A pesar de lo que podríamos creer en un primer momento, hay muchos elementos que forman parte de la cocina y de los que sabemos más bien poco. Eso puede llevarnos a cometer el error de descartarlos… o de incluirlos. Como el aceite acalórico.
Hablamos de un producto que poco a poco ha ido ganando popularidad y hoy podemos conseguir fácilmente en las tiendas, y que funciona para sustituir a la grasa.
Qué es el aceite acalórico
La diferencia entre el aceite acalórico y otros tipos de aceite o la propia grasa es que, como su nombre lo indica, éste no aporta calorías al organismo, por lo que no tiene ningún sentido que lo eliminemos de nuestra dieta.
¿Para qué sirve el aceite acalórico?
Este elemento no digerible puede incluirse en nuestra alimentación, incluyendo la de aquellos que quieren lograr un déficit calórico que les permita bajar de peso. Es considerado un sustituto efectivo del aceite y la grasa, y también una opción interesante si quieres adelgazar un poco respetando una dieta común.
La idea es que al incorporarlo no restrinjamos los lípidos, lo que es una mala idea para nuestro metabolismo.
Cuando dejamos de lado los aceites, el entorno hormonal se altera y podemos experimentar falta de vitaminas. Por eso, aún durante una dieta de pérdida de peso, al menos un 20% de las calorías deben provenir de grasas. Compuesto por aceites de parafina que el cuerpo no procesa y evita que suframos estos citados trastornos.
Peligros del aceite acalórico
Por otro lado, es importante destacar también que los efectos del aceite acalórico sobre las personas son todavía un tema de debate en las comunidades científicas, y en todo caso se recomienda su consumo únicamente en crudo.
Si se calienta, el aceite acalórico se corre el riesgo de que se generen sustancias volátiles que podrían ser nocivas para nuestro organismo, como consecuencia de que el punto de fusión de este producto es realmente muy bajo.
¿Se debería usar para bajar de peso?
A modo de conclusión, podemos afirmar que ésta es una solución viable que se puede utilizar para bajar de peso. No tiene las desventajas de otros aceites ni grasas, y su uso está autorizado por quienes regulan la producción. Dicho esto, su origen no es de tipo natural y buena parte de su composición no la digieren nuestros órganos.
Por lo tanto, aconsejamos su adopción solamente una vez realizados los estudios de salud correspondientes y tras haber consultado a un experto especializado en nutrición que dé el visto bueno a la ingesta de este aceite.