Poner en marcha, desde cero, un centro de investigación no es una tarea sencilla. Si, además, a eso le sumas fijarse como objetivo el desarrollo de ideas y proyectos de alto impacto tecnológico y social mediante herramientas disruptivas, la cosa se complica un poco más.
Sin embargo, el ARQUIMEA Research Center (ARC) es la prueba ‘viviente’ de que no es imposible. Esta entidad, dirigida por Rubén Criado, fue inaugurada en 2019 en Santa Cruz de Tenerife (Islas Canarias), aunque no empezó a operar hasta septiembre de 2020, casi en plena pandemia.
“La visión, lo que resume todo, es que este centro trabaja para desarrollar tecnologías y modelos de negocio asociados a ellas que sean realmente diferentes y que puedan servir de motor de crecimiento socioeconómico en el medio y en el largo plazo”, resume Criado en una entrevista con D+I.
En sus propias palabras, el ARC se distingue por “dos cualidades identificativas”: la primera, ir a proyectos “diferenciales y de alto impacto”; la segunda, “convertirlo en una aceleradora de tecnologías”.
Esto, apunta el director, no sería posible sin el equipo que lo compone, formado por alrededor de 65 investigadores, la mitad de ellos doctores y otro cuarto en plena realización de su tesis, con una edad media de 35 años que provienen de instituciones como la Universidad de Southampton, la Universidad Complutense, la Politécnica de Madrid o Barcelona, la Università La Sapienza o el Instituto de Astrofísica de Canarias, entre otras.
Y es que este centro de investigación ha conseguido algo que parecía imposible: repatriar el talento que tuvo que emigrar hace diez años en plena crisis económica.
Según explica Criado, en el extranjero han encontrado “un caladero muy importante” de expertos que “siempre quisieron volver a España” y a los que han conseguido atraer con “un proyecto atractivo y un contrato permanente”. “Tenemos gente española que llevaba años investigando fuera: en Suiza, Reino Unido, Australia o Estados Unidos”, afirma.
El director general del ARQUIMEA Research Center señala que el proceso de contratación no ha sido sencillo, ya que buscaban perfiles que fuesen transversales y creativos, con experiencia en la transferencia de tecnologías o en startups porque su objetivo principal residía en la innovación. En apenas dos años han sumado más de 60 personas a su equipo y, avanza, la previsión es mantener el mismo ritmo de crecimiento hasta alcanzar las 150 personas dentro de otros tres años.
De los modelos 3D a la robótica avanzada
Criado explica que una de las características diferenciales del centro es que no se divide en departamentos, sino en proyectos que convergen en torno a diferentes tecnologías exponenciales: cuántica, inteligencia artificial, blockchain o biotecnología.
“Hicimos esto porque, a día de hoy, tanto en el ámbito tecnológico como económico, el ritmo de cambio es abrumador, por lo que no queríamos que hubiese una estructura encorsetada de ciertas disciplinas, sino que fuese algo mucho más fluido, que permitiese que los proyectos apareciesen y desapareciesen”, apunta.
El responsable del ARC cuenta que una de las metodologías que llevan a cabo tiene que ver con la gestión de proyectos ágiles (con ciertas modificaciones para enfrentar la incertidumbre propia de la investigación), que les permite conseguir un sistema iterativo, una producción alta y un compromiso compartido por todos los miembros del equipo.
Según explica Criado, desde el centro que dirige decidieron “abrir el abanico” con proyectos muy distintos que se fuesen cerrando a lo largo de un período corto de tiempo, de entre dos y cuatro años, y que terminase por definir las líneas de investigación ‘core’. Ahora, apunta, dos años después, ya han empezado a tener sus “orbitales de investigación”.
En concreto, en el campo de la inteligencia artificial trabajan con volumetría con el objetivo de conformar un nuevo paradigma para el mundo 3D mediante la tecnología NeRF (Neural Radiance Fields), que apareció hace apenas un par de años y que permite generar modelos en tres dimensiones de forma sencilla y realista.
Criado explica que en esta línea, que permite democratizar dicha industria, también están trabajando grandes compañías como Google o Nvidia y desde el ARC están empezando a obtener algunos resultados.
“Hemos sido los primeros del mundo en introducir un modelo de este estilo en Unreal Engine, lo que utiliza todo el mundo para modelar en 3D”, afirma y avanza que irán sacando “otros desarrollos” durante las próximas semanas. “Es una tecnología que estamos listos para, en breve, poner en valor y comercializar”.
Por otro lado, en cuántica están trabajando en sensores que permitan medir campos eléctricos y magnéticos con una precisión “que hasta ahora no era posible”. “Uno de los sensores magnéticos con los que estamos trabajando ha demostrado que es capaz de medir la actividad magnética de una neurona independiente, un gran paso en el camino hacia la comprensión del cerebro”, explica.
