Con especial expectativa y una gran dosis de esperanza, estamos atentos a conocer la forma en que se pueden materializar algunos anuncios importantes compartidos por el presidente Gustavo Petro, específicamente los que aluden a su compromiso social con temas tan esenciales como la urgencia de erradicar el hambre en Colombia.
Nos llena de entusiasmo saber que un presidente de la República ha dado prelación, esta vez sí, al prioritario tema de la nutrición infantil en el país.
En línea con lo dicho por la economista italiana Mariana Mazzucato cuando afirma (1) que “La pobreza no se puede resolver sin prestar atención a las interconexiones entre la nutrición, la salud, la infraestructura y la educación, así como la política fiscal redistributiva”, se lee una conexión con la intención del señor presidente al plantear la pertinencia del alza de la gasolina para que el Fondo de Estabilización de Precios, que es la fuente del subsidio estatal en este producto, se destine a otros frentes.
“La otra cara de no subir la gasolina y aumentar el déficit del fondo es dejar aumentar el hambre y la pobreza en Colombia”, trinó el doctor Gustavo Petro. Se dibuja una seria intención de su parte por encontrar salidas para afrontar uno de los flagelos más devastadores que sociedad alguna pueda padecer, en el que claramente, la peor parte la sufre la población infantil.
Es en grado sumo sensata la preocupación del primer mandatario por atender este derecho fundamental. Y por ello es necesario que se den la discusión y el análisis de la viabilidad que acelere la toma de decisiones y de acciones en este frente.
No puede dejarse de lado en esta urgente conversación que la inflación a agosto 31 reportada por el Dane, llegó al 10,84 % y los alimentos contribuyeron con 4,33 puntos porcentuales, pues tuvieron una variación del 25,57 %. Al respecto, Petro confirmó que no subirá el precio del ACPM para controlar los costos del transporte y evitar mayor alza en los alimentos.
Este es uno de los ingredientes adicionales que también se tiene que considerar. Según las cifras reportadas por Colombia al Banco Mundial, Lawrence Haddad, director ejecutivo de la Alianza Mundial para la mejora de la nutrición (GAIN), sostiene que una dieta que tenga todos los macronutrientes necesarios cuesta, aproximadamente, 59 % del ingreso familiar en nuestro país. Este peso es menor en países como México, Venezuela y Perú.
Adicional a todo lo anterior, urgen ideas realizables y concertadas. La economista Mazzucato reta a las naciones a comprometerse con misiones socialmente relevantes, partiendo del supuesto de que “todos los gobiernos buscan cada vez más un crecimiento económico que sea inteligente (dirigido por la innovación), inclusivo y sostenible”.
En sus trinos sobre este tema, el presidente Petro también mencionó el aumento de la mortalidad infantil. Y en ese total es alarmante el creciente número de casos de muerte por causas asociadas a la desnutrición. Ya sabemos que el hambre de los mil primeros días no es un mal que se sufre sin secuelas, a diferencia de lo que puede sortearse en otras etapas de la vida.
El doctor Haddad lo dice con claridad: “LOS ADULTOS SUFREN PERO SE RECUPERAN. LOS NIÑOS NO SE PUEDEN RECUPERAR”.
(1) Políticas de innovación orientadas a la misión: desafíos y oportunidades. https://academic.oup.com/icc/article/27/5/803/5127692