Este tema también me fue sugerido en twitter por una persona que conozco y aprecio desde hace muchos años y que considero muy relevante.
Antes de entrar de lleno en este tema, me parece necesario aclarar algunos conceptos, sobre todo porque en los seguros de vida con inversión, la parte de “vida” es un seguro, pero el componente de “inversión” no lo es.
Eso hay que tenerlo muy claro. Además, es importante saberlos diferenciar de los seguros de vida que tienen un componente de ahorro garantizado.
Empecemos entonces por el principio. Como hemos hablado antes en este espacio, la protección del patrimonio es parte esencial de la planeación financiera personal, porque en la vida siempre suceden cosas que no podemos prever ni controlar y que pueden destruir lo que estamos construyendo.
Algunos de estos sucesos o “riesgos” se pueden manejar con un fondo para emergencias, pero otros pueden tener consecuencias financieras muy severas. Ahí es donde entran los seguros: su función principal es protegernos o indemnizarnos en caso de que suceda un evento de magnitud importante. Por ejemplo, un incendio que destruya nuestro negocio, una enfermedad grave, la pérdida del principal sostén económico de la familia, entre muchos otros.
Cuando uno lo pierde casi todo, tener un seguro hace toda la diferencia. Nos permite ponernos en pie de manera más fácil y al menos recuperar buena parte de lo perdido. Eso también hace una diferencia al lidiar con las consecuencias emocionales.
¿Qué es un seguro?
Lo primero que hay que entender es que un seguro es un contrato. Mucha gente no lo tiene claro. Y como en todo contrato, ambas partes adquieren derechos y obligaciones.
De esta forma, el seguro nos permite transferir un riesgo a una aseguradora. Ella adquiere la obligación de indemnizar o subsanar un daño causado por un riesgo cubierto en el contrato, hasta los límites pactados.
Nosotros, como asegurados, adquirimos la obligación de pagar una prima. Pero además tenemos que cumplir ciertas obligaciones que son parte de las condiciones del contrato, que se llama póliza.
Por eso es tan importante leerlas. Porque necesitamos tener claras cuáles son esas condiciones de cobertura, cuáles son nuestras obligaciones y también, desde luego, los derechos que adquirimos. Irónicamente, muchísimas personas no tienen ni idea de lo que cubre y no cubre su seguro.
¿Qué es un seguro de vida?
El objeto principal es cubrir las consecuencias económicas de la pérdida de la vida, para nuestros familiares. En México se puede contratar una cobertura adicional que además nos cubra a nosotros mismos en caso de ya no podamos trabajar o generar ingresos, a causa de una invalidez (no me gusta la palabra, pero es la que se usa). Esta cobertura adicional es, desde mi punto de vista, esencial y debemos contratarla siempre que podamos. De hecho, incluso gente joven, que no tiene dependientes económicos, debería tener un seguro de vida con cobertura de invalidez.
Los seguros de vida con inversión incluyen un seguro (en ocasiones pequeño y sólo contra muerte accidental; otras veces un seguro temporal, con una suma asegurada a elección del cliente. La parte de “inversión” son simplemente fondos que quedan en administración de la aseguradora y que son invertidas junto con las reservas técnicas de la misma. No garantizan nada, excepto el derecho del cliente de retirarlas con los rendimientos generados, menos las comisiones por administración.
Hay otro tipo de seguros llamados “dotales” que además del riesgo de fallecimiento (e invalidez, en caso de contratar la cobertura), entregan la suma asegurada garantizada en caso de supervivencia. Y hay seguros de vida entera, usualmente con pagos limitados, que también generan un ahorro garantizado por contrato.
En la segunda parte abundaremos más sobre los pros y los contras que tienen tanto los seguros de vida con inversión, como los seguros de vida con ahorro garantizado.
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Coach en Finanzas Personales
Patrimonio
Ejecutivo de alto nivel en seguros y reaseguro con visión estratégica de negocio, alta capacidad de liderazgo, negociación y gerencia.
Además es columnista de Finanzas Personales en El Economista, Coach en Finanzas Personales y creador de la página planeatusfinanzas.com