A la par, en este vector también están enfocados en la criptografía post cuántica que se dedica a utilizar la tecnología disponible en la actualidad para proteger mediante cifrado y autenticación los ataques futuros.
Otro de los orbitales del centro está relacionado con la robótica avanzada, donde se enfocan en el desarrollo de sus propios motores para robots, que ayuden a imitar el movimiento humano, y en sistemas hiperespectrales de percepción robótica avanzada que permitan que el androide diferencie, por ejemplo, un vaso de agua o un reflejo del mismo.
“A corto plazo esto nos permite hablar de conducción autónoma, a un plazo mayor de robótica para el hogar, donde ya trabajan marcas como LG o Samsung con objetivo 2030”, precisa.
Mientras, en biotecnología abordan diferentes proyectos activos en la actualidad, desde uno centrado en el aislamiento de principios activos de extremófilos cogidos del volcán en erupción de la Palma hasta sistemas de microalgas para aplicaciones cosméticas o biosensores para medir cortisol y determinar el nivel de estrés.
A la par, dado su emplazamiento en Canarias, también desarrollan toda una serie de iniciativas centrados en las tecnologías marinas ya sea para la protección de cetáceos ante los ferrys rápidos o en arrecifes artificiales de origen biológico que sustituyan a los espigones de hormigón y ayuden a la regeneración de la biodiversidad marina.
Canarias, un hub de innovación internacional
La elección de Santa Cruz de Tenerife como lugar de emplazamiento del centro no es casual. Según Criado, Canarias se está posicionando como un hub de innovación a nivel internacional por sus atractivos naturales (el clima o la calidad de vida) y su situación geográfica, que atrae a gente no solo de Europa, sino también de África o América debido a su posición como “punto de encuentro” entre tres continentes.
“En los últimos años se está poniendo mucho énfasis (en esta región) para potenciar y facilitar la instalación de empresas altamente tecnológicas, por ejemplo, mediante los incentivos fiscales a la I+D+i, que son los más altos de toda España“, explica.
Además, a esto se suma la enorme oferta formativa, con dos universidades públicas de prestigio en el archipiélago como la Universidad de La Laguna o la Universidad de Las Palmas, así como otros organismos como el Instituto Astrofísico, el ITER ( Instituto de Tecnologías y Energías Renovables), el ITC (Instituto Tecnológico de Canarias) o el PLOCAN (Plataforma Oceánica Canaria).
El director del ARC apunta que este ecosistema, con el que colaboran en uno u otro proyecto, favorece la instalación de empresas, ya que es donde se va a buscar el conocimiento para favorecer la innovación.
Innovación y educación como pilares
A nivel general, Criado afirma que está demostrado que toda economía crece a mayor ritmo y es más resiliente invirtiendo en innovación y en educación, “que están bastante entrelazadas entre sí”, ya que son “dos pilares no solo para el corto plazo, sino para el futuro”.
Respecto al panorama en España, el director del ARC explica que hay un factor relacionado con el espíritu emprendedor, “un tema cultural que tarda generaciones en arraigarse” y para el que no hay soluciones a corto plazo, y otro con la modernización de las empresas para que sean más competitivas en base a la innovación.
Así, cree que es necesario promover que las empresas hagan I+D mediante la facilitación de la burocracia. Según cuenta, el problema en este sentido suelen ser los tiempos, ya que las tramitaciones implican plazos superiores a los dos años para recibir la financiación, un período de tiempo que en muchos casos “supone perder el mercado”. A la par, menciona los incentivos fiscales.
Criado también cree que es importante enfocarse en la transferencia de I+D entre universidades y empresas. “Cuando a una compañía se le plantea un reto o un problema, si no tiene personal formado en I+D, donde va es a la universidad”, resume.
Respecto a la atracción o retención del talento, el director del centro señala que ha tenido una baza que ha jugado a su favor: la creación de una cultura desde cero, algo que es difícil, pero menos que cambiar una ya existente. “Yo diría que casi lo más complejo de mi trabajo es hacer una buena gestión del equipo”, afirma.
En este sentido, señala que su intención es que haya un ambiente basado en proyectos que realmente tengan un propósito y que sean motivadores.
“Para mí es una obsesión toda la parte relativa a garantizar un entorno donde la gente esté haciendo lo que le gusta, esté a gusto y se pueda desarrollar a nivel profesional, más allá de temas salariales o competitivos”, precisa. “El sueldo es algo necesario, pero no suficiente, tienes que dar mucho más”.