Civiles armados, vehículos y establecimientos comerciales incendiados, un escenario que se repite en México y que en agosto del presente año vimos en Guanajuato, Jalisco, Chihuahua, Baja California, Colima y Zacatecas. Las gobernadoras y los gobernadores de estos estados y el presidente de la República clasificaron estos hechos como publicidad de los grupos criminales para aterrorizar a la población, y argumentaron que estos grupos no cuentan con la capacidad para alterar el orden público.1
Con o sin víctimas, las autoridades recurren al mismo discurso de disputa de territorio o detenciones de líderes2 e implementan la misma estrategia de movilizar militares para minimizar los eventos delictivos. En sus declaraciones, no consideran que la cifra de homicidios se ha mantenido constante y que en algunos casos ha incrementado. Mientras tanto, la discusión a nivel nacional se sigue centrando en la militarización del país prestando poca atención a las víctimas de la violencia ni a entender quiénes son estas personas y por qué murieron.
Tendencias de los homicidios relacionados con el crimen organizado
Utilizando el Monitor de Fuentes Abiertas del Programa de Política de Drogas (PPD),3 analizamos 8372 noticias de junio a agosto 2022, en su mayoría publicadas en periódicos locales, donde es posible observar cuántos, cómo y quienes mueren día a día en el país realizando sus actividades cotidianas. La muerte del mecánico, el taquero, el barbero, el dueño de la tienda o del menor de edad en compañía de sus padres son ejemplos de cómo nuestro contexto inmediato está interferido por la violencia que forma parte de nuestra vida cotidiana. En la mayoría de los casos, estas víctimas sólo figuran en los medios nacionales y en las conferencias de Palacio Nacional como cifras sin que se mencione el contexto donde ocurren los hechos.
Para este artículo analizamos las tasas mensuales de homicidios relacionados con la violencia criminal por cada 100 000 habitantes en Guanajuato y Chihuahua durante julio y agosto de 2022, dos de los estados en donde sucedieron estos ataques “publicitarios” cometidos por los grupos criminales —en la semana del 8 al 14 de agosto— que sí llegaron a los oídos del presidente.4
La tasa de homicidios en Guanajuato se incrementó de 146.53 homicidios en junio a 148.59 en agosto. El 12 de agosto, mientras se incendiaban establecimientos comerciales, se alcanzó un pico de 17 homicidios. La tasa de homicidios en Chihuahua también aumentó de junio a agosto (de 3.66 a 5.02), pero no se observó un incremento considerable de la violencia en la semana que se presentaron los disturbios. Tal vez las diferencias entre los dos estados se deban a que en Chihuahua los disturbios sólo se concentraron en Ciudad Juárez o porque fue el único caso en donde dichos disturbios sí causaron víctimas mortales, por lo que podríamos estar hablando de eventos distintos. A pesar de que los homicidios en los dos estados se incrementaron en agosto, en comparación con julio, el presidente reportó que no hubo muertos cuando quemaron vehículos y comercios, por lo que no había de qué preocuparse.
Gráfica 1. Número de homicidios relacionados con actividad delincuencial en Guanajuato y Chihuahua durante julio y agosto de 2022
Fuente: Monitoreo de Fuentes Abiertas del Programa de Política de Drogas
Las víctimas que no llegan a Palacio Nacional
A menudo escuchamos que las personas que mueren en agresiones relacionadas con el crimen organizado fueron víctimas porque “en algo andaban” y con esa información basta para sentirnos seguros y pensar que no nos va a pasar nada. ¿Será esto cierto? ¿Quiénes son las víctimas del crimen organizado y por qué nadie habla de ellas? Para salir de dudas, y tal vez para poner en duda nuestra propia seguridad, analizamos qué estaban haciendo estas personas en el momento en que murieron y, en los casos en que hay información disponible, quiénes eran. Aquí, presentamos algunos ejemplos y desarrollamos algunas hipótesis para entender los motivos de su muerte.
En 51 agresiones a talleres mecánicos fueron asesinadas 39 personas, ya sea como clientes, empleados o dueños. El modus operandi de todos los eventos es similar: hombres armados llegan al lugar y le disparan a una persona en específico o a los que ahí se encuentren. Por ejemplo, el 2 de agosto de 2022, en la colonia Ribera en León, Guanajuato, se reportó un ataque a un taller mecánico en donde murió una persona y hubo dos heridos. El dueño de una excavadora estaba revisando la máquina junto con los empleados del taller, cuando dos personas a bordo de una motocicleta se acercaron y les dispararon. Cuando acudieron los policías municipales, trasladaron al dueño de la maquinaria y a uno de los empleados al hospital mientras corroboraron la muerte de la tercera víctima. Los victimarios huyeron antes de que llegaran los municipales. No hubo detenidos.
Se reportaron 78 eventos en bares o restaurantes5 dejando 78 personas fallecidas y 42 lesionadas. Se repite el modus operandi: llegan sujetos armados y agreden a quienes se encuentren en el establecimiento, ya sea específicamente a una persona o indiscriminadamente a todos los presentes. Por ejemplo, el 12 de agosto de 2022, en una taquería ubicada en el Fraccionamiento Tierra Maya en Cancún, Quintana Roo, fueron agredidas dos mujeres y un hombre a la medianoche. El ataque iba dirigido a una pareja que estaba cenando, pero la encargada de la taquería también resultó herida. Las víctimas fueron transportadas al hospital y la taquería fue acordonada. No hubo detenidos.
