plantea que otra cosa es el trato y el contrato social que tenemos con las personas mayores. “Evidentemente que a medida que envejecemos nos vemos enfrentados a diferentes tipos de pérdidas, pero estas pérdidas tienen un costo que la sociedad también lo hace muy severo”, lamenta.
Activos laboralmente pero socialmente apartados
Según indica el Dr. Fasce, una de cada cinco personas mayores se mantiene activamente trabajando y entre un 15 a 20% se mantiene en alguna figura informal. “Ahí también se nos abre nuevamente un escenario de heterogeneidad, donde un porcentaje de ellos lo hace porque quiere. Pero también muchos de ellos, lamentablemente, lo tienen que hacer por un tema de necesidad, porque sus pensiones no son suficientes para cubrir sus necesidades básicas”, comenta.
Ante ello, Paulina Osorio, académica del Departamento de Antropología de la Universidad de Chile e integrante de la Red Transdisciplinaria Sobre Envejecimiento, destaca que debido a diferencias generacionales se suele representar a las personas mayores como ajenos a la sociedad actual. “Ahí hay un juego con la temporalidad, que es un poco complejo desde ese punto de vista, porque pareciera que todo lo vigente es lo que se está viviendo en lo contemporáneo (…) Claramente, las personas mayores son coherentes con esa experiencia biográfica que han tenido. No es que sean conservadores, sino que en el fondo las personas lo que están haciendo es ser coherente con los procesos de socialización que vivieron en otras etapas”, sostiene.
Si quieres saber más sobre este interesante tema, puedes escuchar el episodio de esta semana en Tantaku.cl, en Youtube y en Spotify.
A lo largo de nuestras vidas, experimentamos una serie de cambios físicos, psicológicos y también sociales que se asocian al proceso de desarrollo y envejecimiento. Es un proceso que a muchos y muchas causa incertidumbre por las ideas que se asocian a la vejez, una etapa que actualmente está vinculada a distintos estereotipos que le han dado un carácter negativo. Este fenómeno, denominado también “viejismos”, ha motivado que cada primero de octubre se celebre el Día Internacional de las Personas Mayores.
Quizás uno de los viejismos más reconocidos hoy es la mala denominación de esta etapa de la vida como tercera edad. Así lo explica Gerardo Facse, jefe del Servicio de Geriatría del Hospital Clínico de la Universidad de Chile, quien plantea que este concepto se vincula exclusivamente a la edad de jubilación más que a factores biológicos. “No se recomiendan. Más que nada porque dentro del grupo, conociendo la enorme heterogeneidad, se trata de encasillar a un grupo en alguna de estas categorías, lo que tiende a ser una homologación que no corresponde” explica.
De igual manera, se suele asociar a enfermedades degenerativas como el Alzheimer o la demencia. Algo que Jenan Mohamad, académica del Departamento de Fonoaudiología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, cuestiona, dado que estas enfermedades no son exclusivas de un solo grupo etario. “La demencia es un síndrome que se genera a causa de una disfunción cerebral. O sea, tiene que ocurrir un daño a nivel cerebral producto de múltiples enfermedades que pueden suceder para que se genere la demencia, y no hay nada en el cerebro de una persona mayor que vaya a enfermar a la persona para que genere una demencia”, enfatiza.
Si bien es cierto que con el paso de los años las funciones del cuerpo comienzan a disminuir paulatinamente, Christian González-Billault, neurobiólogo de la Facultad de Ciencias y director del Centro de Gerociencia, Salud Mental y Metabolismo de la Universidad de Chile (GERO), plantea que otra cosa es el trato y el contrato social que tenemos con las personas mayores. “Evidentemente que a medida que envejecemos nos vemos enfrentados a diferentes tipos de pérdidas, pero estas pérdidas tienen un costo que la sociedad también lo hace muy severo”, lamenta.
Activos laboralmente pero socialmente apartados
Según indica el Dr. Fasce, una de cada cinco personas mayores se mantiene activamente trabajando y entre un 15 a 20% se mantiene en alguna figura informal. “Ahí también se nos abre nuevamente un escenario de heterogeneidad, donde un porcentaje de ellos lo hace porque quiere. Pero también muchos de ellos, lamentablemente, lo tienen que hacer por un tema de necesidad, porque sus pensiones no son suficientes para cubrir sus necesidades básicas”, comenta.
Ante ello, Paulina Osorio, académica del Departamento de Antropología de la Universidad de Chile e integrante de la Red Transdisciplinaria Sobre Envejecimiento, destaca que debido a diferencias generacionales se suele representar a las personas mayores como ajenos a la sociedad actual. “Ahí hay un juego con la temporalidad, que es un poco complejo desde ese punto de vista, porque pareciera que todo lo vigente es lo que se está viviendo en lo contemporáneo (…) Claramente, las personas mayores son coherentes con esa experiencia biográfica que han tenido. No es que sean conservadores, sino que en el fondo las personas lo que están haciendo es ser coherente con los procesos de socialización que vivieron en otras etapas”, sostiene.
Si quieres saber más sobre este interesante tema, puedes escuchar el episodio de esta semana en Tantaku.cl, en Youtube y en Spotify.