La inflación está impactando en los precios de todas las grandes industrias reguladas, excepto en la de las telecomunicaciones. Sólo Vodafone ha movido ficha e indexará a partir del próximo mes de enero sus precios al incremento del IPC, como ya tienen en Reino Unido. Este es un movimiento de calado que no ha sido seguido por ninguno de sus grandes rivales. Y que, al menos por ahora, no lo van a seguir. Telefónica y Orange cuentan con una cláusula dentro de sus contratos, pero no han anunciado su intención de seguirlo. ‘Se dan mus’ en plena campaña de captación de clientes en el arranque de la temporada de fútbol y el curso escolar, clave para sus resultados económicos.
La subida del IPC se ha ido colando en los últimos trimestres en los temas de debate de los analistas con las cúpulas de las grandes operadoras de telecomunicaciones. Frente a otros sectores regulados como el de la energía u otros como la alimentación, no están repercutiendo en los precios este incremento de costes relevante para sus operaciones. No sólo no lo han trasladado sino que desde hace más de dos años viven en una intensa batalla comercial a base de descuentos. Vodafone ha sido la primera que ha tomado una decisión. La británica comunica desde principios de mes a sus clientes que actualizará automáticamente sus precios de acuerdo con la evolución del IPC. Lo justificó en la necesidad de consolidar la sostenibilidad del negocio a largo plazo y blindar recursos necesarios para redes y productos.
Los británicos incluían una cláusula que tienen ya activada, como el resto de operadores, en mercados como el británico. El riesgo del movimiento era evidente: los tiempos jurídicos obligaban a comunicarlo ahora, en un momento especialmente delicado para la captación de clientes. En el pasado, lo habitual es que Telefónica tomara este riesgo y después llegaran el resto de competidores. El antiguo monopolio tiene incluida esa misma cláusula en los contratos estándar que firma con sus clientes, pero no está activa. El objetivo es mantenerla ‘dormida’. Al menos por ahora. Es destacable que pese a que sus principales mercados tienen entre el 50% y el 80% de su coste energético a través de acuerdos a largo plazo (PPA), este capítulo va a seguir pesando en la cuenta de resultados y en los márgenes.
Orange también mantiene su estrategia sin cambios. El responsable de la división de Consumo en la filial española, Diego Martínez, trató de colocar la venda: “No tenemos planificado una subida de precios asociada a la inflación a corto plazo, pero si sigue así no será descartable ni en el mundo de las telecomunicaciones ni en ningún otro sector de la economía”. Lo dijo en el mes de abril. El mensaje fue prácticamente similar al de hace unos días: a medio y largo plazo habrá que verlo. En junio ejecutó una subida de entre 2 y 5 euros para paquetes convergentes incluyendo más canales de televisión.
La estrategia de ‘más servicios por más dinero’, esgrimida por Telefónica durante los últimos años, es más probable como arma para elevar precios
Másmóvil es la tercera en discordia. Y tampoco está moviendo ficha. Aunque su consejero delegado, Meinrad Spenger, aseguró el pasado mes de julio que la situación para las operadoras era difícil y que había que tomar decisiones de si los precios son los adecuados. Pero no dio pistas sobre su potencial estrategia. El grupo vive una particular batalla con la rumana Digi, que vive un auténtico ‘rally’ en la captación de clientes con su oferta de ‘ultra low cost’. El CEO de esta última advirtió hace meses que mantendría los precios sin cambios lo que trasladaba más presión a los competidores.
‘Más por Más’
La indexación al IPC pierde algunos enteros frente a otra estrategia que sí que se ha seguido en los últimos años y que sí que podría ser adaptada por algunos de los contendientes. Es el llamado ‘Más por Más’: más servicios (no siempre solicitados por los clientes) por más dinero. En este caso, los servicios ‘extra’ suelen tener un coste más o menos marginal para la cuenta de resultados. Esto lo ha esgrimido mucho más Telefónica desde el año 2015. El propio consejero delegado, Ángel Vilá, planteó ante los analistas en noviembre pasado la posibilidad de utilizarlo.
El telón de fondo es el de una guerra de precios que se ha ido alargando durante los últimos años. Telefónica y Orange están echando el resto para captar el máximo número de clientes de fútbol en España. La primera ha alargado los descuentos del 25% hasta el segundo trimestre de 2023. La segunda también suma rebajas en sus productos para hacer descender su puerta de entrada a este contenido premium. En la última década las compañías del sector se han dejado un 34% de sus ingresos.