Hay otro tipo de eventos que se encuentran concentrados en estados específicos, que ocurren donde la víctima es un carnicero o distribuidor de pollos (los cuales suceden en su mayoría en Guerrero), eventos en gasolineras (la mayoría en Chihuahua) o ataques contra farmacias (concentrados en Nayarit). Hay actividades que también parecen ser riesgosas, como ser taxista (31 eventos con 25 víctimas mortales), profesionista6 (23 eventos con 21 víctimas mortales), vender comida en tianguis, mercados o tiendas de abarrotes (98 eventos con 44 víctimas mortales) o hasta trabajar en una peluquería o una estética (18 eventos con 15 víctimas mortales).
¿Por qué muere la gente en México? Algunas hipótesis
A pesar de que en la mayoría de los casos las noticias no indagan sobre los motivos de la muerte, existen algunas hipótesis sobre el involucramiento del crimen organizado en la vida cotidiana de las personas. En 68 noticias se habla explícitamente de la extorsión que los grupos criminales cobran a los pequeños negocios, ya sea porque los extorsionadores son detenidos por las autoridades, porque vinculan la extorsión directamente con grupos criminales, porque las autoridades son las que extorsionan o porque las víctimas de extorsión tuvieron la valentía de hablar y denunciar lo que sucedía. Este es el caso del cobro de 50 000 por derecho de piso al dueño de una barbería en Cancún, la extorsión a iglesias que se llevó a cabo en Jalisco, o la quema de un lote de autos en Chihuahua por no pagar el cobro de piso. Lo preocupante de esta situación es que las víctimas de extorsión o, en los casos extremos, de la “apropiación” de los negocios por parte del crimen organizado, son pequeños empresarios que tienen pocas posibilidades de mantener su negocio abierto una vez que pagan este impuesto criminal. Pero son pocas las alternativas que les quedan ya que no tienen recursos ni conexiones para asegurar que su denuncia va a tener algún sentido y que su vida no estará en riesgo por hablar. En la mayoría de los casos, es mejor quedarse callado y seguir pagando hasta ya no poder hacerlo más.
Existen otras hipótesis sobre los motivos utilizados por los grupos criminales para ejecutar a dueños o trabajadores de pequeños negocios y es el uso de estos para comercializar drogas ilícitas. A pesar de que no se reporta este tipo de información en las noticias revisadas, evidencia anecdótica sugiere que las barberías, taquerías, estéticas y otros negocios son utilizados como puntos de venta de drogas y que los distribuidores de comida, alimentos y transporte público ayudan —voluntaria o involuntariamente— a la distribución y comercialización de sustancias ilegales, lo que vuelve estos oficios una actividad de alto riesgo si deciden oponerse o denunciar a las autoridades.
Necesitamos más y mejor información para corroborar lo que está pasando en nuestra vida cotidiana. La discusión de la violencia en el país no puede seguir girando en torno a eventos “publicitarios” cometidos por los grandes cárteles o en la militarización de la seguridad pública, pues hasta ahora la estrategia federal de militarizar las calles para confrontar al crimen organizado ha sido ineficiente en reducir la violencia —hemos discutido y evidenciado el tema en varios foros y artículos—.
En México se viven dos realidades y una de ellas, la cotidiana, es ignorada en Palacio Nacional. Es necesario considerar lo local para diseñar e implementar estrategias regionalizadas que puedan reducir la violencia en nuestras colonias. Si no les damos a las policías municipales la capacidad, el entrenamiento o las estrategias para defendernos cuando algo sucede en nuestra colonia, ¿a quién se supone que vamos a llamar cuando algo pase? ¿Son los soldados los agentes más adecuados para llamar cuando escuchemos disparos o cuando asesinen a un vecino en la tienda de abarrotes de la esquina? Si no tenemos policías de proximidad y los criminales actúan con total impunidad a cualquier hora del día, nos estamos equivocando de estrategia.
Laura H. Atuesta
Profesora-investigadora del CIDE, coordinadora del Programa de Política de Drogas y directora de la División de Estudios Multidisciplinarios. Doctora en economía aplicada de la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign, su agenda de investigación está enfocada en el análisis de la violencia criminal y los costos sociales de la guerra contra las drogas.
Alejandro Pocoroba
Colaborador del Programa de Política de Drogas. Estudió Sociología y tiene una maestría en desarrollo social por El Colegio de la Frontera Norte (El Colef). Sus temas de interés son análisis de la violencia criminal y Fuerzas Armadas.
1 El 12 de septiembre se repitió una situación similar en Veracruz en la zona centro de Orizaba, pero el presidente dijo que “no fue tan grave”.
2 Por ejemplo, los incendios en Jalisco y Guanajuato se explicaron como consecuencias del intento por detener al “Doble R”, posible sucesor de “El Mencho” en el liderazgo del Cártel Jalisco Nueva Generación; y los incendios en Colima, por la detención de “La Vaca”, líder de Los Mezcales. En Chihuahua, el conflicto comenzó con una riña entre Los Mexicles y Los Chapos en un centro penitenciario de Ciudad Juárez que se extendió al resto de la ciudad provocando 11 muertos, 12 heridos y 10 detenidos. En Zacatecas y Baja California fue una disputa entre grupos criminales donde estos impusieron toques de queda obligatorios.
3 El Monitor de Fuentes Abiertas del Programa de Política de Drogas (PPD) revisa fuentes abiertas locales, nacionales e internacionales en busca de eventos relacionados con violencia criminal. Puede consultar aquí la Nota Metodológica del Monitor.
4 Por falta de espacio no se incluyen los análisis de los otros estados, pero están disponibles por solicitud.
5 Gran parte de los restaurantes son taquerías, puestos ambulantes en la calle, pizzerías o pastelerías.
6 Por ejemplo, abogados, notarios, licenciados, etc.