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Adelgazar no es una tarea sencilla. Cambiar los hábitos de alimentación y empezar a hacer deporte son dos acciones que cuestan cuando no se está acostumbrado. Dejar la vida sedentaria cuesta todavía más si somos de esos a los que no les gusta nada el deporte por eso, cada vez son más los que recurren a los paseos como una alternativa a las horas de gimnasio.
Caminar es una de las actividades que la OMS sugiere realizar para llegar a ese mínimo de entre 150 y 300 minutos de rutinas aeróbicas de intensidad moderada o vigorosa a la semana. De hecho, el simple hecho de empezar a caminar entre 30 minutos y una hora todos los días, ya hace que nuestro cuerpo experimente mejoras cualitativas a nivel orgánico, muscular, funcional, además, de un aumento de los niveles de energía llegando a influir hasta en nuestro estado de ánimo.
Salir a andar es una actividad que sólo reporta beneficios para la salud pero sí que es cierto que no todos quemamos el mismo número de calorías cuando caminamos. Este poder de combustión depende de varios factores, entre los que figuran nuestro peso y nuestra velocidad.
Para conseguir que el paseo tengo efectos sobre nuestro peso lo que se recomienda es caminar a unos 7-8 km/h. Si nos cuesta mucho también podemos optar por los intervalos, alternando cinco minutos de intensidad fuerte con otros cinco a menor intensidad.
Aunque debes saber que por mucho ejercicio que hagas si no alcanzas el déficit calórico necesario no vas a conseguir adelgazar. De nada servirá que camines durante horas si no consigues consumir menos calorías de las que consumes.
Por eso, además de con una buena dieta, lo recomendable es combinar los paseos (de mínimo 30 minutos al día) con una rutina de ejercicios de fuerza.
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